Texto: Javier Ruescas en Criaturas fantásticas: unicornios. en El templo de las mil puertas
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Se dice de ellos que tienen el poder de curar a un enfermo sólo con su cuerno, que son capaces de purificar el agua envenenada, que son tan rápidos como una estrella o que sólo las más hermosas y bondadosas mujeres vírgenes pueden llegar a acariciarlos. Son cientos las leyendas que giran en torno a la figura del unicornio. Igual que son miles los años que han transcurrido desde que los primeros hombres juraron verlos. ¿Realidad o ficción? ¿Mito o leyenda? ¿Existieron alguna vez estas criaturas? ¿Siguen rondando los bosques de nuestro mundo sin que nosotros lo sepamos?
Los primeros unicornios
Como un asno salvaje, pero más corpulento; con el cuerpo blanco, la cabeza de color rojo oscuro y con un cuerno en la frente de escaso medio metro de longitud es como describió al unicornio Ctesias en el 400 a.C. Ya por entonces, en el mismo texto, el médico griego mencionaba los poderes curativos del cuerno del animal y los milagros que obraba en quienes bebían de él directamente. Tiempo después, un naturalista romano llamado Plinio, a partir de algunos testimonios orales, descubrió a esta criatura como un animal muy feroz, similar en el resto del cuerpo a un caballo, pero con cabeza de ciervo, pies de elefante, cola de jabalí, una voz profunda y resonante, y un cuerno de color negro justo en el centro de la frente. Fue también quien aseguró que al unicornio no se lo podía apresar con vida. Pero no sólo en Grecia o Roma se creía en la existencia de estos animales legendarios. Muchos sitúan su origen en China, India o la antigua Mesopotamia. Aunque el mito no tardó en extenderse por Europa. Se sabe que incluso Julio César o Aristóteles, también hablaron en algunos de sus tratados sobre estos animales con un solo cuerno.
La época dorada
Pero el unicornio no quedó relegado a la edad antigua, como sucedió con su primo hermano Pegaso. Esta criatura superó los embistes del tiempo y llegó a la Edad Media, donde tuvo su verdadero esplendor. Según los testimonios de un viajero de principios del siglo XVI al Templo de la Meca, el sultán recibió como regalo dos ejemplares de parte de un rey de Etiopía para sellar una alianza. En este caso, los unicornios descritos, eran de color bayo oscuro, con una cabeza similar a la de un ciervo, pero con un cuerno, de crin rala y corta, con las patas esbeltas y enjutas, como las de una cabra; con los pies ligeramente hendidos por delante y con algunos pelos en la parte superior de dichas patas. También este hombre menciono que, verdaderamente, este monstruo debía ser un animal muy fiero y solitario. Poco a poco la imagen distorsionada del unicornio fue tomando forma hasta llegar a la que conocemos hoy día: la de un hermoso caballo de patas vigorosas y pelo blanco con una crin plateada y un cuerno color perla en la frente.
Sin embargo, la figura de esta criatura ha representado numerosas y muy diferentes cosas a lo largo del tiempo: la fortaleza, la pureza, el poder, la sabiduría, la imaginación, la virginidad, o los sueños e ilusiones son algunas de ellas Se decía que la manera mas sencilla para cazar a estas criaturas tan esquivas era poniendo como cebo a una hermosa mujer virgen. Los unicornios, atraídos por la bondad y la belleza, se recostarían en su regazo, y entonces podrían cazarlo para cortarle el cuerno y crear con el una de aquellas maravillosas copas o convertirlo en polvo para hacer todo tipo de pócimas y medicinas. Hay quien dice que, según las espirales que presente el cuerno, se puede conocer la edad de la criatura; así, si estas están muy marcas, se trata de un espécimen viejo , mientras que si se encuentra casi liso, es un recién nacido.
