Texto: Miguel en Libros prohibidos
Imagen: Wuselarts
Increíble es la mejor palabra para definir esta historia: increíble como cualquier buena historia de Fantasía (con mayúscula por una razón que descubrirá el lector que ponga sus manos en este libro, o se lo haya leído ya); e increíble por lo bien contada que está. Algunos/as me dijeron que se lo habían leído de pequeños y que les había encantado, pero que no sabían si les gustaría una vez adultos. Yo les digo, ¡sí! Esta historia es para todos los públicos, e incluso me atrevería a decir que sólo con una mente adulta uno puede sonsacar todos los paréntesis que esconde el autor detrás de sus palabras.
Voy a empezar hablando de la edición del libro. Rigidez es lo que me suscita. Sin embargo, como muchos conceptos ambiguos, rigidez buena. ¿A qué me refiero? Es original en que es raro encontrar una edición distinta de este libro, aunque haya sido publicado por otras editoriales. Cada capítulo empieza con un dibujo de una letra del abecedario, y de hecho, está escrito en 26 capítulos, de la A a la Z. De hecho, las ediciones que no sean fieles a la original no serían fieles a la propia historia…
Esta narración se puede dividir en dos partes bien diferenciadas: una primera parte que introduce al lector en dos relatos en paralelo, uno real y uno fantástico; y una segunda parte donde sucede algo inédito en la literatura, o al menos yo nunca he leído nada parecido. Si uno está muy inmerso en la historia y se pone en la piel del protagonista, Bastián Baltasar Bux, puede llegar a confundir Realidad con Fantasía.
La historia real comienza con Bastián, que es un niño regordete de unos 10 años, huérfano de madre y, aunque vive con su padre, olvidado por el mismo. Es un niño muy tímido, y es abusado por los demás niños del colegio, pero cuenta con una impresionante imaginación que no para de utilizar. Un día, huyendo de sus compañeros, Bastián se mete en la librería del señor Koreander, y allí encuentra un libro que le produce una atracción que él mismo no puede controlar: La Historia Interminable. Acto seguido, queriendo huir de toda realidad, Bastián se cuela en el desván de su colegio y empieza a leer. Aquí da comienzo la historia fantástica: se describe un mundo que está desapareciendo en la nada por razones desconocidas, y sólo Atreyu, el cazador de piel verde oliva designado por la Emperatriz Infantil -algo así como la “gobernanta” de ese mundo, pero nada que ver con nuestros gobernantes- puede emprender la aventura para resolver el problema.
El libro esconde una verdad a voces: la relación entre lo real y lo imaginario es mucho más importante de lo que pensamos. Este tipo de libros es el que anima al niño a imaginar, y al adulto a recuperar la imaginación perdida con los años. Además, también encontraremos reflexiones acerca del poder y las mentiras, de la tentación y de la corrupción, o incluso también roza, por momentos, el individualismo y el colectivismo. Todos ellos son temas muy importantes que se deben tratar con los niños –y con muuuuuchos adultos- a la hora de educarlos y que no hay mejor manera que con historias o cuentos como el que aquí se presenta.
“…Uno, sin embargo, no lo logró a tiempo, y la monstruosa ave se precipitó sobre él con un grito, cogió al desgraciado y se lo llevó en el pico.
Cuando el peligro había pasado, los yskálnari salieron de nuevo y continuaron el viaje con su canto y su baile, como si nada hubiera pasado. Su armonía no se había visto afectada, y no se lamentaron ni se quejaron, ni dedicaron una sola palabra a comentar el hecho.
- No -dijo uno cuando Bastián lo interrogó al respecto-: no nos falta nadie. ¿Por qué tendríamos que lamentarnos?
El individuo no contaba para ellos. Y, como no se distinguían entre sí, ninguno era irremplazable. Sin embargo, Bastián quería ser un individuo, alguien, no sólo uno como los demás. Quería que lo quisieran precisamente por ser como era. En aquella comunidad de los yskálnari había armonía pero no amor.”
En el mundo en el que vivimos actualmente, el niño ya casi no imagina: las historias a las que tiene acceso son dadas por imágenes (sean de televisión o de videojuegos, que son los dos emisores más importantes), y ya casi no se fomenta la lectura en ellos, y por tanto, el uso de la imaginación propia. Goya, en uno de sus cuadros de la serie “Los Caprichos”, adjunta la frase “el sueño de la razón produce monstruos”. Yo ahora quiero actualizar esa frase de hace 200 años y hacer que vuestras mentes mediten lo siguiente: ¿qué produce el sueño de la imaginación? ¿Qué tipo de mundo nos espera si los niños ya no inventan?
¡IMAGINACIÓN AL PODER!
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