Imagen: Kevin Carden
Yo he escogido el tema de las nuevas corrientes en la literatura infantil, precisamente porque creo que estamos en un momento que debe ser esencialmente renovador para los libros.
Es indudable que toda nuestra sociedad está en crisis, en un momento de cambio, de tránsito, de revisión; vivimos en una época agitada, turbulenta, donde los valores que parecían fijos se han alterado, donde los esquemas sociales imperturbables se empiezan a perturbar, y el individuo necesita enfrentar con sinceridad las nuevas perspectivas.
Desde un punto de vista universal, lo primero que hay que determinar es qué nuevas corrientes de la literatura infantil tienen relación estrecha con las áreas de donde proceden, o a dónde van dirigidas. No basta ya el punto de vista europeo y norteamericano, con países altamente desarrollados, con un grado de escolaridad y alfabetización muy alto, con una tradición libresca que se remonta a varios años atrás, y una industria editorial muy potente y una capacidad de lectura enorme. Se hace necesario adoptar el punto de vista de los países del Tercer Mundo para tener una concepción total de los caminos de la nueva literatura.
No es lo mismo Bolivia que Alemania, ni es igual Pakistán que Francia, ni tiene semejanza Kenia con España. Las condiciones son tan diversas, que, por fuerza, la literatura infantil tiene que ser diferente, no obstante el elemento humano, los niños, sean iguales en todas partes.
En los países en vías de desarrollo se necesitan determinados libros, y el libro didáctico tiene preferencia sobre el libro literario. La diferencia no está tan marcada como en los países donde el libro didáctico tiene una misión muy específica de enseñar, y el literario de recrear. Del mismo modo, que en los países en vías de desarrollo el libro para niños puede servir también para adultos.
Teniendo en cuenta las diferentes áreas culturales y sociales y los intereses de grupo, pueden determinarse las nuevas corrientes de literatura infantil.
En los países donde hay desarrollo desigual y el concepto de literatura infantil es casi nuevo, por ejemplo: Bolivia, Venezuela, Panamá, Kenia, Libia, etc…, y donde hasta hace poco, la influencia colonial ha sido muy fuerte, se trata de evitar este colonialismo cultural, y afianzarse en la nacionalidad reciente.
Con este fin, la literatura infantil descubre al niño los valores de la propia tierra y de la propia cultura. Se desarrolla, entonces, una literatura inspirada en mitos y leyendas folklóricas, en tradiciones populares de carácter oral, que tiene gran aceptación. Se publican autores nacionales, se fomentan los autores patrióticos, y el conocimiento de los hechos y hombres del país. Incluso, se da preferencia a tipos y paisajes más auténticos, por ser más próximos, en contraste con las figuras importadas, o la fauna y la flora desconocida. Hasta países como Argentina, de tan gran desarrollo cultural, se encuentran en esta postura de afianzamiento del nacionalismo.
Este es el caso de la literatura infantil australiana. Cuando Australia dependía muy directamente de Inglaterra, los anaqueles de las librerías australianas eran una mera reproducción de los británicos. Una vez independizado el continente, los editores recomendaban a los autores que describiesen un ambiente australiano en sus historias y narraciones. Koalas, canguros y árboles de goma, paisajes australianos del bosque, de los lagos y ensenadas y de sus maravillosas costas y playas eran predilectos de los narradores, lo que daba un toque muy especial de exotismo a esta literatura que podía servir para la exportación, y que trataba también de independizarse. Últimamente el escritor piensa que hay que ser también universales, y que no basta con el mero localismo.
Esto explica, en parte el resurgimiento de las literaturas regionales y en especial de la literatura infantil en lengua catalana, gallega, vascuence y andaluza. Un determinado estado social promueve las literaturas de cada región, aunque a veces, sea de manera artificial.
Lo mismo sucede con la literatura infantil de Pakistán y de la India. El largo dominio inglés y el predominio de la lengua inglesa hizo que estos países fueran bilingües. Si la lengua nativa era puramente oral, todo lo impreso estaba en inglés. Todavía hoy en las librerías de Rawalpindi en Pakistán, las estanterías dedicadas a literatura infantil están llenas de volúmenes ingleses de Enyd Blyton, Crompton y otros narradores clásicos ingleses. Una descolonización reciente se refleja en unos tímidos ensayos de imprimir libros para niños de autores pakistanís, y la literatura infantil nativa, que todavía es muy pobre.
Por otra parte entre las nuevas corrientes está la de las traducciones y la protección a los autores nacionales.