De la realidad al mito: El unicornio Antártico
La figura del unicornio fue perdiendo fuerza y credibilidad hasta que en el siglo XVIII numerosos escépticos concluyeron que, dado que nadie había llegado a ver con sus propios ojos a una de estas criaturas y que no existían pruebas que demostrasen su existencia, debía ser producto de la imaginación humana. Los supuestos cuernos del animal, que muchos aseguraban poseer en forma de polvo o copas, resultó en la mayoría de los casos no ser más que la ornamenta del narval, también conocido como el unicornio antártico.
Este animal, por motivos inexplicables, posee una deformación en la boca que hace que uno de sus incisivos atraviese su paladar y salga por uno de sus orificios nasales. Lo curioso es que, desde el exterior, la imagen que da es la de un cetáceo con un cuerno en espiral sobre su frente. Desde la época de los vikingos, los humanos se dedicaron a cazarlos y a vender su preciado y extraño diente como si del cuerno de un unicornio se tratase. Y así fue durante los cientos de años que duró el mito.
Otros tantos aseguraron que los unicornios que algunos expedicionarios habían jurado ver, no eran más que rinocerontes índicos u ónix vistos de perfil, con lo que su silueta le confería la forma de un equino con un solo cuerno en lugar de dos. Con todo, hubo quienes se negaron a que esta especie legendaria se perdiera en las brumas del tiempo y no dejaron de escribir sobre ellos, ya fuera en cuentos de hadas o en libros de historia natural, transcribiendo los relatos antiguos. Y así ha sido hasta nuestros días…
Los unicornios en la literatura
La figura del unicornio en la literatura ha existido prácticamente desde los primeros relatos que se conservan. Ya en la Biblia hay numerosos pasajes que los mencionan, pero también podemos encontrarlos en las leyendas artúricas, en los romances de Gengis Kan y Alejandro Magno y, por supuesto, en los cuentos de hadas. Por lo que no extraña que su figura haya resurgido con mucha más fuerza en las últimas décadas gracias a la literatura fantástica.
Numerosos autores han incluido en sus obras a estas portentosas criaturas. Así, en Harry Potter, de la escocesa J.K. Rowling, descubrimos los poderes que la sangre plateada del unicornio proporcionaba a quien la bebía. Pero no sólo este preciado líquido era lo único que los magos y brujas de Hogwarts aprovechaban de la criatura; también el cuerno y el pelo de su crin se incorporaban a la composición de las varitas más especiales.
Según los estudios de Newt Scamander, recopilados en Animales fantásticos y donde encontrarlos, limitaba su existencia a los bosques del norte de Europa, y de nuevo tomaba tomaba la apariencia más clásica: de un blanco purísimo, aunque dorado mientras fueran potrillos, y con un cuerno en la frente. Recibió una clasificación de cuatro sobre cinco en el tratado, no por su ferocidad, sino por el respeto con el que se le debía tratar, igual que sucedía con los centauros.
Y es que Rowling, como ha revelado en numerosas ocasiones, se vio muy influenciada por un cuento que le apasionó desde pequeña y que tuvo siempre muy presente: El pequeño caballo blanco. En esta novela, escrita por Elizabeth Goudge y publicada en 1946, se cuenta la historia de María Merryweather y su llegada al hermoso valle de Moonacre. Desde que años atrás la Princesa de la Luna abandonase el lugar, sus habitantes no han podido volver a ser felices. Sin embargo, cuando la joven María aparece traída por el destino, todos ven en ella una posible nueva Princesa que les libere de la opresión de los hombres del Bosque Tenebroso. Pero para ello, la niña tendrá que averiguar qué sucedió con la anterior gobernanta y a donde fue con su hermoso unicornio de pelaje blanco.
