3.9.14

En torno a la muerte del escritor Michael Ende

Texto: Grupo LiPo, tomado de Kulturchronik
Imagen: Michael Ende



El tiempo es vida, y la vida habita en el corazón, reza la fórmula con la que la heroína del cuento de Michael Ende, Momo, logra impedir la congelación del mundo. Con una tortuga en una mano y un gi­rasol en la otra, la muchacha combate contra una sociedad fantasmal. Los «señores grises» enseñan a los seres humanos a ahorrar tiempo. Y cuanto más personas ahorran tiempo, tanto más fría, triste y gélida se vuelve su vida. El Maestro Hora, el «Gobernador del Tiempo», hace que el mundo se detenga, y Momo logra vencer a las bandas de las gélidas y repugnantes criaturas. Momo regala a los seres humanos todo el tiempo vital que les fue robado con engaño.

Los niños son los que perciben con mayor claridad cuando falta el tiempo, sobre todo cuando tiene la culpa de ello el mundo de los adultos. Por ello los protagonistas de Michael Ende eran niños. Niños que enseñan a los adultos lo que merece la pena de tomarse tiempo, por ejemplo para leer juntos un libro. En sus novelas, piezas teatrales y libros ilustrados, Michael Ende ha encontrado siempre un truco para defender y liberar a los seres humanos de la amenazadora pérdida del tiempo, la fantasía y el amor.


Michael Ende no tuvo jamás temor ante la posible desaparición de su propia fantasía. Lo mismo que el Bastian de La historia interminable en el reino de las «Fantasías», Michael Ende regaló la vida a una inmensa cantidad de animales fabulosos, de monstruos y de figuras de cuento. Nacido el 12 de noviembre de 1929 en Garmisch-Partenkirchen, como hijo del pin­tor surrealista Edgar Ende, Michael Ende comenzó su carrera en el teatro. A mediados de la década de los cincuenta se decidió a trabajar como escritor independiente; su primer gran éxito fue el libro infantil Jim Botón y Lucas el maquinista (1960). La «Augsburger Puppenkiste» (un teatro de marionetas de la ciudad de Augsburgo) hizo famosa esta historia del niño expósito negro que junto con el maquinista de tren Lucas y la locomotora Emma emprende un viaje alrededor del mundo. En 1962 apareció la continuación, titulada Jim Botón y los trece salvajes.

Los libros de Ende han sido traducidos a más de treinta lenguas y han alcanzado una totalidad de 17 millones de ejemplares. Sobre lodo La historia interminable (1979), hizo mundialmente famoso a este narrador - a través de tres versiones cinematográficas con las que el autor nunca pudo mostrarse conforme-. Este escritor idealista se opuso  asimismo contra la utilización de las criaturas de su invención como figuras de filmes de dibujos animados y de su posterior lanzamiento al mercado como juego de computador.

Entre 1970 y 1985, Michael Ende vivió junto con su esposa, Ingeborg, en las cercanías de Roma, concedió rara vez entrevistas y evitó cuanto pudo las apariciones en la pantalla de televisión. Tras de la muerte de su primera es­posa se casó en 1989 con la japonesa Marika Sato, que había traducido su Historia intermi­nable. En su colección de apuntes y bocetos, publicada en 1994 con el título de Zettelkasten (Fichero), Ende señaló que su «sed de lo mara­villoso» no estaba ni mucho menos saciada. Por último trabajó en Lirum, Larum, un libro para niños que verá la luz antes de fines de 1995.

Una noche, Bastian, el protagonista de la Historia interminable, se duerme a los pies del león petrificado Graograman. Cuando se des­pierta a la mañana siguiente, se lleva un enorme susto: el león vive. «Yo creía que eras de piedra», balbucea el muchacho. «Y lo era de verdad», replica el león. «Yo muero cada día cuando cae la noche, y cada mañana despierto de nuevo a la vida.» Bastían dice que había creído que sería para siempre. «Cada vez es para siempre», replica el león enigmáticamente.

Michael Ende falleció el 28 de agosto de 1995 en una clínica de Stuttgart víctima de un cáncer de estómago. «Para siempre», replicaría el león Graograman a las preguntas de los niños. La próxima pregunta de un niño sería sin duda: « ¿Despertará otra vez Michael Ende?» Un adulto respondería: Sí, porque sigue viviendo, junto con sus criaturas en el reino de las «Fantasías». Y el niño lo entendería.


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