Frente a esta tendencia, los países muy desarrollados, que ya se conocen a sí mismo y han promocionado a sus propios autores, sienten el deseo contrario: conocer lo exótico, aquello que no es de su tierra. Así se comprende, también, que una de las grandes corrientes de le literatura infantil en Europa haya sido dar a conocer el mundo lejano y antípoda del propio país. Personalmente, recuerdo lo que disfruté con los tamarindos, que no había visto nunca, de las novelas de Salgari, y con toda una fauna y flora tropical de extraordinario exotismo.
En los países donde está naciendo la literatura infantil, existe la tendencia y deseo de proteger a los autores nacionales y evitar el excesivo número de traducciones, para cortar la influencia extranjerizante. Este es el caso de Brasil, en cuyo reciente Congreso en Río de Janeiro se ha llegado a pedir un tanto por ciento de autores extranjeros frente a los autores del país, en relación más favorable para los del país.
En cambio, en los países donde el desarrollo de la literatura infantil es muy grande no se pone tasa a las traducciones, ya que el mercado las acepta, y al niño le interesa tanto lo nacional como lo extranjero. Este es el caso de España que tiene déficit de traducciones de literatura infantil de grandes autores extranjeros. Es deseable el equilibrio entre producción nacional y traducción.
Hemos de hacer notar que, a veces, según sean las circunstancias políticas de los países, incluso en naciones muy desarrolladas, la literatura infantil también puede reflejar un nacionalismo ocasional, producto de las circunstancias.
La coproducción cultural es muy importante y está en las nuevas corrientes. En relación con estas corrientes de tomar conciencia de la propia personalidad, en mayor escala se encuentran los libros patrocinados por la UNESCO, y otras asociaciones culturales. Por ejemplo el primer volumen de los Cuentos folklóricos de Asia, al que seguirán otros, y luego el proyecto de una acción conjunta en Hispanoamérica y en África, que tiene por finalidad la coproducción entre varios países de un mismo continente, inspirándose en el propio folklore para dar a conocer las raíces comunes de Asia, América y África. Por ese camino del nacionalismo, la UNESCO va hacia más amplios horizontes universales. Alguien nos dirá que esto no es nada nuevo. En efecto, nada nuevo hay bajo el sol, pero la novedad radica, ahora, en el esfuerzo común que señala una nueva corriente. Con esta intención yo he publicado los Cuentos populares de Iberoamérica.
En la reunión de expertos de literatura infantil que se celebró en abril de 1975 en Teherán, dadas las diferentes condiciones de los países participantes, muy pronto se vio que el estado de la literatura infantil dependía del área cultural. Los delegados de Túnez y del Senegal, donde la literatura infantil comienza a nacer, dieron muestra de grandes preocupaciones sociales en relación con el estado de sus países, en vías de desarrollo, inclinándose hacia una tarea más eficaz en el campo de la alfabetización y de difusión de los principios básicos, mientras que en países como Japón y otros muchos europeos predominaba la preocupación por la selección y la calidad de los libros, producidos en abundancia.
Al debatirse el tema de las traducciones, muy claramente se manifestaron dos puntos de vista opuestos. Los países en vías de desarrollo se mostraron contrarios a las traducciones, mientras que los países con rica literatura infantil se mostraron más propicios a la traducción, ya que el niño se enriquece con los libros traducidos.
Frente a los partidarios de una autarquía literaria, varios delegados defendieron la libertad de publicación, sea de donde fuere la literatura infantil. No se podían poner fronteras a la traducción. La cultura y los libros son de todos. Volvió a surgir el tema de la libertad y del colonialismo cultural y el temor a un imperialismo. Frente a Brasil, Irán, Venezuela, Senegal y Argelia, hoscos a la traducción, Checoslovaquia, España, Italia y Polonia piden que el mejor libro del mundo, cualquiera sea el país, sea traducido. De aquí su interés por una acción internacional. España recordó la importancia de la Escuela de Traductores de Toledo, ya en el siglo XIII.
Respecto al futuro de la literatura infantil y su contenido se debatieron en Teherán extensamente numerosos problemas. Nuevamente se vio la diferencia entre los países en vías de desarrollo y los países desarrollados.
El tono social, el mensaje o contenido era muy importante para los países en vías de desarrollo. El puro entretenimiento, la libertad de creación tenía más importancia para los otros.
Aunque no sea nuestro tema, quiero citar aquí, por tener relación con el libro infantil, el tema de la ilustración que fue muy debatido, ya que unos países, muy especialmente Checoslovaquia y España, dieron preponderancia al elemento estético de la ilustración, mientras que otros, como Estados Unidos, estimaron la ilustración únicamente en función del texto.
