10.2.15

Anacronismos y espíritus

Texto: Vanessa Gordo en Revista Babar 
Imagen: Michael Ende



«Una cosa muy misteriosa, pero muy cotidiana. Todo el mundo participa de ella, todo el mundo la conoce, pero muy pocos se paran a pensar en ella. Casi todos se limitan a tomarla como viene, sin hacer preguntas. Porque el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón».
Michael Ende



Cada vez que me paro a pensar en lo que haces, en lo que eres, creo, poco a poco, que el tiempo se acabó. Nunca observé la monotonía, nunca me sumergí en las profundidades del hombre, nunca quise observar todos y cada uno de esos supuestos animales humanizados.

Nunca he querido volver la mirada atrás, siempre quise que el recuerdo fuese sólo eso, recuerdo. Pero al introducirme en el palacio del tiempo, sentí como invadían mi ser multitud de alegres espíritus, los cuales jugueteaban traviesos por entre las esquinas de mi corazón.

Aparecen, todas y cada una de las palabras sólidas y firmes, pero al volver con los espíritus, me sentí ahogada por la oscuridad de la anacronía. Todo era oscuro, todo parecía confluir en un mismo punto, del cual emanaba una fresca e infantil luz que fue la guía de todo mi ser hacia ti.

Esperaba encontrarte, busqué y busqué pero me fue imposible encontrar un mundo donde habitasen los niños, donde, gracias a su calor, dicha región del cosmos dejara de ser árida e inerte, dejara de ser un espacio sin tiempo, de ser un lugar donde no existía el pensamiento.

Al mirar al cielo, casi me atrevería a decir, al pensar en ti, que me embargaba el espíritu del teatro, la electricidad del actor y de la actriz. Sé que me entiendes, ya que fuiste siervo infiel de esos diablillos, a los que traicionaste con la impresión del alma, pero aún quedan grabadas, las grafías que codifican la ilusión, tu miedo a crecer y todo tu infantil ser que se vio abocado a sufrir el peor de los castigos posibles: la nada.

Pero a pesar de haber dejado en tierra tus legados materiales, no creo que olvide el aroma de tu espíritu, esa fragancia a indomable anacronía que imprimías en cada una de tus infantiles palabras.

Espero que este S.O.S. desde el fondo del túnel del tiempo, sumergida en viscosa sustancia gris, se torne grito unánime de aquellos que como tú, queremos escapar de los espacios temporales.

P.D. Cuando te vuelva a ver, enséñame a ser lo que siempre quise ser, una niña... PARA ENDE.


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