16.12.15

Momo todavía nos sigue escuchando

Texto: Isabel Ramos Fajardo en Fundación Alonso quijano



”El tiempo es un bien escaso y a nadie le sobra. Y hay que ser alguien en la vida, tener bienes propios y un nombre, un prestigio".

Ya en 1973 Michael Ende hizo una advertencia en su novela Momo: la sociedad iba por el camino equivocado.

Momo es una niña, sin hogar ni familia, que tiene una virtud maravillosa: saber escuchar y ofrecer su tiempo. Es la mejor amiga de los pequeños y a la vez fuente de inspiración y confianza para los adultos. Desde que Momo había llegado a aquella ciudad, los hombres contaban sus historias y los niños jugaban inventando cada vez. Es que Momo era capaz de escuchar el silencio, esa música callada que es preciso no le falte al alma.

Ende nos presenta una enorme crítica sólo con la cualidad de éste personaje: la de saber escuchar. Y así por medio de un personaje perfectamente delineado, se arma una trama real, existente, pero disfrazada de fantasía. Se abre al lector una historia en la que esta pequeña, se da cuenta que a los hombres les están robando su tiempo libre y con ello su imaginación e individualidad. Los culpables -en la historia- son unos hombrecillos grises y contaminantes, creados por la gente aburrida e inconforme, quienes han trastocado la posición de las cosas, haciendo de lo superfluo, importante y de lo importante, superfluo.

Los antagonistas de la historia representan aquello que imposibilita al ser humano a su perfección. Persiguen quitar a cada persona su tiempo libre, hacerles ver que éste no se puede perder en una conversación amable o una mirada atenta a las estrellas. Para los hombrecillos humeantes, el ocio no existe, al igual que la individualidad de cada persona. No es válido que cada cual busque su propia forma de plenitud o perfección.

En Momo este ideal lo desarrolla Beppo Barrendero, un hombre mayor que ha sabido perfeccionarse al realizar su trabajo (barrer) de la mejor forma.

A través de sus personajes y una aventura por la cual la protagonista visita el lugar de donde surge el tiempo, y con una serie de detalles fantásticos, Michael Ende nos conduce por una aventura que, a pesar de sus características de fábula, lo acercan a la realidad moderna y lo hacen identificarse en más de un momento con ella. No sólo da lugar para jugar o imaginar lugares inexistentes, sino también se abre la posibilidad de reflexionar "…al igual como tenéis ojos para ver la luz, oídos para oír los sonidos, tenéis un corazón para percibir, con él, el tiempo. Y todo el tiempo que no se percibe con el corazón está tan perdido como los colores del arco iris para un ciego o el canto de un pájaro para un sordo. Pero por desgracia, hay corazones ciegos y sordos que no perciben nada, a pesar de latir".

Momo, por ser un personaje tan peculiar, es convocada a despejar la grisedad, la opacidad del narcisismo en la cronicidad del presente sin pasado y sin futuro.


Lectura y valores.

La lectura de Momo es un buen ejercicio de reflexión y crítica sobre la sobre la sociedad contemporánea, pero también sobre la amistad y la vida, la comprensión. Momo es una niña que posee la extraña cualidad antes mencionada: sabe escuchar. Ante ella, hasta los más tontos descubren que tienen ideas inteligentes. Su facilidad para comprender a los demás la lleva a estar siempre rodeada de amigos y a que todos recurran a ella ante cualquier dificultad. Pero las cosas cambian cuando aparecen los hombres grises convenciendo a la gente de que ahorre tiempo y lo deposite en su banco. Momo es la única que no cae en la trampa y decide salvar a sus amigos con la ayuda de la tortuga Casiopea y el Maestro Hora.

Uno de los valores más importantes que en el libro se nos presenta es la amistad: allí donde ella vivía todo el mundo era conocido por todos, los niños iban a jugar siempre con ella e incluso Momo se vio ayudada por todos sus vecinos, los cuales le llevaban comida y le arreglaron su hogar, era una amistad tan fuerte, que incluso podríamos afirmar que la familia de Momo eran todos ellos, y en especial Beppo Barrendero y Gigi Cicerone. Como el propio autor indica: “Aun cuando alguien tiene muchos amigos, suele haber entre ellos unos pocos a los que quiere todavía más que a los demás. También en el caso de Momo era así”. Pero la actitud de los hombres grises devastó esta colorida amistad, en todo el ambiente se notaba la angustia de “ahorrar tiempo” y todos los padres dejaron desatendidos a sus hijos, esta es la propuesta de reclamo que Ende hace a la sociedad moderna e industrializada, con ello hemos de darnos cuenta que hay cosas mas importantes en la vida que el dinero, el privilegio y el lujo, como son la amistad, el amor, la familia.

