18.2.15

Michael Ende

Texto: Paco Cid Jiménez, Sonia B. García Romero y Eva Mª Maroto Fernández en Educac
Imagen: Michael Ende



Escritor alemán, de tendencia fantástica. Durante sus estudios alternó la escritura con el teatro. En 1961 recibió el premio al mejor libro infantil publicado en Alemania, por Jim Botón y Lucas el Maquinista.

Pero las obras que le han hecho internacionalmente conocido son Momo y La historia interminable. 

En sus creaciones, Ende refleja la soledad que padecen los niños de la era consumista, un concepto diferente del espacio y del tiempo, la riqueza literaria del miedo. 

Sus protagonistas son niños-héroes acostumbrados a sobrellevar la soledad por medio de la fantasía. Tras la guerra se derrumba la estructura familiar tradicional en Alemania; los alemanes pretenden olvidar el horror vivido dedicándose al consumo y la diversión. De ahí que Ende, a lo largo de toda su obra, mitificara a los miembros más pequeños de las familias alemanas, muchas de ellas familias de hijo único. 

A partir de los años 60, la soledad en que se veían los niños alemanes (recordemos los ‘niños de las llaves’, quienes pasaban la mayor parte del tiempo solos, con unos padres que trabajaban todo el día), sería ‘aprovechado’ por Ende para suplir esta soledad con la fantasía. Momo, Lena o Bastián son niños que han asumido la condición de la infancia solitaria.

El realismo en esa época se imponía en la literatura infantil, así que los libros fueron considerados por algunos críticos como ‘inadecuados’ para la infancia. Sin embargo, los pequeños lectores de Ende demandaban sus libros, pues en ellos podían dar rienda suelta a su imaginación. El simple hecho de girar sus páginas se convierte en una fórmula mágica para traspasar fronteras.

En la Historia interminable, es la propia Fantasía la que se encuentra en peligro, y necesita de la imaginación de un niño para salvarse.

Por otro lado, en los libros de Ende la eternidad es una realidad, como lo es para los niños, quienes no son conscientes del pasar del tiempo, y que viven en una sucesión de presentes, en la que lo importante siempre es el ahora. Es la propuesta de fondo en Momo, el volver a la vida en la que el concepto de ‘tiempo’ que todos conocemos no existe y no pasa para el protagonista, pues los que pasamos somos nosotros. 

Los protagonistas de Ende viven en espacios creados artificialmente, unas veces reflejan el desastre, otras los muestran como algo natural. Momo, por ejemplo, vive en un anfiteatro abandonado, una ruina de la cultura del hombre. 

Otros libros de Ende son Tragasueños, El espejo en el espejo, El dragón y la mariposa y, por último, Jojo: historia de un saltinbanqui (teatro).


Sobre la voluntad y los deseos

Es bien conocido el pasaje de La historia interminable en donde Bastian y Graógraman hablan sobre la naturaleza de los deseos y la voluntad, menos conocido el diálogo de Ajasver Tubal y Cyril Abercomby en La prisión de la libertad o las enseñanzas de Rosamarino Silber en La escuela de magia; pero los tres fragmentos tratan de lo mismo, un tema que sin duda era de los predilectos de Michael Ende, y que leídos en conjunto pueden resultar más esclarecedores. 

Copio textual los párrafos: 


- Lo que no entiendo es otra cosa -trató de explicar Bastián-. ¿Todo está ahí sólo cuando yo lo deseo? ¿O estaba ya antes y únicamente lo adivino de algún modo?
- Las dos cosas -dijo Graógraman.
- Pero, ¿cómo puede ser? -exclamó Bastián casi con impaciencia-. Tú llevas ya quién sabe cuánto tiempo aquí, en el Desierto de Colores de Goab. La habitación de tu palacio me esperaba desde siempre. Sikanda, la espada, me estaba destinada desde tiempo inmemorial... ¡Tú mismo lo has dicho!
- Así es, señor.
- Pero yo... ¡yo estoy sólo desde ayer por la noche en Fantasía! ¡Por lo tanto, no es verdad que todo exista sólo desde que estoy aquí!
- Señor -respondió el león serenamente- ¿no sabes que Fantasia es el reino de las historias? Una historia puede ser nueva y, sin embargo, hablar de tiempos remotos. El pasado surge con ella.
La historia interminable

Volar

Texto: Patricia López en Revista Babar no. 19 
Imagen: ---



Hace mucho, hubo un tiempo en que la fantasía no se diferenciaba, en nada, de la realidad. Todo el mundo estaba ocupado por el espíritu que crea FANTASÍA, y de ésta a la realidad, iban y volvían como si de uno mismo se tratara... Pues no existían fronteras, ni límites; no existía el horizonte, ni el principio, ni el final. Sólo existía la eternidad de ese espíritu. El que se ve reflejado en todas las miradas no vacías, en todos los ojos que desprenden luz cuando miran.

En aquel tan lejano tiempo, el mundo de FANTASÍA era inmenso, infinito. Poseía muchas riquezas, tales como la verdadera voluntad de cada uno..., pero ahora Fantasía está a punto de expirar. De ella queda tan sólo su recuerdo, y sueños. Muchos sueños, los sueños que hemos ido sembrando a lo largo de nuestras vidas (algunos a medio soñar), y que han ido a parar allí, a un baúl lleno de polvo...

