10.8.20

¡Feliz cumpleaños, Jim Botón! Jim Botón cumple 60 años.

Texto: Katja Iken en Spiegel
Imagen: Mathias Weber




Una carta de felicitación.



09/08/2020
Querido Jim,

¿O debería escribir: "Estimado señor Botón, último descendiente del rey Gaspar, príncipe de Mirra, gobernante de Jimballa? Porque como tal tuve que despedirme de ti con lágrimas en los ojos al final del segundo volumen de Jim Botón y los 13 salvajes, que mi padre nos leyó a la luz de las velas en la carpa de Spiekeroog. Pasaste de ser un expósito negro sin nombre, entregado en Lummerland dentro de un paquete de correo, a ser el poderoso gobernante de un imperio que concede asilo a todos los niños necesitados de este mundo.

Como sea, espero que Su Alteza se encuentre bien. Puede que ahora tengas 60 años y seas un hombre mayor con las sienes grises y lentes bifocales, que a veces cabecea después del almuerzo, toma pastillas para la presión arterial y usa un chaleco beige con bolsillos adicionales debajo de la túnica de príncipe. Pero para mí eres un pequeño y valiente hombrecito. Un héroe que he amado y admirado como a ninguno otro.

¿Cómo lo expresó tu inventor, el gran escritor Michael Ende, un año antes de su muerte? 
Existe el primer amor y siempre es una experiencia especial. Puede que tengas amores más importantes y fatídicos más tarde, pero el primer amor de alguna manera conserva una magia que ya no se repite. Así es como me siento con Jim Botón. Fue mi primer libro y también mi primer éxito.

Fuiste el primer amor de Michael Ende y mi primer ídolo masculino. Incluso más valiente que Kalle Blomquist y Emil de Kästner, te afirmaste, buscaste la aventura y nunca te rendiste. Pippilotta Viktualia Rullgardina Krusmynta, la hija de Efraim Longstocking y tú fueron las figuras luminosas de mi niñez, me enseñaron a soñar y me ayudaron a mantenerme segura mientras crecía.

Nunca hiciste las cosas de forma fácil: podrías haberte quedado en el tranquilo Lummerland, con la Sra. Queé, el sabelotodo señor Manga y el torpe rey con bata, Alfonso-doce-menos-cuarto. En cambio, saliste una noche por la ventana y cruzaste el mar con tu amigo Lucas en Emma la locomotora calafateada.

Cuando te enteraste del secuestro de la princesa Li Si, conquistaste La Corona del Mundo y el peligroso Valle del Crepúsculo; incluso conquistaste la espantosa Boca de la Muerte. Lucas y tú, repararon el volcán de Nepomuk y finalmente derrotaron a la señora Maldiente en Kummerland, la ciudad de los dragones, para liberar a Li Si y a todos los demás niños de las garras de la dama dragón.

No recuerdo los nombres exactos de los pobres compañeros de Li Si. Pero si, que los "indios" y los "esquimales" estaban allí. Estas palabras ya no se usan hoy, incluso la palabra con N se encuentra sólo una vez en Jim Botón y Lucas el maquinista. A pesar de que cuando naciste en 1960, todavía estaba en uso.

Imagínate, querido Jim, cuando yo era una niña que iba al jardín de infantes, comía kilos de "besos de negra" y tenía una hermosa muñeca negra a la que en realidad llamé "muñeca negra"; nadie me detuvo, no mis padres hippies de mente abierta, con quienes vivía en Estados Unidos. Con eso formé parte oficial de la pandilla racista de mi familia.


Píldora pedagógica, envuelta en papel de cuento.
Una maestra de Hamburgo calificó recientemente de racistas a los libros de Jim Botón. “Desafortunadamente, todavía se lee mucho a Jim Botón", advirtió en Die Zeit. “Reproduce muchos clichés sobre la naturaleza y apariencia supuestamente típicas de los negros." La maestra también preferiría ver a Pippi Longstocking en la papelera, en lugar de en las guarderías.

Cuando leí esto, me asusté. ¿Pippi y tú, los héroes de mis días en la escuela primaria, villanos que deberían acabar en el depósito de chatarra de la historia? Me preguntaba qué sigue siendo aceptable en el canon de libros para niños. ¿El ladrón Hotzenplotz? Un fumador criminal y alcohólico. ¿Karlsson del tejado? Un egoísta, devorador, mentiroso, el modelo a seguir equivocado. ¿Los Sams? Una parodia de la baja estatura. ¿La pequeña bruja? Demasiado descarada. ¿Pumuki? Demasiado caótico.

