25.3.14

Fantasia en la ópera

Texto: michaelende
Imagen: ópera de La historia interminable



Bastián se adentra nuevamente en el mundo de la fantasía. Esta vez se trata del mundo de la ópera, donde se recrean las aventuras de este niño, que han fascinado a chicos y grandes desde que se publicó La Historia Interminable, de Michael Ende, en 1979. En Weimar y en Tréveris se llevó al escenario, simultáneamente, la nueva ópera del compositor Siegfried Matthus, una figura destacada del ámbito musical de la antigua República Democrática Alemana (RDA) que adquirió los derechos de la obra antes de la muerte de Ende, en 1995.

La vigencia de esta novela fantástica está fuera de discusión. Traducido a varios idiomas, en el mundo se vendieron más de 6 millones de ejemplares del libro, que también fue llevado al cine. La versión cinematográfica de La historia interminable no dejó nada satisfecho a Michael Ende, quien lamentaba la pérdida de la dimensión filosófica del relato, según relata su antiguo lector,  Roman Hocke.

La ópera, en todo caso, intenta atenerse literalmente al libro. Claro está que el libretista, Anton Perry, tuvo que hacer algunas concesiones, para sintetizar el relato a las cerca de dos horas que dura la pieza musical, concebida como un espectáculo para toda la familia. En doce actos, con 17 personajes, el espectador se ve seducido por las aventuras de Bastián, un chico que, frustrado y desilusionado comienza a leer y tanto se apasiona, que termina convirtiéndose en protagonista de lo que ocurre en Fantasia, un mundo donde la Nada amenaza con devorarlo todo.

Michael Schulz, director de la ópera, considera que se trata de uno de los materiales más maravillosos de la literatura fantástica, que viene a enriquecer la escena musical. Igualmente fascinado con el tema se muestra Matthus, quien ya lo había utilizado como base para una obra de ballet, estrenada en 1999.

"Mi meta principal es encontrar formulaciones que se comprendan, en el lenguaje musical de hoy", señala el compositor, uno de los más prolíficos de la actualidad. Matthus lamenta que haya tan pocos estrenos de piezas de música contemporánea, lo que  atribuye al alto valor de los derechos: "Por eso, muchos directores tienen que dedicarse a óperas antiguas y destruyen con sus montajes modernos la  relación entre libreto y partitura, en lugar de dedicarse a temas actuales".

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