El tema de la ilustración es una de las nuevas corrientes. No se concibe un libro para niños, cuyas ilustraciones no sean las de un artista. Yo misma en mis libros soy inseparable de mis ilustradores Manuel Boix, Calatayud, Miguel Angel Pacheco, Celedonio Perellón, Pepi Sánchez, Juan Romero, Jesús Gabán, Carmen Andrada, Luis de Horna y el gran ilustrador alemán Klaus Ensikat, ganador del Grand Prix de la Bienal de Bratislava. Este certamen internacional de tanta importancia se convoca cada dos años para premiar a los mejores ilustradores de libros infantiles.
Entre las nuevas corrientes de la literatura infantil algunos expertos indican la necesidad de libros para el niño del área rural y del área urbana. En reciente simposio en Zurich, los representantes de Noruega, donde el área rural y marinera es muy grande, se exigen libros de literatura infantil para niños que tienen otros intereses que los niños de la ciudad. Lo mismo sucede en Perú y en otros países americanos, donde el niño indio de las montañas o de los valles lejanos apenas si tiene relación con el niño de las grandes ciudades. El niño del nordeste brasileño, ¿cómo va a leer lo mismo que el niño de Río de Janeiro? Esto, sin embargo, no impediría que hubiese un intercambio entre las dos áreas. En este sentido ha sido muy útil la publicación de Niños de todo el mundo, donde puede verse al niño lapón, al indio, al araucano, al pastorcito, al niño de la gran ciudad, con tan distintos intereses, aunque en ciertos momentos puedan tener intereses comunes. En Irán ha habíamos visto el enorme esfuerzo que se está haciendo para hacer llegar libros infantiles al área rural.
Hasta qué punto la cultura y la sociedad pueden determinar la literatura infantil, es buena prueba los temas propuestos en el congreso que se celebró en Atenas. En una sociedad supermecanizada, burocratizada, con una tecnocracia poderosa, de pronto brota la necesidad del mundo de la fantasía y de la belleza. Bajo el título general de Adaptación de la literatura a las exigencias del niño actual, los temas que se debatieron y expusieron son los siguientes: La función del cuento de hadas en la era de la tecnocracia, La función de la poesía en la vida del niño actual y La ilustración del cuento de hadas y de la poesía.
Una sociedad en exceso deshumanizada, siente nostalgia de lo puramente poético, y es posible que se piense en la literatura de evasión, de distracción, de entretenimiento como una forma de humanizarnos; la actual forma de la sociedad y los libros infantiles actuales no garantizan la felicidad del niño, es posible que tampoco sean eficaces en su pragmatismo utilitarista. La verdadera formación humanística puede volver a recuperarse con la lectura de la poesía, y es posible que el papel que vuelvan a desempeñar los cuentos de hadas, es decir los elementos mágicos en nuestra sociedad contemporánea, sea definitivamente de acción salvadora. Es curioso que sea precisamente en Grecia, la tierra del equilibrio y de la medida, donde se planteen estos temas, en este caso la posible transformación de la sociedad mediante la literatura.
Estas son las mismas razones que aduce hoy día, el psicólogo Bruno Bettelheim en su libro The uses of enchantement, traducido como Psicoanálisis de los cuentos de hadas: “Porque enriquecen la vida del niño, no sólo divirtiéndole, sino estimulando su imaginación y propiciando sus sentimientos positivos, al enseñarle que hay que luchar contra las adversidades”.
Y si tenemos en cuenta esta sociedad supermecanizada, es muy valioso lo que añade: “Los cuentos de hadas, mientras le divierten, le aclaran su propia personalidad y favorecen el desarrollo de la misma. Hay tantos significados a niveles tan diferentes, que enriquecen la vida del niño mucho más de lo que pudiera hacerlo cualquier libro, imposible de compararse a los cuentos de hadas”.
El predominio de los cuentos de hadas, la corriente de la literatura fantástica ha llegado actualmente a su cúspide. Recordemos de Michael Ende La historia interminable y Tolkien con El señor de los anillos. Esto va unido al resurgimiento de los cuentos populares, que tantos elementos fantásticos tienen. Se reeditan los clásicos, Grimm, Bechstein, Andersen, leyendas españolas y de todo el mundo y se inventan narraciones fantásticas unidas a la ciencia ficción, muy semejante al mundo de los libros de caballerías.
