Texto: José Luis Merino en El País
Imagen: Michael Ende
En una carta de la editorial alemana Weitbrecht de Stuttgart, me pedían permiso para publicar una entrevista que le hiciera tiempo atrás a Michael Ende, autor de Momo y La historia interminable, entre otras obras. Al año siguiente, 1994, me llegó el ejemplar de un libro del propio Michael Ende, publicado por esa editorial. Se titulaba Zettelkasten, y llevaba por subtitulo Skrizzen & Notizen.
Michael Ende murió en Munich un año más tarde. Pasado otro año, en 1996, el libro se publicó póstumamente en la editorial Alfaguara, bajo el título Carpeta de apuntes, traducido por Carmen Gauger. Se trataba de una antología de relatos fantásticos y versos, baladas y cantos poéticos, además de meditaciones, con el añadido de lacónicos aforismos. En la página 269, con el título La botella mensajera del poeta, aparecía la entrevista.
Quiero suponer que Michael Ende vio detrás de mis preguntas a alguien con parecidas inquietudes a las suyas como escritor. Quizás él mismo se formuló en más de una ocasión esas mismas preguntas...
Las respuestas de Ende compensaban todas las vaguedades y naderías proferidas por algunos de aquellos que llegué entrevistar a lo largo del tiempo que nos mira.
Transcribo un par de respuestas suyas, contestando a dos preguntas mías relacionadas con la dualidad entre lo real y la irrealidad:
“La literatura y la mentira están hechas de la misma sustancia: la ficción. Esta sustancia puede ser una medicina o un veneno, dependiendo de las manos en las que caiga. Puede hacernos videntes o también ciegos. La literatura se hace pasar por irreal y, por ello, crea realidad. La mentira se hace pasar por real y eso produce, crea irrealidad”.
“Los hechos no constituyen ninguna realidad en absoluto. En ello reside la ceguera de este siglo. Un mandarín de China del año 1000, un monje del periodo gótico y un ateo de la Ilustración francesa viven en realidades distintas, a pesar de que los hechos de la vida que los rodean son los mismos. Un hecho no se convierte en realidad más que por el significado y la importancia que nosotros le damos. Esa importancia, ese significado, dependen de la cultura en la que se produzca, y por eso son históricos, variables. Un escritor que afirme con toda seriedad que describe la totalidad “tal como es”, o es tonto o un estafador. Pretende hacernos creer que está construyendo una bola terrestre en la escala 1:1. Dejando a un lado el hecho de que en la práctica eso es irrealizable ¿de qué serviría? ¡Si la bola terrestre ya está hecha!”.
La entrevista concluía con una grave pregunta, a la que dio réplica con una divertida respuesta:
¿La literatura es una larga serie de inicios y rechazos, de audacias y de miedos; más aquellos puños cerrados que refrenan la osadía; más la duda permanente, infinita; más lo que pasa entre nubes que uno jamás ha visto, pero que viene intuyendo desde el mismo día que eligió ser escritor; más lo desprovisto de nombre, lo innombrable...?
" ¡Caballero, cómo se atreve! ¡Saque la mano de mi bolsillo! ¡Mi abogado se pondrá en contacto con usted!".
No hizo falta que su abogado contactara conmigo. Fue el mismo Michael Ende quien deseó hacerme copartícipe en uno de sus libros. Prueba que a veces las palabras piensan y se comportan como nubes de desarrollo vertical, dándose la mano unas a otras cuando menos se espera.
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Jose Luis Merino nació en Bilbao. Vive en esa ciudad. Es autor de 14 libros de arte y literatura. Trabaja en la actualidad en cuatro más, asimismo de arte y literatura. Ha tenido muchas edades. Ahora tiene la edad que representan sus palabras.
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