El autor además nos pone de manifiesto lo que más preocupa a la sociedad de esta época, el tema de la economía, el tratamiento que hace de él es muy sutil pues para ello recurre a un valor que no es material y que es el tiempo, a través de los humeantes hombrecillos con sus cuentas incontables: los años de la gente, sus horas de sueño, las horas dedicadas ala comida… Llegaban a calcular exactamente todo el “tiempo perdido”, es decir, que lo hacían tan rigurosamente como todos rigurosamente hacemos nuestras cuentas a final, en medio y durante todo el mes y todos los meses.

Por otro lado la grisedad de los hombres grises se debe a que: son la representación, en forma de fantasía, de una especie de conciencia humana que es la que a todos nos avisa de prestar atención a nosotros mismos y de aprovechar el tiempo al máximo, para mí los hombres grises son grises porque representan el egoísmo y la avaricia del hombre y todo aquel rasgo malo que pueda nacer en él como son por ejemplo las adicciones, de modo que Ende nos hace ver mediante ellos, grises y malos, lo perjudicial del tabaco, sin ir más lejos. Para que los niños en su tan corta edad perciban tal hecho, el autor lo hace enlazando a los hombres grises que son malvados con este vicio que muchos tienen, que también es malo.


PSICOANÁLISIS DE MOMO COMO CUENTO DE HADAS

El niño tiene necesidad de magia.

Los cuentos dejan que el niño imagine cómo puede aplicar así mismo lo que la historia le revela sobre al vida y la naturaleza humana, en este sentido, Momo nos enseña los caminos incorrectos del hombre a lo largo de su existencia, ¿por qué todos los niños amigos de Momo acudían a ella por el extraño motivo de cierto abandono que sus padres mostraban a ellos?, la respuesta es muy sencilla: todos se habían impregnado de las ideas que los hombres grises iban pregonando y por esto se convirtieron en personas muy avariciosas que solo pensaban en ahorrar tiempo. De ahí que el cuento avance de manera similar a como el niño ve y experimenta el mundo; al navegar por los entresijos de esta popular obra de Ende el niño advierte un extraño y cuasi esquizofrénico comportamiento de los adultos, en realidad no es más que el mero reflejo de la sociedad industrializada y anquilosada en la materialista pretensión de poder alcanzar cada día más (más tiempo, para trabajar más y conseguir mayores beneficios). Sin ir más lejos el pequeño (o no tan pequeño) cree entonces lo que la historia le cuenta porque el mundo que esta le presenta coincide con el suyo.

Como en todos los pueblos preliterarios y en los que la evolución ha llegado ya a la etapa literaria, “ el niño supone que las relaciones que mantiene con el mundo inanimado son exactamente iguales que las que mantiene con el mundo de las personas”, es este un pensamiento animista, que permanece hasta la pubertad, y por el cual el niño no experimenta división clara que separe los objetos de las cosas vivas; y cualquier cosa que tenga vida la tiene igual que nosotros: creen sinceramente que los animales entienden y sienten junto a él, (aunque no lo demuestren abiertamente). Los niños al leer Momo se sienten identificados con la relación que sostiene con la tortuga Casiopea a lo largo de la historia; es su amiga y una especie de ángel de la guarda. Los animales vagan libre y tranquilamente por el mundo, por lo que es natural que en los cuentos, estos mismos animales guíen al héroe en sus pesquisas que lo conducen a lugares lejanos, como Casiopea, la tortuga, que llevaba a Momo hasta la Calle de Jamás y por supuesto a La Casa de Ninguna Parte. Pero no todo acaba aquí, pues este pensamiento animista hace que los niños lleguen a la conclusión de que no sólo los animales piensan como nosotros; las piedras o los objetos también gozan de vida para ellos.

Y también a partir de este pensamiento animista los pequeños comienzan a preocuparse por preguntas tan fundamentales como filosóficas: ¿Quién soy yo? ¿Cómo debo tratar los problemas de la vida? : las respuestas que ofrecen los cuentos y la respuesta que la niña protagonista del libro propone a cerca de su identidad están más cercanas a lo fantástico que a lo real:

“-¿De dónde vienes, pequeña?
Momo hizo un movimiento indefinido, señalando algún lugar cualquiera a lo lejos (…).
-¿Y cuándo naciste?
Momo pensó un rato y dijo, por fin:
-Por lo que puedo recordar, siempre he existido”.

