29.4.14

Jim Boton rescata la teoría de la evolución

Texto: Julia Voss en Faz.net
Imagen: Jim Botón y Lucas el maquinista



En 1963 aparece en Inglaterra el libro Jim Botón y Lucas el maquinista (Jim Button and Luke the engine driver) cuyo comienzo decía: “El país en que vivía Lucas, el maquinista del tren, se llamaba Lummerland y era muy pequeño”, en la isla hay una línea férrea constituida por una sola máquina (Emma) igual que en la Inglaterra del siglo XIX cuando se crea el Stockton and Darlington Railroad Company el primer ferrocarril que transportó mercancía y pasajeros en septiembre de l825 y fue construido por el inglés George Stephenson. 

La tienda de la señora Queé reabastecida semanalmente, recuerda al trabajo realizado por los buques que transportaban el correo en 1841 como el Vapor Royal Mail que  llevaba paquetes de su empresa a Londres y las Indias occcidentales.  La isla es gobernada por un rey que usa pantunflas de cuadros escoceses igual que el rey de Inglaterra William IV cuyo reino cuenta con tres súbditos: el señor Manga, la señora Queé y Lucas el maquinista, representando a su vez a la micro sociedad del s. XIX los ciudadanos, los comerciantes y los trabajadores, el principio de la era industrial.

Tranquila Tragaleguas, la importancia de la terquedad

Texto: Paula Rivera Donoso en Espacio Creamundos
Imagen: ---



Michael Ende debe ser, con toda seguridad, uno de los escritores más valiosos y de mayor calidad literaria en el siempre exigente terreno de la literatura infantil. Lamentablemente, es también uno de los más desconocidos en nuestro país, en parte por la magnífica complejidad de sus dos novelas más famosas (Momo y La Historia Interminable), totalmente lejanas a la ñoñería y complacencia habitual de cierta LIJ chilena, y en parte por la paupérrima labor de difusión que han llevado a cabo las editoriales con el resto de sus obras, estando la mayoría de ellas discontinuadas.

Los buenos reflejos del señor Ende

Texto: Agustín Abreu Cornelio en Suspirar como la Victoria de Samotracia
Imagen: --


Michael Ende es el adalid de la literatura fantástica alemana, privilegio ganado principalmente por La historia interminable y Momo, pero el libro del que deseo hablar es El espejo en el espejo, no tan difundido como los dos anteriores. Sería inexacto definirlo como una colección de cuentos, primero porque si bien la mayoría de las partes del libro pueden leerse de manera aislada, hacerlo así supone mutilar impunemente su sentido y su poética. Y segundo porque no todos los textos cumplen con la definición de cuento. Lo más justo sería decir que es un LIBRAZO o, más mesurado, un conjunto de relatos.

El espejo en el espejo... literatura horizontal

Texto: MiánRos en Literatura horizontal
Imagen: Edgar Ende



Hace unos días terminé de leer, El Espejo en el Espejo, del escritor alemán Michael Ende (1929-1995). Creador de tan magníficas obras como, Momo y La Historia Interminable, esta última se encuentra entre las novelas que más me han cautivado y de la que guardo imborrables momentos.Con esta misma influencia, y deseando encantarme una vez más con la fantasía del escritor germano, me introduje en El Espejo en el Espejo.

25.4.14

El elemento fantástico en la obra de Michael Ende.

Texto: Donaldo García, Valentina Truneanu, Angel Delgado-Gómez en Contexto
Imagen: Momo, pelicula animada


RESUMEN
En el presente trabajo se analiza la forma en que Michael Ende utiliza el elemento fantástico para elaborar su propuesta de literatura infantil y juvenil. Para este estudio, se tomaron en cuenta tres textos de este autor alemán: Momo, La historia interminable y Tranquila Tragaleguas. En cada una de estas obras se trata el tema de la relatividad espacio-temporal característica de lo fantástico: cómo maneja el autor dicha relatividad, cuáles son las constantes en la literatura fantástica infantil y cómo se manifiestan en la obra de Ende. Igualmente, se abordan otros conceptos como la amistad, la soledad y el poder, y qué matices toman en la visión del autor referido.

Palabras clave: espacio-tiempo, fantasía, literatura infantil y juvenil.

Ende el mago, Michael el niño

Texto: vonhou
Imagen: El mago


Michael Ende sentía fascinación por la figura del Pagad, al grado que el 12 de junio de 1985 junto con otros escritores, artistas y gente que gustaba de la literatura formaron un grupo literario llamado Der Pagat (El Pagad). Este personaje también llamado el Mago o el Batelero, es la primera carta del Tarot; cuyos brazos y cuerpo forman la letra aleph , representando así al ser, el espíritu, el Hombre o Dios. En palabras de Ende: "es el uno, es el número mayor, es la unidad inconcebible de todo, encierra en sí todas las oposiciones, es impronunciable o mejor dicho, es una consonante inaudible". 

El Pagad lleva alrededor de la cabeza un nimbo en forma de símbolo de la vida y el espíritu universal. Ante el están las espadas, las copas, los pantáculos y eleva hacia el cielo la varita milagrosa. 

Para el escritor, este personaje es el artista por excelencia y tiene un significado dual, por una parte es un prestidigitador que representa el elemento lúdico del arte, por otra, un mago, aquel que crea con palabras. Mientras el prestidigitador es un facilitador, el mago es un creador y ambos aspectos van unidos en la figura del Pagad quien mediante su arte logra ”jugar y crear un nuevo mundo habitable”

Ende muestra claramente esta figura en un poema homónimo compilado en Carpeta de apuntes, y en un relato de El espejo en el espejo, jugando además con su propio nombre:

Sobre el escenario en la penumbra hay un hombre que lleva un sombrero grande y extraño [  ]. Con la mano izquierda señala hacia arriba y con la derecha hacia abajo [  ], así permanece un ratito sin moverse.
Después se dirige de pronto al proscenio, se quita el sombrero y se inclina profundamente, casi hasta el suelo, delante del niño del último banco.
-    Gracias –dice-, lo ha hecho muy bien.
-    ¿Quién eres tú? –pregunta el niño.
-    El Pagad –contesta el hombre sentándose en el borde del proscenio y columpia las piernas.
-    ¿Y qué eres? –pregunta el niño.
-    Un mago –responde el hombre- y un prestidigitador. Ambas cosas.
-    ¿Y cómo te llamas? –quiere saber el niño.
-    Tengo muchos nombres –contesta el Pagad-, pero al principio me llamó Final.
-    Es un nombre raro –opina, riéndose el niño.
-    Sí -dice el Pagad-, ¿Y tú como te llamas?
-    Yo solo me llamo Niño –dice, turbado, el niño.

***
-    ¿Dónde vives? –inquiere el Pagad.
-    No se puede vivir ya en ninguna parte –contesta el niño-. Yo, en todo caso, no puedo.
-    Entonces yo tampoco –opinas el Pagad pensativo - ¿Qué hacemos?
-    Podríamos irnos juntos –propone el niño- y buscar un mundo nuevo, donde podamos vivir los dos.
-    ¡Buena idea! –dice el Pagad poniéndose su sombrero grande y extraño-. Y si no lo encontramos, inventamos uno.
-    ¿Es que tu puedes?- pregunta el niño.
-    No lo he intentado aún –responde el Pagad-, pero si tu me ayudas … Por cierto, encuentro que deberías tener un nombre de verdad. Te llamaré Michael.