Recientemente se acaba de celebrar el XX Congreso Internacional de Literatura Infantil en Tokyo, al que asistieron 800 congresistas. La conferencia principal estuvo a cargo de Michael Ende y sus palabras fueron magistrales. Comenzó diciendo que si alguna vez dejamos de ser niños es como si estuviéramos muertos, y recordó la frase de Nietzsche que dice: “En todo hombre hay un niño que desea jugar”. Así mismo la famosa frase de Goethe “El eterno Femenino” fue sustituida por lo “Eterno Juvenil”, que debía prevalecer en todo ser humano.
A continuación, Michael Ende hizo notar la excesiva politización de la literatura, sobre todo en su país, la Alemania Federal, y el mensaje social e ideológico de la mayor parte de los libros, incluidos los infantiles. Michael Ende dijo que él por el contrario, se entregaba l libre juego de la imaginación y de la creatividad, lo cual pudiera ser malinterpretado.
Citó a Schiller en sus Cartas sobre la educación estética del hombre, para indicar que la Belleza era su objetico, ya que la Belleza nos ennoblece y libera al hombre de cualquier atadura. La Belleza nos hace libres, y según Schiller y el propio Ende, ella es la suprema norma ética. A esto añadió, citando a André Breton, que lo maravilloso es siempre bello, lo que explica la génesis de La historia interminable, que trata de dar magia y belleza a la vida, mediante la imaginación y la fantasía.
Proclamar todo esto fue un acto de suprema valentía de Michael Ende, pues su gesto contra corriente, podía ser interpretado como una cómoda fácil posición evasiva, cuando realmente era un canto a la libertad del escritor y del poeta.
El humorismo en los libros infantiles también está estrechamente relacionado con la sociedad, esta misma mecanización de la que hemos hablado antes, es ridiculizada, en algunos libros para niños. Los tópicos, el automatismo, crean un mundo absurdo que hay que denunciar. Ursula Wölfel en el divertido y al mismo tiempo cruel libro, titulado 29 historias disparatas, denuncia al hombre y a la mujer robot.
Política, costumbres, medio ambiente (recuérdense los libros infantiles sobre ecología), planificaciones de tipo universal, proyectos de una época, así como deseos de una sociedad, corrientes culturales se reflejan en los libros infantiles y juveniles de tal modo, que se podrá decir, sin miedo a equivocarse: “Dame este libro de literatura infantil, y te diré a qué sociedad y a qué época pertenecen”.
Si ahora miramos hacia el pasado y analizamos una a una las obras de literatura infantil que han pasado a la historia, es posible que reconozcamos los cambios sociales, las secretas apetencias de cada época, al tiempo que veamos el reflejo de la cultura más representativa, las nuevas corrientes que hubo en cada época.
Mujercitas y Hombrecitos de Luisa María Alcott, vistas a distancias suponen una atrevida concepción de la sociedad a través de una reforma pedagógica, un ensayo de grupo aislado de niñas que se rigen y bastan a sí mismas, y un ensayo de corrección amable de chicos difíciles.
La literatura infantil del Romanticismo se corresponde con el concepto de la cultura romántica, donde el sentimiento es todo, frente al concepto anterior del siglo de la Ilustración y la idolización de la razón.
Los cuentos infantiles del romanticismo se dirigen a la imaginación, a la intuición del niño y encienden su fantasía, que será el principal resorte de su personalidad, en cambio las narraciones lógicas y moderadas del XVIII se dirigían principalmente al ser razonable, dueño de sí mismo.
Si el Robinson de Defoe se tradujo deficientemente fue porque el traductor Iriarte era católico y vivía en una sociedad católica, a la que no le agradaban las digresiones protestantes. Iriarte las suprimió. En la actualidad a algunos editores franceses no les gustan las diatribas antisemitas de Julio Verne y también las suprimen. ¿No es esto un eco de la sociedad donde se publica un libro? Así podríamos analizar más libros.
Por lo que respecta a una literatura infantil de tipo represivo, ésta es la que es, la que fundamentalmente ha dominado desde los orígenes. En el área germánica de la Europa central a se habla de tendencias antiautoritarias en la literatura infantil, y hasta se condena a los autores clásicos por su autoritarismo.
Entre las nuevas corrientes están las tendencias antiautoritarias que se reflejan en libros que proponen la emancipación del niño. En Alemania culmina con la publicación del Anti Struwelpeter. El clásico Struwelpeter ofrecía ejemplos de represión verdaderamente crueles: el ejemplo del niño que por encender una cerilla provocaba un incendio y se quemaba, la caída del niño distraído al precipicio, las tijeras que le cortaban los dedos, mientras caían rojas gotas de sangre. En el Anti Struwelpeter, los mayores, los adultos sufren las consecuencias de sus propias tonterías, y vemos al padre tirarse la sopera encima, volar por los aires arrastrado por su paraguas, y caerse al estanque, mientras el niño le contempla tan tranquilo. La incorporación de los humoristas es muy importante en esta nueva corriente.