¡Conni! Es fue lo que pasó por mi cabeza. La ejemplar Conni con el moño en el pelo. Conni celebra su cumpleaños, Conni hornea pizza, Conni y el caballito de mar. Cero por ciento de fantasía, cien por ciento de aburrimiento. La literatura infantil, una vez fue criticada y con razón por Christine Nöstlinger, "para muchos es nada más que una píldora educativa envuelta en papel de cuentos".

Aceite de hígado de bacalao en lugar de pastillas desmenuzables, galletas de espelta en lugar de budín de chocolate: pobres hijos del futuro, pensé. Y me alegré de haber leído Jim Botón con mis tres hijos.

Sí, es cierto, hay clichés en el libro. Los residentes de Mandala, recuerdan mucho a China, tienen grandes cabezas amarillas, llevan nombres como Pi Pa Po y Ping Pong, comen avisperos con piel de serpiente y albóndigas de hormigas con baba de caracol. ¡Uf, diablo! Y buscaras en vano una figura femenina fuerte: la señora Queé es, a pesar de no tener hijos, más del tipo maternal tradicional, Li Si es una princesa elegante, la señora Maldiente es un dragón malvado. ¡Cuidado, sexismo!

Además, el diseño de Jim Botón, ilustrado por Franz Josef Tripp, es de color negro azabache, tiene grandes ojos saltones y amplios labios rosados. Rasgos que también aparecen en caricaturas difamatorias. Es por eso que la compañía Tonies modificó rápidamente el diseño en 2019 después de acusaciones de racismo: un Jim de piel más clara, de ojos más pequeños, de labios estrechos. A mí, querido y estimado Jim, antes me agradabas más.

Los fabricantes de Tonies podrían haber leído el libro. Es difícil pasar por alto el hecho de que Michael Ende nunca quiso degradar a los negros. En la página 142 el señor Tur-Tur el gigante aparente (grande de lejos, pequeño de cerca, como tantas cosas que nos oprimen) habla explícitamente contra los prejuicios:

Existen hombres que presentan ciertas particularidades características. Por ejemplo, el señor Botón tiene la piel negra. Es así por naturaleza y en ello no hay nada raro, ¿no es cierto? Pero, por desgracia, la mayoría de las personas no piensan así. Si usted, por ejemplo, es blanco, está convencido de que sólo su color es el bueno y siente algo contra los que son negros. A menudo los hombres somos muy poco razonables.

Quien acusa seriamente a Michael Ende de racismo, no ha entendido ni al autor ni al libro, que es una parábola fantástica y profundamente anti-racista y anti-nazi. ¿Quiénes son los ganadores aquí? Un simple maquinista y tú Jim, un pequeño expósito negro.

¿Y quién es el perdedor? Los habitantes de Kummerland, un triste remanso de horror con un cartel en la entrada que dice: "¡Atención! La entrada está prohibida para dragones que no sea de pura raza. ¡Pena de muerte!". ¿Y por qué el medio dragón Nepomuk es tan agradable? Porque simplemente no es "de pura raza" como las repugnantes bestias que lo rechazaron.

 
Resistencia en lugar de la Wehrmacht
Michael Ende, nacido en 1929, sufrió el terror nazi de primera mano cuando era niño: cuando tenía siete años, los nacionalsocialistas prohibieron las obras de su padre, un pintor surrealista, tachándolo como "arte degenerado". Muchos conocidos y amigos de la familia desaparecieron.

Cuando el joven de 15 años recibió su orden preliminar para unirse a la Wehrmacht poco antes del final de la guerra, rompió la solicitud y la quemó. Se unió al Freiheitsaktian Bayern (Acción para la libertad de Baviera) y arriesgó su vida luchando contra Hitler como mensajero de la resistencia.

Michael Ende mostró mucho coraje, como tú, Jim que salvaste a los niños de la mazmorra de Kummerland y abriste para ellos las puertas de un refugio donde los niños de todas las naciones pueden convivir en paz. Y has logrado que la malvada señora Maldiente se convierta en dragón dorado, la desagradable criatura mutó bajo tus manos en el maravilloso dragón de la sabiduría.

Incluso la persona más desagradable puede cambiar. ¿Es uno de los mensajes de Michael Ende? El escritor se opuso enérgicamente a lo largo de su vida a seguir una agenda educativa. Cuando en una de sus raras entrevistas a finales de 1962 se le preguntó qué quiso decir con Jim Botón, respondió: "¡Nada! Nada, excepto estimular la imaginación del niño".

Él tuvo éxito. Gracias a tu inventor y gracias a ti, querido Jim, por llevarme a través de tu maravilloso mundo de sueños. ¿Permites que la señora Queé siga horneando? Hará un suculento gugelhupf y encenderá todos los faroles de Jimballa.


¡Te deseo lo mejor de todo corazón!
¡Atentamente!
Tu Katja

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