Arte y literatura forman parte integral de la vida de Michael Ende, pero la música juega un papel determinante. Escribió algunas de sus obras para ser interpretadas musicalmente y las ejecutó con su guitarra rodeado de algunos amigos; sus composiciones incluyen Die Paplertragödie (La tragedia de papel) y Die Ballade vom nächtlichen Regen (La balada de la lluvia)
En 1976 Michael Ende pidió su colaboración al compositor Hans Posegga para escribir un musical de alegres baladas y canciones, realizó esos trabajos en la línea tradicional italiana de los cantautori y las francesas chansonniers (melodías simples con acompañamiento de guitarra). Ende admiraba a los músicos Jacques Prévert, Jacques Brel, Angelo Branduardi y Fabrizio de André y quería hacer algo similar en sus canciones.
Hans Posegga pidió a Michael Ende trabajar sus canciones él solo, pero el escritor rechazó la idea y en 1978 Posegga acompañado de una orquesta y el actor Klaus Löwitsch como cantante, preparó el Narrenprozession (Procesión de tontos) que desagradó a Ende y por lo cual tomó la resolución de no llevar a cabo más trabajos con Posegga, finalmente solo tocaría sus canciones con sus amigos y su guitarra.
Aún con la idea de una producción literaria y musical comenzó a trabajar con el compositor Mark Lothar para quien Ende produjo el escrito de Momo un diezeitdiebe (Momo y los ladrones del tiempo) en 1975, la obra fue estrenada en Coburg el 19 de noviembre de 1979.
En 1978 conoció a Wilfried Hiller, quien estudió bajo la enseñanza de Carl Orff y vivía en la Villa Massimo con su esposa Elisabeth Wouska. Hiller visitó a Michael Ende en Genzano y rápidamente establecieron una relación amistosa y profesional, ambos colaboraron en varios proyectos musicales hasta el día de su muerte.
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