Veinte años más tarde, Peater S. Beagle publicó una de sus novelas más conocidas en el mundo entero bajo el título de El último Unicornio. En esta novela de aventuras y fantasía clásica, descubrimos a un unicornio hembra que descubre de la noche a la mañana que ya no quedan más criaturas de su especie en el mundo entero. Desesperada por intentar desmentir aquello, la criatura emprende un largo viaje en busca de respuestas y lleno de sorpresas que la llevará a comprender quién es en realidad. Beagle ofrece una imagen un poco más compleja y personal del unicornio. Entre otras cosas, porque conocemos de primera mano sus pensamientos y sentimientos, similares a los de los humanos, pero mucho más puros. Además, menciona que no todos los humanos son capaces de ver el cuerno sobre su frente, confundiéndola en ocasiones con una yegua corriente.
Y dice que sólo con una cuerda utilizada por los dioses de la antigüedad para atar al lobo Fenris, hecha de soplo de peces, baba de pájaro, barba de mujer, tendones de oso y raíces de montaña se la podía capturar. Por lo que resultaba mucho más sencillo desmontar una jaula y montarla a su alrededor.
El prolífero escritor Neil Gaiman tampoco dejó pasar la oportunidad de incluir a los unicornios en su extraordinaria novela Stardust. En ella, Tristrán y la estrella recién caída del cielo descubren en mitad de un claro a un león atacando ferozmente a un unicornio. Antes de que le mate, la estrella le suplica al muchacho que haga lo que sea para detenerlos, y es así como Tristrán repara en la corona que hay entre los yerbajos. En cuanto se la ofrece al felino, éste abandona el lugar y permite al unicornio seguir con vida. En agradecimiento, el equino les deja montar sobre su grupa para viajar más rápido. Gaiman describió la sensación de cabalgar sobre uno como algo “embriagador, extraordinario y bueno”. Una experiencia inolvidable a fin de cuentas. También en su versión cinematográfica aparecía el unicornio, pero en ese caso lo único que hacía era acercarse a la Estrella y liberarla de la cadena que la unía al joven tocándola con su cuerno. Como curiosidad, en el libro, sólo tuvo que pedirlo por favor para recuperar su libertad.
Pero no sólo en novelas e historias corrientes han aparecido los unicornios. Dentro de la colección Elige tu aventura, podíamos encontrar La magia del unicornio, escrita por Deborah Lerme Goodman y que te permitía meterte en el papel de un muchacho que necesitaba encontrar al unicornio y utilizar su cuerno para limpiar las aguas de su aldea medieval. Como bien dice el nombre de la colección, sólo de ti y de tus decisiones dependía que sucedieran unas u otras cosas.
De Historia et Veritate Unicornis. Facsímil y traducción de un Manuscrito Original es, por otro lado, un fascinante documento repleto de información sobre esta especie fantástica. En su interior encontramos una reproducción íntegra de varias páginas de un facsímile en Latín y traducido al español sobre los unicornios: su historia, sus orígenes, dónde encontrarlos, los alimentos que ingieren o la multitud de tipos que existen… Según pone en el propio libro, el facsímile perteneció a una misteriosa hermandad filosófica italiana del siglo XV hasta que se lo entregaron a quien lo traduciría: Michel Green. El misterio de este libro radica en si su autenticidad es verídica. Ya en el ámbito nacional encontramos a la valenciana Laura Gallego, quien le confirió un importantísimo papel a los unicornios en su magnífica trilogía Memorias de Idhún. En ella, Idhún ha quedado devastado por el poder del nigromante y de las serpientes aladas. Los dragones y los unicornios han muerto, y con ellos casi toda la magia, pues son estos últimos quienes, tocando a un humano corriente con su cuerno, les convierten en magos. Dependerá de la Resistencia encontrar al último dragón y al último unicornio en nuestro mundo para llevarlos de vuelta y acabar con la represión de los sheks.
En el tintero quedan numerosas obras que mencionan de una manera o de otra a estas criaturas, pero necesitaríamos cientos de hojas para hablar de todas… ¡Y no dejan de crecer!. Quien sabe, quizás dentro de unos años seas tú quien descubra a uno de estos maravillosos seres en mitad del bosque y decidas contar la historia de cómo sucedió. Prestad atención y guardad silencio, parece que se acerca un trote entre los árboles. ¿Podría ser…?
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