10.2.15

La diosa de la fantasía

Texto: Gibran Khalil Gibran
Imagen: Beatriz Colom



Hombre, te he llamado porque soy
la Diosa de la Fantasía. Te he
concedido el honor de presentarte
ante mí, la reina de las praderas
de los sueños. Escucha mis órdenes
porque te designo para que las
prediques a toda la raza humana.
Explica a los hombres que la ciudad
de los sueños es una fiesta de
casamiento a cuya puerta se

halla de guardia un poderoso
gigante. Nadie puede entrar
si no usa ropas de casamiento.

Haz de saber que esta ciudad es un
paraíso cuyo centinela es el ángel del Amor; ningún ser
humano puede entrar si no lleva
inscripto en la frente el signo
del Amor. Descríbeles estos
hermosos campos, cuyos ríos
fluyen con néctar y vino, cuyos
pájaros navegan por los cielos y cantan
con los ángeles. Describe el perfume
cromático de sus flores y comunica
que sólo el Hijo del Sueño puede
pisar su muelle pasto.

Donde la filosofía termina, la poesía debe comenzar

Texto: Maria del Pilar Torres Anguiano en Los motivos de la marea 
Imagen: Edgar Ende



La relación entre Filosofía y Literatura es importante, no sólo en el contexto de la filosofía romántica e idealista, sino en la llamada post modernidad.

Karl Wilhelm Friedrich von Schlegel1 (1772-1829, el autor cuya frase da título a este escrito, es famoso por sus aforismos e ironías. Como dice Humberto Eco, el juego metalingüístico de la ironía corre siempre el riesgo de no entenderse y, con ello, de ser rechazado. Pero es que ese riesgo es la máxima cualidad de la ironía, el hecho de que siempre hay alguien que toma el discurso irónico como si fuese serio.

De cualquier forma, irónico o no, el trasfondo de esta afirmación romántica tiene implicaciones muy amplias. A fin de cuentas, se trata de discutir sobre la relación existente entre la filosofía y la literatura.

Podríamos iniciar nuestro comentario con la siguiente frase:

“Diálogo, aforismo, carta, ensayo, tratado, plegaria, autobiografía, meditación, fragmento, poema didáctico, manual [...], la forma literaria de la filosofía tiene muchos rostros.”2

El folklore imaginario

Texto: Fernando Herrero en Revista de folklore
Imagen: Jacek Yerka



I.-CONCEPTOS.

Difícil es separar, al cabo del tiempo, aquellos "mensajes" del pasado que proceden de una serie de hechos y costumbres repetidos, que nacen desde el interior de un grupo humano concretizado, de los que surgen de la imaginación -tanto la tradición popular de historias y consejas, o incluso de la determinación- de crear unos mundos específicos, con una serie de supuestos que los configuran, a través de la distancia, como reales. Así, la coexistencia de un folklore real y un folklore imaginario ha sido una constante que sólo estudios antropológicos serios han conseguido deslindar. De todas formas, esta búsqueda de la autenticidad es en ocasiones una simple cuestión de "orden", aunque, en otras, se convierte en sustancia de un examen verídico de la historia y no de una pura elucubración sobre la misma, generalmente manipulada desde unos presupuestos políticos y sociales determinados.

La estrecha simbiosis de lo "real" y lo "imaginario" en algo tan amplio como es el folklore, se comprueba incluso en la serie de trabajos que esta Revista viene publicando. Coexisten los absolutamente concretos (tanto en costumbres, poemas, instrumentos, etc.) con otros preponderantemente ficcionales (la Saga arturiana, por ejemplo). Personalmente, me apasiona el folklore y sus posteriores implicaciones en la cultura concreta -originaria o trasvasada- de cada país o etnia en un momento historio determinado. Cuando el pensador, poeta y "maldito" autor francés Antoine Artaud ve una representación del teatro balinés (folklore en estado puro), sufre un choque estético profundo y catárquico, que influye decisivamente en su teoría-poética del teatro, tan influyente hasta nuestros días. ("El teatro y su doble" folklore trascendidos.) Toda la vitalidad del folklore más allá de su fijación documental, se encuentra, pues, en esta dualidad indefinible y, hasta cierto punto, y afortunadamente, indefinida.

Anacronismos y espíritus

Texto: Vanessa Gordo en Revista Babar 
Imagen: Michael Ende



«Una cosa muy misteriosa, pero muy cotidiana. Todo el mundo participa de ella, todo el mundo la conoce, pero muy pocos se paran a pensar en ella. Casi todos se limitan a tomarla como viene, sin hacer preguntas. Porque el tiempo es vida. Y la vida reside en el corazón».
Michael Ende



Cada vez que me paro a pensar en lo que haces, en lo que eres, creo, poco a poco, que el tiempo se acabó. Nunca observé la monotonía, nunca me sumergí en las profundidades del hombre, nunca quise observar todos y cada uno de esos supuestos animales humanizados.

Nunca he querido volver la mirada atrás, siempre quise que el recuerdo fuese sólo eso, recuerdo. Pero al introducirme en el palacio del tiempo, sentí como invadían mi ser multitud de alegres espíritus, los cuales jugueteaban traviesos por entre las esquinas de mi corazón.

Aparecen, todas y cada una de las palabras sólidas y firmes, pero al volver con los espíritus, me sentí ahogada por la oscuridad de la anacronía. Todo era oscuro, todo parecía confluir en un mismo punto, del cual emanaba una fresca e infantil luz que fue la guía de todo mi ser hacia ti.
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