La historia interminable de Michael Ende

Texto: Hector Martínez Sanz en Retrato Literario



La historia interminable representa, por encima de trivialidades, un tributo a la historia literaria y filosófica. Siguiendo la actitud de su admirado Borges, Ende entreteje resonancias y ecos de toda la tradición literaria, desde la antigüedad a lo contemporáneo, en distintas escenas, personajes e interacciones. No hay ni se pretende originalidad, sino escribir sobre lo ya escrito, hacer texto sobre los textos. Intención invisible para una época en que primaba lo original y nuevo, lo distinto hasta la excentricidad. Una época cuyo juicio ha resultado fatal e inapelable para esta obra.

Apenas se sabe que en la novela de Ende resucitan Pegaso, el Ave Fenix, Quirón -el centauro instructor de antiguos héroes griegos-, las Sirenas de Homero, el Oráculo de Delfos, Heráclito, Erebo -divinidad griega del atardecer y la oscuridad-, Fenrir y Jörmungandr -monstruos de la mitología nórdica-, Shahriar y Scheherezade -de Las mil y una noches-, la Alicia de Carroll, Tolkien, Shakespeare, el propio Borges, Novalis -poeta fundamental para Ende-, Freud o una gran parte de Nietzsche, los surrealistas Salvador Dalí, Edgar Ende -padre de Michael- y Hans Bellmer; muy poco se repara en el autobiografismo de la obra, los efectos vanguardistas, del surrealismo en mayor medida… Acaso los admiradores de Tolkien cayeron en varias coincidencias, pero tan sólo aquellas que tocaban a éste. Como es lógico, no tardaron en calificar de plagio y necedad a La historia interminable y su autor -pese a que nunca lo harían con Don Juan Manuel o con el mismo Borges.

La historia sin fin de Michael Ende cumple 30 años

Imagen: Beatrix Colom



GARMISCH-PARTENKIRCHEN

En 1984, la película fue llevada al cine por Wolfgang Petersen y batió varios récords. El presupuesto de 60 millones de marcos no tenía precedentes entonces en el cine alemán.  "La historia sin fin" es seguramente el libro más conocido del escritor alemán Michael Ende (1929-1995).

Desde su publicación en 1979, el fantástico relato vendió millones de ejemplares, se tradujo a numerosas lenguas y alcanzó sobre todo entre los adultos una especie de estatus de culto.

Hasta hoy en día, se siguen publicando enciclopedias sobre el libro, así como ediciones nuevas ilustradas.

24.4.14

La tortuga, un símbolo viviente

Texto: Jacques Prestreau en Cheloniofilio

     

La tortuga, animal que existe desde hace más de 250 millones de años, omnipresente en la memoria de los hombres y las civilizaciones, un día no será más que un nostálgico recuerdo. Recordemos entonces… los símbolos están ligados esencialmente a culturas y tradiciones antiguas que toma el mundo contemporáneo y de las cuales queda impregnado. No es sorprendente constatar que son las antiguas civilizaciones, principalmente en las regiones rurales y de montaña, en las cuales los símbolos tuvieron más importancia. En relación al carácter particular de la tortuga, encontramos cuentos o leyendas ligados a arquetipos simbólicos. Evocaremos creencias, leyendas, y recurriremos a la cosmogonía, es decir, la representación del mundo y su creación en las civilizaciones antiguas. Tanto en Extremo Oriente (China, Japón, Vietnam, Corea, India, El Tíbet…) como en América del Norte (desde México hasta Alaska), la tortuga es, ante todo, el soporte del mundo. Casi en la totalidad de las civilizaciones antiguas del mundo entero (de las cuales aún algunas existen, como el pueblo aborigen de Australia, China o Vietnam) la tortuga siempre ha sido siempre un símbolo de sabiduría y longevidad. Esto se debe evidentemente a su larga vida y a su indolencia, pero al mismo tiempo a su discreción frente a los eventos que marcan el ritmo del mundo. La lentitud de su desplazamiento la hace figurar como digna representante de la sabiduría…y del arte de tener toda la eternidad delante de sí.

Momo: el juego del tiempo


Texto: Ángel Alonso Salas, en Paradojas
Imagen: Momo de Laczo



A manera de introducción:

El problema del tiempo es una de las temáticas que mayor atención y pasión han generado en los grandes filósofos, científicos, artistas y pensadores. ¿Por qué no hacer mención de las secciones de Las confesiones de San Agustín, en donde se narra de manera magistral, un acercamiento a aquello que es el tiempo, o bien, hablar de los conceptos y teorías de Isaac Newton o de Albert Einstein que desarrollaron sobre este tema, en diferentes campos de la ciencia? ¿Por qué no hacer alusión a la Persistencia de la memoria de Salvador Dalí, al marketing de marcas como Swatch o Nivada, o bien, apelar al símbolo e imagen del reloj de arena? Sencillamente, porque la pretensión de este escrito es mostrar la manera en la que Michael Ende, de una manera lúdica, sencilla y seria, transmite aquello que es el tiempo, por medio de una novela infantil-juvenil: Momo. A través de la trama de una historia y del recurso de una serie de personajes como Casiopea, el maestro Hora, Momo, los hombres grises, Beppo el barrendero, etc., la novela de Ende, plantea todas las implicaciones y entramado implícito en la comprensión de aquello que ha sido uno de los mayores inventos de la especie humana: el tiempo.

Ac Ek la estrella tortuga

Imagen: códice maya



Una leyenda maya cuenta que la luna y el sol escaparon de la destrucción huyendo cubiertos con el caparazón de una tortuga; gracias a eso, la luna hizo su recorrido a salvo dentro de la concha de este animal. En los códices mayas, el sol se representa llevando el caparazón de una tortuga; la insignia de uno de los cuatro Bacabs que están colocados en los puntos cardinales para sostener los cielos es también un caparazón.

La primera imagen de una tortuga se vio en la Creación, era el "Comienzo" y, por lo tanto, una función del tiempo. En ese momento, el Dios del Maíz o Primer Padre renació de una grieta en el caparazón de una tortuga. Entonces, en este lugar de origen --el Cinturón de Orión-- los dioses hicieron un hogar para encender el primer fuego de la Creación. De hecho, a las estrellas de Orión se les identifica con piedras de ese hogar A propósito del tema, José Fernández comenta: "Orión era representada como una tortuga en el cielo, denominada Ac Ek ó "estrella tortuga" y considerada el lugar de la creación en la cosmología maya. Aparece como una constelación en forma de tortuga en los códices de París  y de Madrid, como deidad  en Kelley, como "tres piedras" o "tres estrellas" en Bonampak y en los códices de Madrid y de Dresden, y como un caparazón, o hendidura de nacimiento y renacimiento, en el códice Nuttal y en el Rollo Selden"

23.4.14

Momo versión ilustrada


Imagen: Friedrich Hechelmann



Como un homenaje póstumo a los ochenta años del nacimiento del escritor alemán Michael Ende, su casa editorial Thienemann Verlag lanza una edición limitada de Momo, ilustrada por Friedrich Hechelmann, la edición cuenta con 256 páginas y tiene un costo aproximado de 39,90 euros.

