¿Qué se ve en un espejo que se mira en otro espejo? ¿Lo sabes tú, Señora de los Deseos, la de los Ojos Dorados?Viejo de la Montaña Errante en La Historia Interminable.
Qué se puede decir de Michael Ende que no se haya dicho ya… Prolífico autor alemán mundialmente reconocido por obras geniales de la literatura juvenil como Momo, La Historia Interminable o El Pequeño Títere, es considerado como uno de los escritores más extraordinarios y lúcidos en la historia de la literatura, con un anhelo de belleza, humanidad y armonía reflejada en su mundo de fantasía desbordante.
Se podría dilucidar que las obras de Ende tienen un aura de tragedia y amargura similares a su propia vida, su visión del mundo y de un introspección profunda y particular. Tenaz y ultra defensor de su literatura simbólica y compleja, reivindicando por encima de todo la imaginación como eje indispensable de toda creación artística y lejos de la moral o didáctica que muchas veces solapa el puro placer de la belleza o la lectura.
Llegó a mis manos este libro maravilloso y desconocido, con reseñas extraordinarias hacia una obra de narrativa espléndida y desorbitante, y sin otras referencias que mi curiosidad me dejé conducir a un asombroso juego de misceláneas, de historias que se encuentran, de reflejos de nuestro propio devenir en la vida.
Treinta relatos donde la onírica imaginación de Ende se despliega para ofrecer retazos de filosofía, surrealismo, mitología, sentimientos ocultos y bucles llenos de misterios encriptados abiertos a interpretaciones entre la realidad y el horizonte fantástico, donde todo es verosímil y mágico a su vez.
Breves historias de poderosa magia entrelazadas entre sí como si se trataran de una misma imagen laberíntica y ensoñadora. Fábulas en un mundo complejo lleno de puertas entreabiertas, un laberinto donde los caminantes se detienen y reflexionan, retroceden y prosiguen, o quizás se escabullen en un mundo lleno de bucles y paradojas recurrentes, deseos o sueños.
Posiblemente la función de todo laberinto sea la confusión, la pérdida de identidad. También el encuentro con lo desconocido o lejano.
El libro viene acompañado por unas preciosas ilustraciones realizadas por el padre del autor, Edgar Ende, que referencian un mundo de apariencias, confuso y secreto, donde el laberinto enlaza cada uno de los relatos.
El título ya nos antepone a una inquietante encrucijada, porque El espejo en el espejo es un laberinto de sueños, una dicotomía, una ilusión o quimera.
¿Quienes éramos antes de despertar? ¿Qué soñamos? ¿ Es nuestra propia fantasía real o pertenece al mundo de los sueños?
Un libro que nos invita a ser juego de otro y de nosotros mismos. Fantasía y surrealismo se mezclan en un sinfín de historias, escenarios y personajes ofreciendo una visión descarnada del mundo donde la magia y el arte se dan de la mano.
Unas líneas al azar me abren los ojos hacia la obra más personal del autor, sus dudas como ser humano más allá de su cometido como escritor. Una ventana que mira hacia el mundo y sus vaivenes con historias llenas de metáforas y preguntas.
«Sólo desde la belleza se pueden entender ciertos pasajes de El espejo en el espejo… un reflejo luminoso que proviene de otros universos y que ilumina el nuestro transformando el sentido de todas las cosas. El espejo en el espejo es un paseo por la tierra literaria de los sueños y la fantasía, y sus personajes e historias están basados en símbolos, paradojas, acertijos y escenarios maravillosos…»
En este libro se dan cita todos los ingredientes que Michael Ende indentificó como principales de su escritura: el libre juego de la imaginación, lo maravilloso y misterioso, la belleza y el humor.
Relatos donde se suceden espacios imaginarios y sorprendentes, personajes tiernos y antagónicos que invitan a la reflexión en universos ilusorios y abstractos.
Finalizo con un recuerdo a una de las estrofas más bellas que he leído jamás del apasionante mundo literario de Michael Ende.
- ¿Quieres más? -le preguntó Doña Aiuola, que había notado su mirada. Bastián asintió. Entonces ella cogió frutas de su sombrero y su vestido hasta que el plato estuvo lleno otra vez.
- ¿Las frutas crecen en tu sombrero? -preguntó Bastián estupefacto.
- ¿Qué sombrero? -Doña Aiuola lo miraba sin comprender. Luego soltó una risa franca y sonora…¿Crees que es un sombrero lo que llevo en la cabeza? Nada de eso, chico guapo: todo crece en mí. Lo mismo que a ti te crece el pelo.
Puedes ver cuánto me alegro de que por fin estés aquí, porque florezco. Si estuviera triste, todo se marchitaría.
-No sé -dijo Bastián confundido- . No se puede comer algo que crece en otra persona.
-¿Por qué no? -preguntó Doña Aiuola. Los niños pequeños toman la leche de sus madres. Es muy bonito.
Llegará el día en que los seres humanos traerán el amor a Fantasía. Entonces los dos mundos serán uno solo…sigue tu camino.
Las flores de Doña Aiuola se habían marchitado.»
Paseo por la tierra de los sueños y la fantasía, ángeles, bailarines, montañas flotantes, funambulistas, magos, reinas y mendigos…todos tienen cabida en el asombroso mundo de Michael Ende.
Como en una de sus inquietantes preguntas…
-¿Y quién eres? – pregunta el niño
-Un mago… y un prestidigitador. Ambas cosas
Imprescindible y delicioso libro, y estrecha colaboración entre padre e hijo que derrocha talento e imaginación a borbotones… un viaje hacia la fantasía.
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