Esto ocurre así en la literatura infantil porque las explicaciones realistas son, a menudo, incomprensibles para los niños, ya que estos carecen de pensamiento abstracto necesario para captar su sentido. Los adultos están convencidos de que proporcionar respuestas científicamente correctas, clarifican las cosa para el niño. Pero todo lo contrario, de esta manera se confunde al pequeño y por eso Momo explica de donde viene, cual es su hogar o incluso la edad que tiene conforme a esta línea de conocimiento basado en la fantasía y en la magia que guardan todos los niños en sus mentes y corazones.


Satisfacción sustitutiva frente a reconocimiento consciente.

Como todas las grandes artes, los cuentos deleitan e instruyen al mismo tiempo; su don especial es que afectan directamente a los niños. Personalmente y desde mi primera experiencia con Momo, la sensación inicial que me invadió fue de plena satisfacción y verdadera ilusión, en la segunda ocasión, es decir, en la actualidad, el libro me ha aportado valoraciones que antes ni yo misma concluía. Es por ello que pienso que al niño hay que alimentarlo con relatos de este tipo.

Las historias estrictamente realistas van en contra de las experiencias internas del niño; les prestará atención y en algún sentido podrá extraer algo de ellas, pero nunca lo aprehendido comportará ningún significado personal, se informaran pero no se enriquecerán. Sin embargo privarles de ellas es tan absurdo como prohibirles los cuentos de hadas. Esto últimos tienen rasgos muy parecidos a los de los sueños, pero no a los sueños de los pequeños sino a los de los adolescentes o adultos: ¿Cuántas veces no hemos soñado querer correr y sin embargo detrás no dejábamos nada?, no es sino el agobiante estrés que nos provoca la realidad en que vivimos y que todos en nuestro inconsciente conservamos hasta que en lo más profundo de la noche nos invade a modo de obsesión, me estoy refiriendo a que en la escritura de Ende se encuentra aparejada esta sensación agobiante y estresante que la falta de tiempo nos provoca a los humanos contemporáneos y que sin desplazarnos más lejos que de nosotros mismos se nos viene haciendo una especie de realidad nocturna. Por tanto y por muy incomprensibles y sobrecogedores que sean los sueños de un adulto, todos sus detalles tienen sentido cuando se analizan, y permiten que el que sueña comprenda lo que le atormenta a su inconsciente.

Los sueños de los niños son muy sencillos: satisfacen sus deseos y dan forma tangible a sus necesidades y estas pulsiones inconscientes de los niños pueden expresarse mediante el juego, sin embargo hay algunas que son demasiado complejas y contradictorias y por ello los cuentos son de gran ayuda, puesto que representan muchas de estos deseos que pueden llegar a ser demasiado peligrosos, por ejemplo con la lectura de Momo es posible que los pequeños de la casa imaginen que aquellos que él está convencido que le desprecian (los hombres grises quieren destruir a la pequeña Momo) y que tienen poder sobre él, llegarán a reconocer su superioridad.

Aunque los cuentos tengan rasgos parecidos a los de los sueños, su gran ventaja respecto a éstos es que tienen una estructura consistente, un principio bien definido y un argumento que avanza a una solución final satisfactoria. El cuento y el que ahora nos ocupa conservan también otras ventajas importantes comparado con las fantasías individuales. Una de ellas, es que prescindiendo del contenido de éstos, se puede hablar de los cuentos libremente porque el niño necesita guardar el secreto de sus sentimientos sobre lo que ocurre en la historia. El cuerpo del héroe del cuento puede llevar a cabo verdaderos milagros. Al identificarse con él todos los niños pueden compensar con su fantasía, todos los déficits, reales o imaginarios; en el caso de niños huérfanos pueden sentirse aliviados con Momo porque al igual que ellos, la niña, que tan bien sabe escuchar, no tienen papas, pero esta carencia no impiden que elle sea la salvadora de todos los hombres, una auténtica heroína que les devuelve el tiempo a todos. Pueden entonces, los lectores más pequeños, tener la fantasía de que también ellos al igual que la heroína o héroe, son capaces de derrotar a hombres malvados y huraños, o de llegar a un lugar muy, muy especial cuyo ritmo incesante son infinitas agujas de reloj en movimiento o que una tortuga hable a través de su caparazón, en resumen puede hacer que su cuerpo sea y haga todo lo que él desee. Además después de haber satisfecho sus deseos más intensos mediante la fantasía, el niño puede sentirse mucho más conforme consigo mismo.