Aqui el video que muestra al propio Hechelmann creando las ilustraciones y un par de imagenes que se pueden encontrar en esta edición:









Momo, de Michael Ende, llegó a las librerías hace 40 años

Texto: La Jornada
Imagen: Michael Ende



La novela sobre la niña huérfana que devolvió a las personas el tiempo robado ha vendido más de diez millones de ejemplares.

Stuttgart. 

Seis años enteros se tomó Michael Ende para escribir Momo, la novela sobre la niña que devolvió a las personas el tiempo robado por los hombres grises.

La primera edición de la novela llegó a las librerías hace 40 años el 1 de septiembre de 1973. Hoy es parte del canon de literatura para niños y jóvenes. Momo fue traducida a 46 lenguas y ha vendido más de diez millones de ejemplares en todo el mundo, indica la editorial alemana Thienemann.

Momo una lírica metáfora contra la modernidad

Texto: Néstor Hernández Pérez en Arcana Mundi
Imagen: Michael Ende



Tras finalizar la crítica a la obra de Exúpery; El Principito, comenzamos este periplo por la obra cumbre de Michael Ende; Momo.

A diferencia de la obra del francés que incidía en lo humano a través del concepto claro, directo y simple, Ende prefirió poner en tela de juicio la idoneidad, e incluso sana operatividad de nuestro modelo civilizatorio por medio de la figura literaria por excelencia, la metáfora. Pero su obra no es sólo un mero juego estilístico, no hemos de picar en la trampa de caer en el ramplonero formalismo, (siempre acabo insistiendo en lo mismo) entre otras razones porque el simbolismo de la iconología tradicional es muy poderoso, y Ende no se priva de usarlo.

Momo de Rescepto

Texto: Sergio Mars en Rescepto indablog 
Imagen: froggiechan



Gracias al éxito monumental (y merecidísimo, para variar) de “La historia interminable” (publicada originalmente en 1979, aunque su proyección internacional se dio entre 1982 y 1983), el mundo descubrió a Michael Ende, un escritor alemán que publicaba (de forma destacable pero no exclusiva) novelas infantiles de fantasía, dirigidas, según sus propias palabras, a niños de entre 8 y 80 años. Tocaba pues recuperar su obra anterior, y Alfaguara no tardó en llevar a las librerías “Momo”, un libro de 1973 (que había ganado en 1974 el Premio Alemán al Libro Juvenil) cuyo éxito terminó de cimentar la fama de su autor.

Se trata de un libro distinto de la bicromática obra maestra que le abrió las puertas. Mucho más simple y humilde. No podía ser de otro modo. Después de todo, “Momo” es una invitación a disfrutar de la vida y de las cosas sencillas. Por debajo de esa sencillez, sin embargo, como en toda la obra de Ende, existen reflexiones que llegan muy hondo; tanto que sólo alcanzan pleno impacto transmitidas, con su lenguaje y por medio un vehículo expresivo apropiado (la fantasía), a los niños (y no me refiero sólo a los infantes propiamente dichos, sino también a los niños que todos llevamos dentro).

Momo: maestra de escucha y silencio interior

Texto: Alvaro Abellan en Dialogical Creativity
Imagen: Minimuff007




La escucha activa es un tema recurrente tanto en las técnicas de comunicación interpersonal como en las de negociación, de convivencia familiar, etc. Sin embargo, es un tema poco trabajado en el ámbito de la comunicación social. Quizá la razón es que parece algo evidente: sin escucha no hay comunicación. El comunicador debe saber escuchar (a otros, a la realidad, a sí mismo) para poder decir algo. Dicho con radicalidad: cualquier palabra valiosa es hija de la escucha. Y esa máxima vale para un profeta y para un tuitero, pasando por un periodista, un publicitario o un guionista. Sin embargo, el tema no es tan evidente (como reflejan los estudios sobre negociación o sobre comunicación interpersonal), porque hay diversas formas de escuchar, así como diversos grados o niveles de escucha. En última instancia, la escucha radical exige algo que es muy difícil, y que está más allá de toda técnica. La escucha radical exige silencio interior.

22.4.14

Las esfinges, la primera puerta

Imagen: Inpha



Michael Ende se quejó amargamente del trabajo realizado por Wolfgang Petersen al llevar al cine su libro de La historia interminable; sobre las esfinges que aparecen en la película, Ende comentó “Las esfinges son probablemente lo más vergonzoso de esta cinta, parecen un par de nudistas con mucho busto en mitad del desierto”, esto debido a que el parecido de las esfinges descritas por él en su libro distaba mucho de las esfinges de la película de Petersen.

Guemmal o Gyges

En La historia interminable se hace referencia al cinturón Guémmal, un cinturón que lograba hacer invisible a su portador, este es un regalo de Xayide a Bastián y su descripción es: “Un estrecho cinturón que parecía una especie de cadena de elementos móviles. Cada uno de los elementos y también el cierre eran de cristal transparente”

Cuando Bastián le utiliza por primera vez: “sólo lo sintió, porque ya no pudo verse a sí mismo, ni su cuerpo, ni sus pies, ni sus manos”

21.4.14

Notas curiosas

Imagen: Jan



En 1937 mientras Ende cursaba la primaria en Wilhelm, muere de neumonía su amigo Willie. Años más tarde, Ende reavivaría la imagen regordeta y con cabello castaño de su amigo fallecido en Bastian, protagonista de La historia interminable. Cuando Bastian se encuentra en el desván de su escuela leyendo el libro, piensa: "Y si se pusiera enfermo ahora...¿qué seria de él? Por ejemplo, podía contraer una pulmonía como Willi, el más joven de su clase. Entonces tendría que morirse en el desván completamente solo"


El septenario

La travesía de Atreyu para orientar su búsqueda, dura siete días y siete noches.
El primer día luego de partir llega a los Montes de plata; al segundo día al País de los arboles cantores y sueña por primera vez con el Gran Bufalo; al tercer día llega a las Torres de cristal de Eribo. y sueña nuevamente con el Gran Bufalo, al séptimo dia llega al Bosque de Haule, sueña por ultima vez con el Gran Búfalo quien lo orienta, enviándolo con la vetusta Morla. Ese día Atreyu se acerca a  la Nada. Luego, cuando Atreyu entra al Templo de Uyulala y conversa con ella, pasan siete días y siete noches, aunque él no lo nota y supone que sale el mismo día que entró.

Pero esa es otra historia

Texto: Michael Ende
Imagen: Josué




Durante el largo tiempo de espera, los cuatro desiguales mensajeros se hicieron muy amigos, y también luego siguieron juntos. Dichos mensajeros eran: Blubb el emisario de los fuegos fatuos, Pyernrajzark el enviado de los Comerrocas, Uckuck el enviado de los Diminutenses y Vuschvusul el enviado de los silfos nocturnos.

Enguivuck se hizo muy famoso, incluso el mas famoso de los gnomos de su familia, pero no por sus investigaciones científicas.

Bastián no sabia que no cumpliría su promesa, volver al Desierto de Goab. Mucho, solo muchísimo tiempo después vendría alguien en su nombre y la cumpliría por él.

Me gustaría poder contarles a mis hijos y nietos que lleve al Salvador y fui la primera en saludarlo (Yicha)

Las historias, poesías y canciones que presentaron (los Amargancios) eran emocionantes, alegres o también tristes pero exigirían aquí demasiado espacio, en total fueron unas cien.

