21.3.14

Momo, Roma y un nuevo sentido del tiempo

Texto:  michaelende
Imagen: fotogramas de la película




Desde la publicación de Jim Botón, Michael Ende intentó crear un estilo de escritura fantástica con sus propias reglas; su ambición literaria estribó en crear un mundo coherente, no necesariamente con el mundo real pero sí con temas reales. Una y otra vez experimentó con historias cortas, pero siempre se exasperaba al encontrar que la narrativa convencional pedía que cada evento fuera lógicamente derivado de una causa. Muchas de esas historias se publicaron despues bajó la colección de El espejo en el espejo.

Ya antes de mudarse a Roma, Michael había trabajado la idea de Momo, pero la mayor parte del libro fue escrito en Italia, influenciado por su cultura y estilo de vida. Le tomó seis años escribirlo, porque se detenía constantemente a escribir otras historias, trabajó en varios proyectos a lo largo de estos años, pero siempre teniendo presente a Momo.


El trabajo de Michael Ende era lento pues daba tiempo a que sus ideas maduraran, muchas de sus poesías se escribieron a lo largo de décadas, porque cada tanto añadía nuevos versos, conservando sin embargo, la versión original para compararla posteriormente con la nueva. Por ello cuando trabajó en Momo, escribió dos o tres partes e hizo varios cambios, después esperó un tiempo para que la historia tomara su propio curso.

El libro no podía ser terminado dado un gran problema a resolver: “Había trabajado la mayoría de las escenas, tenía creados a mis personajes, incluso varios capítulos completos pero por seis años persistió un problema, estaba olvidando una regla fundamental y debía resolver el dilema: ¿si los hombres grises robaban el tiempo de cualquiera, por qué Momo era una excepción? Por supuesto un escritor perezoso encontraría una solución sencilla dotando a Momo de algún poder especial, un reloj mágico o algo parecido, pero eso no me satisfacía, necesitaba encontrar una regla que derivara de la propia historia y justificara este hecho. Una mañana llegó la respuesta, así que le dije a mi esposa: ¡Eso es, encontré la respuesta!, el tiempo solo puede ser robado de aquellos que traten de ahorrarlo; si una persona deja pasar el tiempo y no trata de aprisionarlo, entonces nadie puede robarlo. Esa fue la forma como cree la idea del Barrio al borde del tiempo y la demás parte de la historia.”

Ese fue uno de los muchos incidentes que tuvo que superar la imaginación de Michael por demás extremadamente original y fantástica. Una vez describió así su proceso creativo: “Piensen en un caramelo sólido, para hacerlo, se necesita una cierta cantidad de azúcar que debe cristalizarse, ésa es la manera como escribo. En el caso de Momo, fui comisionado por la compañía de televisión para crear una historia para un programa de una hora y no pude pensar en nada en ese momento, más por esos días le regalé un reloj de pulsera a un amigo, y poco a poco las ideas llegaron y tomaron forma. A pesar de que me tomó seis años completarlo, pues necesitaba algo, cualquier cosa que encauzara la historia, debía ser una gran sorpresa, incluso pensé en comenzar el trabajo antes de irme a Italia”. Michael estaba convencido de que Momo sería ser un libro diferente si lo escribía en su casa de Genzano. “En ese sentido, Momo muestra un poco la vida saludable de Roma, es una muestra de gratitud a esta maravillosa ciudad y a sus increíbles habitantes”

Cuando terminó su libro, lo envió a Richard Weibrecht a la K. Thienemanns Verlag pero Weibrecht dispuso hacer algunos cambios para la publicación. Michael se negó a ello y pidió que le regresara su trabajo, entonces Hansjörg Weibrecht intervino, viajó a Roma para hablar con él y aclarar la situación, superado este punto, Michael propuso a Maurice Sendak como ilustrador pero la K. Thienemanns Verlag no aceptó la propuesta, en vista de lo cual el escritor decidió ilustrar él mismo el libro que fue impreso en color sepia, también trabajó el diseño de cubierta pese a lo cual jamás se consideró artista de la pintura o el dibujo.



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