Sin embargo el héroe de los cuentos y la pequeña Momo tienen algo en común: se convierten al acabar la historia en seres mortales perdiendo ese tinte de héroes que habían llegado a alcanzar, una vez que el héroe del cuento ha encontrado su verdadera identidad al final, es feliz de la manera que es y deja entonces de ser extraordinario.

Para que además estos inocentes lectores consigan resultados positivos de la historia en cuanto a externalización, el niño no debe percibir las pulsiones inconscientes a las que responde cuando hace de las soluciones de la historia las suyas propias. Por encima de todo esto, el máximo provecho de la lectura vendrá proporcionado por la comprensión de ella y en cuanto a su experiencia del mundo, luego entonces para creerse la historia y par hacer que su apariencia optimista pase a formar parte de su existencia del mundo, el niño necesita oírla varias veces, y solamente después de haber hecho esto y de haber dispuesto del tiempo necesario para la lectura, las asociaciones libres del niño referentes a la historia le proporcionaran su propio significado personal del cuento y la ayudarán, así, a enfrentarse a los problemas que le torturan. Con respecto a esto he de decir que la lectura de Momo es especial respecto a las demás, aunque se disfrace de cuento de niños, esta magistral obra de Michael Ende es tan buena para niños como para los no tan niños, y de hecho en mi última lectura de ella he obtenido enseñanzas que nunca hubiera imaginado encontraría, en mi opinión son valores que un niño, a tan prematura edad, no puede entender, pero sí los interiorizará en la medida suficiente como para desarrollarlos posterior y simultáneamente con sus experiencias de vida.

Cuando se leen cuentos a los niños, en clase o en la biblioteca durante la hora de estudio, los críos parecen fascinados. Pero a menudo no se les da la oportunidad de reflexionar sobre los relatos ni de reaccionar de ninguna manera; se les hace empezar inmediatamente otra actividad o bien se les cuenta una historia diferente que destruye o diluye la impresión de la primera. Pero cuando el narrador da tiempo a los niños para meditar sobre el relato, para sumergirse en la atmósfera que se les crea al oírlo, y cuando se les anima a hablar de ello, la conversación revela que el cuento ofrece muchas posibilidades desde el punto de vista emocional e intelectual, por lo menos para un gran número de niños.

Este es el motivo por el que los libros de cuentos con ilustraciones, que prefieren actualmente tanto los niños como los adultos, no sirven para satisfacer las necesidades de éstos, y aunque sea cierto que las ilustraciones coartan tu imaginación en algún sentido, también es cierto que estas mismas en el libro de Momo no impiden satisfacer dichos deseos, como tampoco provocan la pérdida del significado personal que el niño extrae con el propio personaje de Momo o con la experiencia de los ladrones de tiempo.


Sin temor a la fantasía.

Los adultos inteligentes modernos y preocupados por el buen desarrollo de sus hijos, restan valor a los cuentos y privan a los niños de éstos. Se debe tal situación a que muchas personas piensan que los cuentos no proporcionan imágenes reales de la vida tal como es y que por lo tanto, son perjudiciales. Pero los que dicen esto no piensan que la verdad de la vida de los niños puede ser distinta a la de los adultos.

Para responder a la pregunta de si el cuento dice la verdad, nuestra respuesta debería dirigirse no a la verdad en términos reales, sino a lo que le preocupa al niño en ese momento.

Algunos padres temen que sus hijos sean seducidos por la fantasía de los cuentos de hadas; que gracias a ellos terminen por creer en la magia, pero todos los niños creen en la magia, todos los niños creerán en las flores horarias o por contraposición a estas creerán también en humeantes hombres malvados o en una Calle de Jamas que nunca se acaba, no les privemos de la magia y no les limitemos sus fantasías pues los pensamientos del niño no se suceden tan ordenados como los del adulto, ya que sus fantasías son, al propio tiempo, sus pensamientos.


Fantasía, superación, huida y alivio.

Los aspectos imprescindibles en los cuentos de hadas son fantasía, superación, huida y alivio. Además en todos los cuentos de hadas completos es necesario que nos encontremos con un final feliz para que el niño se sienta aliviado y pueda extrapolar este sentimiento de solución a sus problemas reales. En el cuento de hadas tradicional y como Momo es una novela-cuento de hadas, la heroína Momo encuentra su recompensa y el personaje malvado, representado aquí por los ladrones de tiempo, recibe el castigo que se merece, satisfaciendo, de esta manera, la profunda sed de justicia del niño.