Hynreck el Héroe consiguió llegar a Morgul el País del fuego Frío. Penetró también en el Bosque petrificado de Wodgabay y supero los tres fosos que rodeaban el castillo de Ragar. Encontró el hacha de plomo y venció a Smerg, el dragón. Luego devolvió a Oglamar a su padre, aunque ella estaba ya dispuesta a casarse con el. Pero entonces fue el quien ya no quiso.

En la caravana había temperamentiks, cefalópodos, sombras picarescas, mujercitas salvajes, gnomos, azafranios, yinnis azules, faunos, silfos nocturnos, elfos, duendes, jinetes en mariquitas, un gallo gigante, un ciervo en dos patas y cornamenta dorada, hormigas cobrizas con yelmos, rocas errantes, animales flauta, charcaderos, bis y todos ellos pedían una historia propia.

Pataplán el hijo de Yicha y el Pegaso sería muy famoso.

Comenzó la discrepancia en Guigam el Monasterio de las Estrellas entre los tres Pensadores Profundos, que muchos años después hizo que se disolviera la cofradía y que Uschtula Madre de la Intuición, Schirkrie el Padre de la Visión y Yisipu el hijo de la sagacidad fundaran un monasterio cada uno.

Existen en Fantasía innumerables canciones y relatos que hablan del día y la noche de la sangrienta batalla de la Torre de Marfil, cada uno de los que participaron en ella, lo vivió de manera diferente.

En el arbusto quedó una cosa brillante, que Bastián perdió: el cinturón Guemmal, unos dicen que más tarde fue encontrado por una urraca que no sospecho que era aquella cosa brillante. Se lo llevo a su nido y con ello empezó otra historia.

Escarbo la tierra con las manos, en el agujero dejó a Sikanda... "nunca mas ocurrirán desgracias porque alguien te desenvaine contra un amigo y nadie te encontrará aquí... hasta que se olvide lo que ocurrió por tu culpa y por la mía"... Entonces cubrió otra vez el agujero y puso por fin musgo y ramas sobre el lugar, a fin de que nadie pudiera descubrirla y ahí está Sikanda hasta hoy. Porque solo en un futuro llegará alguien que podrá tocarla sin peligro.

Hysbald, Hydorn y Hykrion emprendieron cada uno, un viaje para encontrar a Bastián, sin lograrlo.

Bastián Baltasar Bux les enseñaría a muchos el camino a Fantasia para que llevasen el Agua de la vida a la Tierra.


Peliculas de La historia interminable

Texto: michaelende
Imagen: fotogramas de La historia interminable




Después de cuatro años de negociaciones, complicaciones y problemas; la versión fílmica de La historia interminable finalmente fue completada en 1984. Como director contó con Wolfgang Petersen, quien había encontrado la fama por la pelicula de guerra Das Boot (El submarino); la banda sonora fue compuesta por Klaus Doldinger y en total la pelicula tuvo un costo de 60 millones de dolares, una suma inconcebible para una producción alemana en ese tiempo.


15.4.14

Wusel Arts y otras ilustraciones a La historia interminable


Imagen: Wusel Arts


Un trabajo muy interesante es el de Lara Wertenbruch (Wusel Arts) quien ha elaborado una cantidad considerable de ilustraciones para La historia interminable y creado a partir de ellas una edición especial del libro con 552 páginas y un formato de 18 cm x 25 cm.

La portada muestra a los principales personajes de la historia, más otras tantas figuras y escenas que sugieren la abundancia de eventos presentados en el libro.

Pero, dado que los derechos aún los conserva la editorial Thienemann Verlag, quienes no están interesados en crear una nueva edición del libro, este ejemplar de Wusel Arts no puede ser adquirido en librería o tienda alguna, salvo en su tienda wuselshop en donde además incluyen tres imagenes tipo postal con la entrega del libro.

En su sitio de Deviantart encontramos algunas de estas ilustraciones.

Y ya hablando de este sitio artístico, existe un grupo que alberga ilustraciones basadas en La historia interminable, este es Oglais-Garden, esperemos que siga nutriéndose de trabajos.


Ende, Fantasia y Marx

Texto: La novela "La historia interminable” y el pensamiento crítico-filosófico de Carlos Marx por Julio Pino Miyar en Encontrarte
Imagen: Edgar Ende



El autor alemán de literatura para jóvenes Michael Ende (1929 – 1995) creó con su célebre novela “La historia interminable”, una de las más fecundas alegorías contemporáneas sobre los problemas que registra la conciencia en su inmersión en el mundo de los símbolos y los mitos culturales.

Nuestra psicología no sólo representa, en su comportamiento y motivaciones, el reflejo directo de la realidad circundante sobre la base del conocimiento sensible, por la sencilla razón de que la conciencia es también producto de una historia y un lenguaje que la remite a temas mucho más generales en cuanto universales. Las ideas arquetípicas y los mitos existen y proliferan así entre nosotros. Son ellos expresión formal de contenidos simbólicos que habitan en nuestra mente y de los cuales emanan atributos conceptuales, los cuales se desarrollan y transforman en el tiempo.

Fantasia en peligro

Texto: Manuel Santos Varela en El escritor en su laberinto
Imagen: promocional de Tales from The Never Ending Story



Si has leído la sección CINE habrás visto el cartel de la película LA HISTORIA INTERMINABLE bajo el título "Las seis películas que menos me han gustado en toda mi vida".

Sí, sí, ya sé que hay gente que se escandaliza al saberlo, gente que se emocionó con las andanzas de Atreyu cuando la vio en el cine y no entiende cómo puede haber alguien que tenga dicha película entre las 6 peores de cuantas ha visto, y eso habiendo visto algunos cientos. 
Esas personas, invariablemente, no habían leído antes la novela. Si la hubiesen leído habrían hecho en el cine lo mismo que yo: vomitar.

Pero hoy no voy a hablar de esas personas.

Ouroboros o de la eternidad

Texto: Rocío Arenas Carrillo en Noemágico
Imagen: cubierta de La historia interminable



El ouroboros es el dragón o serpiente que queda encerrada sobre sí misma al morderse o «comerse» su propia cola, es el símbolo que representa la unión del principio ctónico de la serpiente, y el principio circular del mundo celeste. Esto lo confirma el hecho de que en algunas imágenes es mitad negro y mitad blanco, significando la oposición de diversas nociones como el cielo y la tierra, el bien y el mal, el día y la noche, el yin y el yang, y de todos los valores que portan tales opuestos. En un manuscrito de alquimia, el ouroboros posee la mitad negra —símbolo de la tierra—, en comunión con la otra mitad blanca moteada de puntos que representan las estrellas —el cielo—, aunado a la metáfora celeste del dragón. En griego se denomina Ouroboros, y en algunas de sus representaciones lleva por complemento la inscripción que dice: Hen to pan (el Uno es el Todo).

14.4.14

Un desierto de color y un lago de lágrimas

Texto: Aida Miguez en Rambla



Goab, el desierto de colores recién nacido en Fantasía –y sin embargo tan antiguo, tan arraigado en la memoria– es el lugar que crece a partir del deseo de Bastian de completar su recién adquirida belleza con coraje y resistencia. El niño atraviesa el desierto para conquistar el don, y allí, en el corazón de arena, bajo un cielo de luz que transforma la tórrida superficie desértica en un mar de infinitos colores, aparece Graógraman, el león de Goab: fuego, luz, destrucción; «muerte de colores» es la aposición que expone su esencia, igual que siempre en La historia interminable nombres y adjetivos descubren los rostros y las costumbres de cada criatura que habita Fantasía. Fuchur es el «dragón de la suerte», que nunca cae en la desesperanza. La Emperatriz Infantil, la niña «concesora de deseos, de ojos dorados», espíritu ubicuo del reino. Ygramul es «los muchos», algo que cambia constantemente de forma, pues su unidad está compuesta de múltiples figuras, es pluralidad.

