Texto: Miguel en Libros prohibidos
Imagen: Wuselarts
Increíble es la mejor palabra para definir esta historia: increíble como cualquier buena historia de Fantasía (con mayúscula por una razón que descubrirá el lector que ponga sus manos en este libro, o se lo haya leído ya); e increíble por lo bien contada que está. Algunos/as me dijeron que se lo habían leído de pequeños y que les había encantado, pero que no sabían si les gustaría una vez adultos. Yo les digo, ¡sí! Esta historia es para todos los públicos, e incluso me atrevería a decir que sólo con una mente adulta uno puede sonsacar todos los paréntesis que esconde el autor detrás de sus palabras.
Voy a empezar hablando de la edición del libro. Rigidez es lo que me suscita. Sin embargo, como muchos conceptos ambiguos, rigidez buena. ¿A qué me refiero? Es original en que es raro encontrar una edición distinta de este libro, aunque haya sido publicado por otras editoriales. Cada capítulo empieza con un dibujo de una letra del abecedario, y de hecho, está escrito en 26 capítulos, de la A a la Z. De hecho, las ediciones que no sean fieles a la original no serían fieles a la propia historia…
Esta narración se puede dividir en dos partes bien diferenciadas: una primera parte que introduce al lector en dos relatos en paralelo, uno real y uno fantástico; y una segunda parte donde sucede algo inédito en la literatura, o al menos yo nunca he leído nada parecido. Si uno está muy inmerso en la historia y se pone en la piel del protagonista, Bastián Baltasar Bux, puede llegar a confundir Realidad con Fantasía.