El niño considera adecuado que el destino del personaje perverso sea, precisamente, el que él mismo deseaba para el héroe. Para sentirse aliviado es necesario que se restablezca el orden correcto en el mundo: que todos los mayores vuelvan a ser como antes, que dejen de obsesionarse por ahorrar tiempo y dediquen este mismo a sus amigos e hijos como ocurría anteriormente. Esto significa que el personaje malvado, en el caso de Momo podemos hablar, incluso, hasta de instituciones: “Las Cajas d ahorro de tiempo” y todos sus representantes, deben ser castigados, es decir, el mal debe ser eliminado del mundo del héroe y así ya nada podrá impedir que éste, y todos sus amigos, ya que ella es la heroína, vivan felices para siempre.

Por otro lado algo que nos parece terrible es la posibilidad de ser abandonados, de que nos dejen completamente solos. El psicoanálisis lo ha llamado angustia de separación y cuanto más pequeños somos, más acuciante es la ansiedad que sentimos. Sin embargo esta angustia de separación que sentimos se supera para siempre cuando encontramos la pareja ideal, con la que llegamos a establecer una relación personal muy satisfactoria, para Momo no había una pareja en sí mismo, pero podemos decir que su angustia fue superada porque todos sus amigos formaban su familia, porque encontró en Casiopea una consejera muy especial y en el Maestro Hora un amigo donde solo lo puedes encontrar en “ninguna parte”.

El hecho de no poder experimentar la superación y el alivio es algo que sucede con excesiva frecuencia en la realidad, pero que no alienta al niño a enfrentarse a la vida con la constancia que le llevaría a un nivel superior de existencia. El alivio es la mayor contribución que un cuento de hadas puede ofrecer a un niño: La confianza de que, a pesar de todos lo problemas por los que tiene que pasar (llegar a vencer a los hombres grises para que todo el mundo vuelva a comportarse como antes), no solo conseguirá vencer sino que las fuerzas del mal serán eliminadas y no amenazaran nunca más su bienestar espiritual.

Es el elemento fantástico el que proporcionará al niño la sensación de alivio final: Gracias a la tortuga Casiopea y al Maestro Hora el niño adivina el final feliz que tras un largo camino ha estado esperando.


Paso de la infancia a la niñez con ayuda de la fantasía.

En el momento en el que el mundo exterior comienza a presentarse al niño como un elemento tentador para que abandone el círculo familiar, el niño es capaz, entonces, de obtener una cierta satisfacción emocional hacia las personas que no forman parte de su familia inmediata. En este sentido el niño experimenta un desencanto doloroso, ya que ve que sus padres no están de acuerdo con sus experiencias infantiles y con sus deseos de conseguir algo por sí solo.

Debido a estas nuevas experiencias con el mundo externo, el pequeño se da cuenta de las limitaciones de sus progenitores y experimenta un disgusto por el comportamiento de sus padres, que hacen que busque satisfacciones en cualquier otra parte. Las cuales vienen proporcionadas por la fantasía que facilita al niño el no dejarse vencer por la desesperación.

Por tanto, Momo, es un importante elemento para fantasear, el libro permite al niño que imagine una solución favorable a sus problemas reales, ya que, toda la fantasía que Michael Ende recrea en su obra hace que el niño se evada y olvide dicha desesperación. Y aunque esta fantasía es irreal, la sensación agradable que nos proporciona respecto a nosotros mismos y nuestro futuro es completamente real, y necesitamos esta sensación para sobrevivir.

Al principio del cuento, Momo se ve despreciada e incluso maltratada por los perversos hombres grises. A medida que avanza la historia nuestra heroína depende también de otros seres que la ayudan, como son sus amigos y la tortuga. Al final del cuento Momo ha vencido en todas las pruebas y obstáculos que se le han presentado y gracias a estas victorias ha alcanzado su verdadera identidad. En los cuentos de hadas, por tanto, no se vence a otras personas, sino a uno mismo y a la maldad representada en este caso por los Ladrones de Tiempo. Esto significará para los niños que nadie les va a dar órdenes y que sus deseos se verán realizados. Pero un muchacho además obtendrá otro significado: La obligación de dictar leyes, es decir, actuar con sabiduría. El cuento de hadas ofrece al niño la certidumbre de que algún día llegará a conquistar un reino. Aunque al niño le cueste imaginárselo y no pueda creerlo, el relato le asegura que fuerzas mágicas, como la del Maestro Hora, acudirán en su ayuda. Esto reaviva una esperanza que, sin esta fantasía, se extinguirá al contacto con la cruda realidad, ya que el cuento de hadas es más convincente psicológicamente que ninguna otra historia “realista”.


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