Autorreferencialidad y metaficción en La historia interminable

Texto: Florencia Raffaghelli
Imagen: Noia Land



Una pregunta

La historia interminable de Michael Ende comienza con una pregunta. Con el libro de las tapas color cobre entre las manos, justo antes de que su lectura lo transforme para siempre, Bastián se enfrenta a una duda que, sutilmente, también involucra al lector:

“Me gustaría saber”, se dijo, “qué pasa realmente en un libro cuando está cerrado. Naturalmente, dentro hay sólo letras impresas sobre papel, pero sin embargo… Algo debe de pasar, porque cuando lo abro aparece de pronto una historia entera. Dentro hay personas que no conozco todavía, y todas las aventuras, hazañas y peleas posibles… y a veces se producen tormentas en el mar o se llega a países o ciudades exóticos. Todo eso está en el libro de algún modo. Para vivirlo hay que leerlo, eso está claro. Pero está dentro ya antes. Me gustaría saber de qué modo” (1).

La historia interminable, una gran oportunidad perdida

Texto: José Miguel García en La mano del extranjero
Imagen: cubierta de La historia interminable



Sin lugar a dudas, La historia interminable fue el gran éxito de la literatura fantástica juvenil anterior a la aparición del fenómeno Harry Potter. Es decir, fue el libro que los padres se apresuraron a comprar a sus hijos para leerlos ellos también, hasta el punto de acabar saliendo del reductor espacio de partida y acceder al público en general. (Aunque tengo la impresión de que, poco a poco, está cayendo en el olvido.) De entrada, La historia interminable llamaba la atención por el particular cuidado de su edición. El libro tenía una cubierta de color cobre en la que destacaba un signo ovalado formado por dos serpientes que se mordían mutuamente su cola (variante del ouroboros, símbolo antiquísimo del eterno retorno, con una sola serpiente). En el interior, las letras estaban impresas a dos tintas, cobre y verde esmeralda, de acuerdo con la división de la historia entre el mundo real y Fantasia, y cada capítulo venía encabezado por una ilustración a toda página con dibujos alusivos su contenido, amén de una enorme letra capitular, obra toda de Roswitha Quadflieg. 26 capítulos, además, para las 26 letras del alfabeto latino, desde la A a la Z.

30 años de La historia interminable de Michael Ende





Si se llama “juego de espejos” a la vocación de ciertas obras para volcarse en sí mismas y poner al descubierto los múltiples niveles de lo real, esta vocación y sus métodos no pueden sino calificarse como indirectos en tanto evaden las lecturas unívocas sobre el mundo. La vocación por lo indirecto, la herencia de las grandes obras que renuncian a lo lineal con objeto de que no se diluya su totalidad, define el caso del escritor alemán Michael Ende (1929-1995) en el libro que con mayor fortuna incursionó en el territorio de la magia y la fantasía en el siglo XX: La historia interminable (1979; Alfaguara, Madrid, 1983). Atento receptor de los reflejos agudos, Ende asume la suprema aventura de un libro especular en donde los mundos de lo objetivo y lo subjetivo, al integrarse sin eliminarse mutuamente, encarnan una tercera magnitud sin nombre. Es esta última la que centra a la novela; es la historia de esa tercera magnitud la que el texto narra.

11.4.14

Michael Ende o la Fantasía como subversión

Texto: Paula Rivera Donoso en Tierra de Fay
Imagen: The hapiness light de Uxuee



En un día como el de ayer, hace ochenta y cuatro años, nació Michael Ende, uno de los más grandes autores de Fantasía que nos ha dado este mundo, y también uno de los más enérgicos y subversivos.

De buenas a primeras, parecería difícil asociar ambos términos con aquellos imaginarios desde los que Ende escribía, a saber, la Fantasía y la literatura infantil y juvenil (LIJ), pero en realidad este desconcierto sólo se debe a una mirada reduccionista de ambas. 

Desde los orígenes de las primeras comunidades, la Fantasía ha tenido un rol fundacional y esencial al momento de hacernos intentar aprehender la experiencia de estar vivo en un mundo como el nuestro, expandiendo a través de la imaginación humana los límites que la inmediatez y concreción del realismo nos han impuesto. Límites, desde luego, engañosos, en la medida en que la existencia y su sentido trascienden lo que se puede percibir con los sentidos. Esa certeza irracional, la misma que hace que nuestros ojos derramen lágrimas sin ninguna lógica ante una emoción potente, es lo que la Fantasía acoge y amplifica a partir de la ficción, para convertirse en algo más importante y cierto que la realidad: en la Verdad. 

Sobre mitos antiguos y héroes modernos


Texto: María del Carmen Jiménez Ariza en Revista Álabe
Imagen: Michael Ende




Una relectura de La Historia Interminable a partir de El héroe de las mil caras.


Cuando cifras y figuras
ya no sean clave de todas las criaturas,
cuando quienes cantan y besan
sepan más que los hombres de honda ciencia,
cuando el mundo regrese al mundo
y a la vida en libertad,
cuando se unan luz y sombra
en verdadera claridad,
y en cuentos y poesías se descubran
las verdaderas historias del mundo,
entonces, ante una palabra secreta
volando se irá todo el ser alterado.
Novalis (2)


A modo de introducción: ¿un libro de fantasía, sin más?
En el género literario de la literatura infantil, la fantasía se erige, posiblemente, en el subgénero más conocido y apreciado por los lectores. Habitualmente, las obras de fantasía suelen presentar lo que podemos llamar un “mundo paralelo”, independiente pero relacionado con el mundo real, en el cual habitan seres imaginarios que suelen regirse por otras leyes vitales y temporales.

Además, es usual encontrar en muchas de estas obras la doble finalidad horaciana de docere et delectare, ya que, por una parte los mundos fantásticos presentan una serie de similitudes y diferencias con nuestras sociedades que dan pie a observar el mundo real desde otras perspectivas y, por otra, ayudan a fomentar la imaginación. Es frecuente también que los niños protagonistas posean autonomía o cierta independencia: se aparten de la protección paterna, les falte alguno de sus progenitores… lo que posibilita la exclusión de ciertas dosis de pragmatismo adulto que limitarían los peligros y riesgos inherentes a la aventura. Así, el recurso de la fantasía es útil para solucionar problemas reales de forma imaginativa, ofrecer una vía de escape a una existencia anodina o desgraciada, enfrentar al protagonista a situaciones problemáticas que requieren echar mano del valor, la astucia o la inteligencia para su resolución. De igual forma, la fantasía puede ser un eficaz vehículo para la enseñanza de la moral y la ética, puesto que el viaje al mundo fantástico también implica cruzar una frontera social. Llegados al mundo imaginario, los aventureros deben conocer las leyes que lo rigen, comprender la idiosincrasia de sus habitantes, luchar contra el mal en alguna de sus facetas, etc. Esto posibilita que, antes de volver al mundo real, el protagonista sufra una metamorfosis: ha adquirido otros valores o virtudes, ha conocido la forma de actuar de los adultos, ha tomado decisiones de envergadura. En este sentido, podemos afirmar con Pérez Valverde (2002: 168) que la mayoría de las fantasías son Bildungsroman, es decir, novelas de educación (3).

