Texto: Leandro Fanzone en Seikilos
Imagen: Angerer
Releer a Kipling estos días me trajo una sensación que solía tener a veces a través de los últimos quince años: que una gran parte de "La Historia Interminable" de Michael Ende estaba copiada de algún otro lado, y tal sensación naturalmente socavaba la excelente percepción que tuve del libro cuando lo leí por primera vez. Eso fue cuando yo era muy joven, y muy virgen de otras lecturas. Por ese entonces no podía saber que la Esfinge con todos los misterios del mundo en sus ojos era un reflejo de un antiguo mito griego. No podía saber que las dos puertas entre el mundo real y el de fantasía (a través de las mentiras o la verdadera imaginación) mencionadas por la Emperatriz Infantil ya estaba presente en la Odisea de Homero o en la Eneida de Virgilio. No podía saber acerca de la resonancia griega de los nombres de Artax y Argax, que las Mil y Una Noches estaba presente con los genios (yinni) y con el semítico nombre de Al-Tsahir, que India estaba ahí con Sikanda o los Schalabufos sin ley, un espejo de los igualmente sin ley Bandar-log del Libro de la Selva de Kipling. Por ese entonces apenas había leído a Borges, así que la inconfundible referencia a La Biblioteca de Babel presente en la Ciudad de los Antiguos Emperadores de Ende pasó frente a mis ojos desapercibida; no supe que Hysbald, Hykrion y Hydorn estaban ahí para representar a las sagas de caballería célticas, que el mito del Eterno Retorno desencadenado por el Viejo de la Montaña Errante era tan viejo como Platón, y que aún tenía ecos en Nietzsche, no podía saber que Atreyu tenía un nombre significativo. Por ese entonces conocía a Tolkien, y había notado que Auryn, con su poder corruptor, estaba inspirado en el Anillo Unico, pero no podía conocer su etimología latina (aurum=oro).
Hoy leo nuevamente "La Historia Interminable", y no puedo evitar sacarme el sombrero ante el difunto Ende. Ahora entiendo que todos esas ilustres referencias estaban ahí como una metáfora global más grande: la tierra de Fantasía es una tierra construida a partir de todas las historias inventadas por los humanos a lo largo del tiempo, y todas esas alusiones que mencioné no son sino símbolos o partes de esa metáfora. Para hacer el carácter de su libro aún más "interminable", Ende inventó unas cuantas historias excepcionales él mismo, para así contribuir con más imaginación al incesante libro de las invenciones humanas, que son los cimientos de la tierra de Fantasía.
***
Postdata de Enero de 2005: Agrego tardíamente al releer algunos otros antecedentes: el momento en que Eneas se ve pintado a sí mismo en una pared de Cartago tiene su eco en Atreyu y el País de la Gentuza, y el descenso a los infiernos (de Odiseo y de Eneas otra vez) que hace Bastián buscando "una sombra o un sueño", como dirán simétricamente los héroes de Virgilio y Homero, para encontrar a su progenitor.
***
Postdata de Julio de 2007: El mono de la Ciudad de los Antiguos Emperadores, que mira jugar a humanos sin memoria a unos dados que forman palabras al azar, es también una antigua metáfora, que está en muchas obras: desde Gulliver hasta la citada obra de Borges, y también en obras post-Ende, como el Elizabeth Costello de Coetzee o el Red Earth and Pouring Rain de Vikram Chandra. Incluso aparece en un capítulo de Los Simpson. Aparentemente la idea de un mono tipeando en una máquina de escribir apareció por primera vez en 1913, en un artículo de Émile Borel. En el capítulo de Ende, los resultados que arrojan los dados (al menos en mi traducción al español) son sospechosamente parecidos a teclear las letras consecutivas de una máquina de escribir (QWERTYUIOP, ASDFGHJKL, etc.)
La frase inscripta en Auryn ("haz lo que quieras") refleja la filosofía thelemita, expuesta en la misma frase por Rabelais en Gargantúa y Pantagruel: "fay çe que vouldras".
0 comments:
Publicar un comentario