Texto: Montserrat Moedano en Revista Kya
Imagen: Zhowee
Dicen que la creatividad se desarrolla con el tiempo, pero la mayor creatividad es un don. El alemán Michael Ende, quien fuera uno de los escritores más reconocidos del Siglo XX, vivió una de las épocas más complicadas para todos los artistas, en donde la fuerza nazi prohibió tajantemente muchas de sus obras. Él al ser un espíritu libre y aventurero, se convirtió en desertor del ejército nazi, uniéndose a los grupos antifascistas, por lo que muchas obras resaltaban la controversia política. Muchas veces creemos que somos libres, sólo por vivir en un país demócrata; sin embargo Michael Ende, afirmaba que muchas veces la Prisión se encuentra también en la libertad, así lo hacía ver su obra publicada en 1994 “La Prisión de la libertad”, en donde entre grandes metáforas y comparaciones de las luchas por el poder romano, nos hace ver que muchas veces estamos tentados a elegir el camino fácil, en donde la libertad es gratuita y es elección tomarla, y al caminar por ese sendero descubres que la libertad tiene un precio y que va fielmente acompañada por la responsabilidad de tenerla. La libertad de creer en los sueños y luchar por ellos, asumiendo las consecuencias de nuestros actos y dando seriedad a sus hechos.
La libertad radica en dejar volar la imaginación y fundirnos en la creatividad de lo nuevo, de la innovación de los milagros y de los enigmas de una mente prodigiosa, de una mente que no se ata a cadenas de ningún tipo y que puede lograr cuanto se proponga.
“La Prisión de la libertad”, nos lleva de lectura a lectura navegando por pequeños cuentos que nos hacen reflexionar no en algo extraño al ser, sino reflexionar en la profundidad y en la intimidad del ser, reflexionando dentro de nosotros en un mundo de ilusión y fantasía, en donde a través de la excelente narrativa de este Gran Maestro de la Literatura fantasiosa, nos hace navegar en el instinto propio de sobrevivir en la Libertad.
Este libro junto con otros muchos de Michael Ende, son idóneos para compartir una tarde de domingo con el más pequeño del hogar, porque al ser una narrativa fácil a modo de cuento, nos hará reflexionar cada quien al nivel que tengamos, no importando si somos niños, jóvenes, o adultos, o niños-adultos, como el gran equipo que tenemos en Revista Kya!.
Michael Ende ha sido ícono gracias a su hermosa historia Interminable, que en lo particular fui fan desde niña, aún recuerdo querer volar de la mano de cada personaje, hablar con creaturas fuera de este mundo. Sin embargo cada libro de este gran autor hace que los niños se vuelvan ilusionistas de su propia vida, y que los adultos regresemos a ser niños soñando en un mundo en donde la fantasía se vuelve realidad, y en donde cada metáfora contada de la mano de una increíble creatura se vuelven grandes lecciones.
Como la lección de amor, amistad y lealtad de uno de sus primeros libros: “Jim Botón y Lucas el maquinista” publicado en 1962, mucho antes de que yo naciera, en donde cuenta la vida de un maquinista y su locomotora, que vivían en un país muuuy pequeño, tan pequeño que cuando llega un niño, que comienza a crecer, ya no caben los 3 en el mismo pueblo, pero como han formado una gran amistad emprenden un largo viaje, lleno de aventuras, que nos hacen recordar que si alguna vez necesitas de alguien, tus verdaderos amigos estarán contigo. No hay familia más grande y más bella que la familia de amigos que siempre estará ahí, en las buenas y en las malas.
Si tú no te atreves a revivir tu infancia, no lo hagas y deja que Michael Ende te comparta parte de la fantasía y la alegría que hay en el viaje llamado niñez.
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