Por lo que respecta a la recepción crítica del género, los estudios se han abordado “desde una doble perspectiva: de una parte, como fenómeno que hunde sus raíces en el inconsciente, los arquetipos y la tradición mítica; de otra, como producción cultural propia de una época e ideología, y como tal portadora de valores” (Pérez Valverde, 2010: 297). La primera de las citadas es una corriente de análisis denominada “crítica mítica” que, desde una perspectiva antropológica, estudia los mitos y símbolos presentes en la literatura y en los cuentos populares. Uno de los máximos exponentes de este movimiento es Joseph Campbell, que explica los grandes mitos a partir del concepto junguiano de inconsciente colectivo, entendido éste como el sustrato simbólico de carácter ancestral que se constituye en influencia universal y es recurrente en todas las civilizaciones. Estos mitos, estrechamente relacionados con la psique humana, son una manifestación cultural de la necesidad universal de hallar una explicación a la realidad global. En consonancia, los motivos que hallamos en los cuentos tradicionales componen un lenguaje de imágenes que contiene valores universalmente aceptados. En Campbell, la figura del héroe es el mito primordial: los ciclos por los que atraviesa (partida, iniciación, apoteosis y regreso) son comunes a todas las culturas y reaparecerán a lo largo del tiempo en cuentos, mitos y leyendas hasta llegar a la mismísima actualidad. Así, afirma (1972: 27):

Como veremos, la aventura del héroe, ya sea presentada con las vastas, casi oceánicas imágenes del Oriente, o en las vigorosas narraciones de los griegos y romanos, o en las majestuosas leyendas de la Biblia, normalmente sigue el modelo de la unidad nuclear arriba descrita; una separación del mundo, la penetración a alguna fuente de poder, y un regreso a la vida para vivirla con más sentido (Sidartha Gautama, Prometeo, Jasón, Eneas o Moisés).

Nos proponemos en este trabajo analizar la obra de Michael Ende bajo el prisma de las teorías de Campbell, en un intento de corroborar que, también en el imaginario del autor alemán (1972: 25), “los arquetipos que han de ser descubiertos y asimilados son precisamente aquellos que han inspirado, a través de los anales de la cultura humana, las imágenes básicas del ritual, de la mitología y de la visión.”


2 - El imaginario poético de Michael Ende
Las discusiones diacrónicas sobre el discurso estético se han alineado, históricamente, en torno a dos conceptos: la mimesis, entendida como una representación de la Naturaleza, o la fantasía, defendida por San Agustín como forma de conocimiento de la creación divina. Desde ellas, diversas corrientes han enfatizado uno u otro matiz:

Así, la estética del “arte por el arte”, mantenida por Kant, Schiller, Hegel… se refiere a la autonomía artística, que no se justifica por fines didácticos o morales, sino en función de su capacidad para desvelar fantasías o misterios. En estas propuestas subyace el escepticismo hacia el auge de lo científico: si algo puede aportar la literatura a la humanidad es belleza.

Otra corriente concibe la literatura como ficción: es un ideal superior a la imitación, pues limpia el mundo imperfecto y nos hace disfrutar la realidad en un plano más profundo y elevado (Poe. Baudelaire, Young, Home). Sin embargo, las formulaciones neoaristotélicas (Rimbaud) propugnaron una concepción de la literatura como vía de conocimiento de las profundidades psicológicas del ser, es decir: la literatura como forma de conocimiento.

El Romanticismo, por otra parte, se decanta por la concepción de la Literatura como evasión: una vía idónea para escapar del mundo cotidiano y crear uno nuevo, postura que ya recogían los clásicos (Homero, Virgilio, Eurípides) y la poesía bucólica de las épocas helenística y renacentista.

Finalmente, encontramos la creencia en una Literatura como protesta, o literatura comprometida: Sartre aboga por el escritor que asume su papel como desvelador de los comportamientos humanos para transformarlos. La literatura pasa así de héxis (literatura burguesa de mero consumo) a praxis (agente de cambio revolucionario).

En su Carpeta de apuntes, un valiosísimo documento para analizar la obra de Ende (2002: s. p.), el autor se confiesa deudor del Romanticismo alemán, y dice formar parte de una especie de “casta”, los denominados “indígenas centroeuropeos”. De sus palabras, es fácil adivinar las corrientes literarias que han influido en sus creaciones:

Hasta entonces, nosotros proseguiremos a nuestra manera el combate. Nuestra religión se llama poesía. Creemos que la poesía es una necesidad vital, elemental del hombre, a veces más vital que comer y beber (...). La poesía es la capacidad creativa del hombre para sentirse y reconocerse siempre de una forma nueva en el mundo, y para sentir y reconocer al mundo en sí mismo. Por eso, toda poesía es, por esencia, antropomórfica o dejará de ser poesía. Y, precisamente por eso, toda poesía tiene afinidad con lo infantil. Nosotros los indígenas decimos incluso: es lo que hay en el hombre de eternamente infantil.
Si nos retrotraemos al contexto existencial del que bebe el autor, asistiremos a una corriente intelectual en la que el espíritu materialista imperante crea el efecto que Max Weber denominó de “desencantamiento del mundo”, un estado de consciencia en el cual todos los mitos y las concepciones mágico-religiosas han sido sustituidas por una visión positivista del mundo, basada en la suposición de que todo lo que existe debe ser comprendido, comprobado y refutado por el análisis científico. Desde esta óptica, la poesía es mera estética y, por tanto, inútil. Muy al contrario, Ende (1996) sostiene que una buena poesía transforma al mundo, y ello en un contexto creativo en el que la literatura elige al nihilismo o la ironía como génesis creadora:

El escritor estaba por así decir ante un imaginario tribunal de justicia, ya fuese como fiscal del Estado o como defensor y abogado, y su libro, su pieza teatral, su poema tenían que probar algo: una culpa, un hecho social, un desarrollo histórico. Esa prueba era después examinada con vistas a su carácter conclusivo, era refutada, se presentaban pruebas en contra, que eran refutadas a su vez, en resumen, se veía toda la literatura desde una única perspectiva, la del argumento. Esto valía también para el libro infantil y hasta para los libros ilustrados. […]. Lo que yo ataco decididamente es ese rabioso dogmatismo que propugnaban y siguen propugnando los representantes de tal literatura. […].La Odisea y la Ilíada, Las mil y una noches, Don Quijote de La Mancha, nuestros cuentos populares, el Fausto, las grandes novelas de Balzac o Dostoievski, los dramas y las comedias de Shakespeare: todas ellas ni prueban ni refutan nada. Son algo. Presentan mundos pero no explican el mundo.

Ese “indigenismo” recalcitrante que instaura en Ende un pensamiento divergente será, posiblemente, el propulsor de una necesidad existencial que lo acercará al surrealismo que conociera a través de su padre, el pintor Edgar Ende (con él descubre a Goya y a Chagall, y de cuyas imágenes pictóricas parece nutrirse su obra), y que más tarde lo llevaría a la literatura fantástica de la mano de sus admirados Jorge Luís Borges y Kafka, claras influencias de su literatura “adulta” (El espejo en el espejo, El ponche de los deseos), así como J. R. R. Tolkien lo será de su literatura infantil y juvenil. Como confeso deudor de Borges, además, toma ideas y recursos dialécticos, y la afición por recrear escenarios laberínticos u oníricos. En lo literario, decíamos, se confiesa heredero del romanticismo alemán y, particularmente, del poeta Novalis, presente tanto en su interpretación mística y panteísta del universo, como al afirmar que no busca verdades objetivas sino sabiduría, que su religión es la poesía y que poesía “es la capacidad creativa que tiene el hombre de vivirse y de reconocerse a sí mismo una y otra vez en el mundo y al mundo en sí mismo”, y que “por eso toda poesía o es, en su esencia, antropomórfica, o dejará de ser poesía”.

Desde estas concepciones Ende realiza en su obra una contundente crítica de la sociedad. Para él, las grandes amenazas de la civilización son las guerras, los conflictos sociales o la pobreza5, todo ello debido a la pérdida de sentido de la vida y expresado magistralmente en La Historia Interminable con el dominio de la Nada.

El recurso a la fantasía, por tanto, será para él una forma de expresar simbólicamente los sentimientos del alma, algo que ya fue utilizado por los pueblos primitivos en los que, por otra parte, tanto se interesó. Así, el sentido de la existencia, el valor de la libertad, las paradojas espacio-temporales que constituyen el entramado de sus textos, suponen el redescubrimiento de otra realidad oculta que puede coexistir con la cotidiana y mejorarla, como él mismo explica (2002: s. p.): “Un reino mágico de imaginación y fantasía a la cual es preciso viajar para tornarse vidente. Entonces se puede volver a la realidad exterior con una nueva conciencia transformada, y transformar esa realidad o por lo menos, vivirla de manera diferente”. Esta primacía del sentimiento y la imaginación que advertimos en Ende, ese “Sturm und Drang” impetuoso que exalta la intuición creadora y se rebela contra una visión convencional y pragmática del mundo es, sin duda, fiel reflejo de la estética romántica que tanto influyó en el pensamiento y obra del autor alemán.

Por eso, en el Bastián de su Historia Interminable está simbolizada la vida interior del hombre, la creación de una nueva subjetividad que busca lo que el gran romántico alemán, Novalis, había buscado ya antes: “den geheimnisvollen Wegnachinnen”, el camino misterioso hacia el interior, que en realidad es la senda que lleva a la libertad del individuo.

Pues como existencialista por herencia y vocación, la fascinación de Michael Ende por los enigmas de la libertad cobra forma en La Historia Interminable: se evidencia, pongamos por caso, cuando Atreyu debe cruzar las tres puertas para llegar al Oráculo del Sur y cuando Bastián entra en el castillo cuyas puertas conducen a cualquier lado. Las respuestas de ambos, tan próximas y tan lejanas entre sí, ponen de manifiesto la vivencia misma de la libertad. La puerta es el símbolo predilecto de Ende para representarla, porque toda puerta pide ser abierta y a la vez encierra algo misterioso que incita a la reflexión y a la libertad personal de optar por ese descubrimiento. De esta forma, la libertad adquiere toda su significación en la expresión “haz lo que quieras”, afirmación de un concepto de libertad que Bastián tiene que ir aprendiendo porque es difícil que, en puridad, uno sepa realmente qué es lo que quiere.

Esto da sentido, además, a otra cualidad de la obra: la reflexión sobre el lenguaje y la importancia que da a las palabras. Veremos cómo “El Gran Lenguaje” se erige en el nexo que une a la amalgama de habitantes de Fantasía. Además, Ende llena sus páginas de juegos de palabras y de enigmas en los que las propias palabras se convierten en reflexión de sí mismas y en la llave que descubre el enigma. Los personajes tienen nombres que se caracterizan por su simbolismo, su sonoridad casi onomatopéyica, o por un cierto tinte misterioso o esotérico. Esa cuidada elaboración posiblemente sea debida a su convicción de que “dar un nombre —no sólo una designación, sino su verdadero nombre— a las cosas y a los seres todavía anónimos es la más íntimamente humana de todas las facultades humanas”. Y a la postre, veremos que esa acción será el acto supremo de salvación que un humano le conceda al reino imaginario de Fantasía.

Finalmente, desde la perspectiva de la semántica del texto, la metaficción constituye uno de los procedimientos fundamentales de la obra; ofrece varias lecturas posibles y propone una ficción para reflexionar acerca de la naturaleza y el alcance de la ficción misma, y esto se palpa desde la sobrecubierta ilustrada con el Ouroboros: las dos serpientes que se muerden la cola en una alegoría de la eternidad son, en sí mismas -parece querer decirnos Ende-, una historia interminable.

3 - Novedades de La historia interminable respecto a otros libros del género
Posiblemente, la mayor novedad que presenta este relato respecto a otras obras fantásticas de la Literatura sea que es un libro que se contiene a sí mismo: en la propia trama del relato aparece el libro, haciendo que el argumento se constituya en una historia contada dentro de la historia; es decir, la materia alquímica de la novela, su fórmula secreta, es haber sabido convertir el propio libro en un espacio mágico, en una especie de sortilegio. Pues el gran protagonista de La Historia interminable es el propio libro, a semejanza de aquella paradoja que creara Julio Cortázar sobre el hombre que lee un relato y se percata de que su propio asesinato está inserto en la trama del texto. E incluso recordando aquello que dijera Borges (1998: 79): “¿Por qué nos inquieta que Don Quijote sea lector del Quijote, y Hamlet, espectador de Hamlet?”. ¿Pueden cuestionar de qué lado está la ficción y hacer creer al lector que los humanos son los seres ficticios?

De esta forma, el autor juega con el lector del mismo modo que el libro que lee el personaje juega con él: Bastián pasa de ser lector a convertirse en protagonista de las aventuras que ocurren en el libro. Es una historia, además, que en sí misma contiene otras muchas que el narrador menciona, pero no desarrolla, como si pretendiera dejar una puerta abierta a futuras narraciones. Al mismo tiempo, este muestrario de historias que se bifurcan aporta un nuevo significado al título de la novela: la historia es interminable porque, a su través, van apareciendo nuevas puertas para abrir y narrar otros episodios, de ahí su carácter infinito.

La Historia Interminable, pues, se asemeja a una gran construcción arquitectónica que puede leerse desde dos perspectivas: si se contempla desde fuera, sólo veremos un magnífico relato fantástico de aventuras. Si, además, nos adentramos en su estructura, hallaremos los cimientos de una inmensa catedral barroca erigidos sobre innumerables alusiones al humanismo europeo y a la mitología clásica. Y a poco que excavemos, ora aparecen referencias a religiones orientales, ora percibimos una suerte de sincretismo revelado en mosaicos de evidencias inequívocamente cristianas (nótese, por ejemplo. en la simbología de la Torre de Marfil, advocación eminentemente mariana).

A esto debe agregarse una lista de recursos tremendamente originales: las reminiscencias góticas de su letra capital; la peculiar estructuración de capítulos que empiezan por una palabra cuya primera letra sigue la secuencia alfabética, en orden ascendente (¿alusión al apocalíptico Alfa y Omega?); la yuxtaposición de los dos mundos, que se reflejan por el cambio de color en las letras impresas (rojas para el real, y verdes para el imaginario); el ingenio con el que una y otra vez se reafirma en la “eternidad” de su historia, pues, como ya dijimos, antes de dejar atrás algún personaje que no aparecerá de nuevo, lo sitúa en una nueva narración que dejará inconclusa, afirmando -como ya dijera Kiplingque “esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión”.

En definitiva, nos hallamos frente a una gran novela que se puede disfrutar de, al menos, dos maneras posibles y no excluyentes entre sí: leyéndola como una fantástica historia infantil, dejándonos llevar hasta los límites insondables de nuestra propia imaginación, o bien como una obra plagada de significados ocultos que, de forma simbólica, encierra profundos conocimientos míticos, literarios y religiosos.

Es nuestro propósito adentrarnos en la densa urdimbre de esos significados para tratar de desentrañar ese universo plagado de símbolos. Veremos que, en realidad, la obra se inserta tanto en la tradición de los viajes de aventuras y posee paralelismos con Tolkien, Carroll e incluso Dante, como en el sustrato común y arquetípico de los relatos míticos enunciado por Campbell. Para ello empezaremos por el principio:

4 - El argumento del libro
Para centrarnos en las claves del relato, creemos conveniente refrescar el argumento del libro a modo de sinopsis comentada:

La Historia Interminable marca un hito en la literatura infantil y juvenil al contar las peripecias de un antihéroe: Bastián, el protagonista, es un niño con diversos problemas emocionales y de autoestima; la orfandad materna y la indiferencia paterna, la realidad escolar dura e inmisericorde, es el punto de partida de la aventura. Una anómala pasión por la lectura le incita a robar un atrayente libro descubierto en la librería del viejo Karl Kurt Koreander, y conforme se va adentrando en sus páginas, se da cuenta de que es invitado a participar en la aventura de salvar el reino de Fantasía, que perece lentamente víctima de una extraña enfermedad: la Nada se está adueñando del mundo imaginario, cebándose, además, en el mismísimo corazón que hace latir a ese mundo, que es su Emperatriz Infantil.

Un mensajero real partirá a la búsqueda del héroe que pueda salvar al reino. Atreyu, “el hijo de todos” (¿alusión bíblica de nuevo, evocando el nombre primigeniode Adán?) será el elegido y, protegido por Auryn, un medallón mágico que le conferirá poderes especiales, partirá a la búsqueda de la salvación. A tal efecto afirma el mensajero:

Dondequiera que pueda estar la posibilidad de salvación... una cosa es segura: su búsqueda requiere un explorador capaz de encontrar su camino en lo intransitable y de no retroceder ante ningún peligro ni ningún esfuerzo; en una palabra: un héroe. Y la Emperatriz Infantil me ha dicho el nombre de ese héroe, al que confía su destino y el nuestro: se llama Atreyu y vive en el Mar de Hierba, detrás de los Montes de Plata. Yo le entregaré a ÁURYN y lo enviaré a la Gran Búsqueda. (Ende, 1999: 28)

Sin conocer exactamente su cometido, Atreyu emprende el viaje; será la sabiduría de la ancianidad, en la forma de la tortuga Vetusta Morla, quien le descubra el remedio para vencer el mal que aqueja al reino: la Emperatriz necesita un nuevo nombre. Éste será el primer guiño que la historia hace al lector, pues el nombre, en tanto que identidad, sólo puede ponerlo un ser humano.

Y ello debido a que el tránsito entre los dos mundos es posible; así lo explica la Emperatriz Infantil en una clara alusión al camino interior, a ese ejercicio de introspección reflexiva que lleva a la regeneración:
Hay dos caminos para atravesar las fronteras entre Fantasía y el mundo de los hombres: uno acertado y otro erróneo. Cuando los seres de Fantasía se ven arrastrados de esa forma horrible, siguen el camino falso. Sin embargo, cuando las criaturas humanas vienen a nuestro mundo, toman el verdadero. Todos los que estuvieron con nosotros aprendieron algo que sólo aquí podían aprender y que los hizo volver cambiados a su mundo. Se les abrieron los ojos, porque pudieron veros con vuestra verdadera figura. Por eso pudieron ver también su mundo y a sus congéneres con otros ojos. Donde antes sólo habían encontrado lo trivial, descubrieron de pronto secretos y maravillas. Por eso venían de buena gana a Fantasía. Y, cuanto más rico v floreciente se hacía nuestro mundo de esta forma, tanto menos mentiras había en el suyo y tanto más perfecto era también. De la misma forma que nuestros dos mundos pueden destruirse mutuamente, pueden también mutuamente salvarse. (Ende, 1999: 119)

En su condición de elegido para rebautizar a la Emperatriz, Bastián se interna en Fantasía y tendrá que aprender a tomar sus propias decisiones. Su iniciación será un camino ascético de autoconocimiento en el que siempre se corre el riesgo de no enfrentarse a la verdad. Xayide, la hechicera que representa el mito de la mujer-tentación, logra convencerlo de que sus amigos son en realidad sus enemigos, y Bastián renuncia a esa amistad hasta que en la soledad de un paraje hostil aprende el valor de la cooperación y de la generosidad que voluntariamente ha perdido. Cuando ante ese reconocimiento sincero sus miedos y complejos desaparecen, cuando sus recuerdos han sido pasto del olvido y ya ha olvidado incluso su nombre, cuando ya sólo es una debilitada imagen del niño real que fue, nuevas y dolorosas reflexiones le harán recuperar esa imagen que denostó.

Finalmente, después de que las falsas expectativas fundadas en sus miedos y complejos se hayan derrumbado, después de haber perdido su propio nombre –que es lo más genuinamente personal-, recuperará lo perdido enfrentándose a nuevas pruebas que le harán salir reforzado y le otorgarán la capacidad de enfrentarse al mundo partiendo de su propio conocimiento y aceptación.




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2. En Ende, M. (1996). Pensamientos de un indígena centroeuropeo, Carpeta de apuntes. Obtenido el 15 de junio de 2012 desde: http://ende.blogcindario.com/2009/04/00133-pensamientos-de-un-indigena-centroeuropeo.html

3 Michael Ende denostará este tipo de literatura: “Estoy en contra del escritor como un maestro que tiene que enseñar…, de toda esta literatura didáctica que pretende siempre enseñar algo a los lectores. Creo que el sentido del arte, de todas las artes, es hacer volver al lector a su vida cotidiana con algo cambiado en la conciencia. Y este cambio se da por la imaginación”. Vid. Pereda, R. M. (1982). La imaginación cambia la conciencia del lector. El País, 9 de Junio de 1982.

4. Habrá que esperar al Romanticismo para encontrar una aproximación psicológica al estudio de la creación literaria. Escritores como Coleridge, Shelley o Blake potencian el papel de la imaginación en el texto, que tiene lugar con la irrupción del inconsciente a través del elemento onírico. Este pensamiento enlazará con las ideas psicoanalíticas de Freud, Jung y Adler, de incuestionable influencia en la hermenéutica literaria.

5. Precisamente, sus Pensamientos de un indígena centroeuropeo vienen precedidos por una cita del Woyzeck de Büchner, que será un referente en el pensamiento europeo de entreguerras: el pícaro que asiste a un mundo en descomposición y echa mano del sentido del humor para sobrevivir a la hecatombe…

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