Las tendencias emancipatorias se manifiestan en muchos libros. Ya había comenzado en España con los niños terribles que dicen la verdad: Celia, y ridiculizaban los prejuicios de los mayores, Papelucho en Chile, Gian Burrasca en Italia, etc… En una palabra, es el niño emancipado de la tutela autoritaria del mayor y con su propia personalidad y con lenguaje propio, frente al niño perfecto o a la perla del hogar. Sólo diremos que en Alemania, en 1973, se premiaron, principalmente, los libros de contenido emancipador.
Una fuerte corriente realista va unidad a esta literatura antiautoritaria, y tiene carácter informativo. Trata de la problemática de nuestros días, con los conflictos familiares. Es el caso de la autora Ursula Wölfel en su libro Die grauen und die Grünen Felder (Los campos grises y verdes), donde se plantean problemas de padres separados. En España, en la actualidad, falta esta clase de literatura realista y seria.
La nueva problemática juvenil, que surge con los nuevos cambios sociales, marca una corriente en la novelística actual, de gran interés, y que no siempre es apta para todos los países, ya que ofrece conflictos circunscritos a su propio ambiente. De todos modos, se hace notar una corriente común que es la historia del joven o la joven inadaptada, en choque con la sociedad de su tiempo y con la generación precedente. Se plantean problemas sociales, de lucha de clases, de política, de discriminación, de drogas, de homosexualismo, puede verse en las novelas de Odette de Mott (Brasil), donde también se plantea el problema de los niños huidos del norte, de las relaciones dudosas, las bandas, las madres solteras, y se trata de dar a todo soluciones valientes y atrevidas.
Realmente todas estas nuevas corrientes tienen precedentes antiguos; si consideramos el caso de la discriminación, tenemos La cabaña del tío Tom, que los norteamericanos no admiten como literatura infantil, y el antecedente de El vicario de Wakefield de Goldsmith, con el caso de la muchacha seducida y abandonada.
En esta sociedad mudable, en vías de transformación, otra de las nuevas corrientes de la literatura infantil tiene una gran misión que cumplir: ofrecer el panorama de una nueva sociedad, me refiero a presentar un nuevo tipo de protagonista masculino y femenino, o de niño y de niña. Tradicionalmente abundaba una literatura para niños y otra para niñas. De ahí lo que los alemanes llaman Mädchen roman. Realmente si se quiere transformar la sociedad, nada mejor que la literatura. Son necesarios libros que cambian la imagen del hombre y la mujer, o sea del niño y de la niña. Personalmente, yo soy contraria a esta terrible diferencia entre niños y niñas, y creo que es necesario escribir una nueva literatura que proponga nuevos modelos.
Por el sistema de diferenciación se había llegado a crear modelos grotescos: que el niño no debe llorar nunca, que eso es de niñas; que el amor romántico es propio de niñas, que los niños no pueden leer poesía, etc., y estereotipos que se reflejan en actitudes y gestos, tales como que la mujer debe ser salvada por el hombre, con carencia de heroínas. Yo acabo de traducir Das fremde Kind de Hoffmann que es típico de lo que digo. Mientras la niña en cualquier apuro lloriquea y se encoge, el niño es valiente y la defiende. La niña tiene la muñeca, el niño la espada.
Si antes había un Robinson, Scott O’dell ha creado una Robinsona, en La isla de los delfines azules.
Entre las novísimas corrientes, hemos de destacar los libros dedicados a la ecología. En 1974 en Alemania se premiaron los libros donde se destacaba la amenaza al medio ambiente y su protección. Se han publicado una serie de libros dedicados a la ecología. Se han publicado una serie de libros muy hermosos, con escaso texto y profesión de imágenes, en los que se hace evidente al niño la destrucción del paisaje. También se ha utilizado el mismo procedimiento para mostrar los ciclos de la Naturaleza y su continua renovación. Hasta el problema de la contaminación ha sido tratado de manera tragi-cómica en un libro de la Insel donde vemos que los geranios se secan en la terraza y la profesora da clase con una careta. Ejemplos: Die Geranie y Pinotto ecólogo. Al mismo tiempo que la amenaza y la destrucción del medio ambiente, existen libros que señalan la amenaza y la destrucción del individuo, por falta de tiempo, por alienación. Este es el tema de la última novela premiada de Michael Ende, donde se trata de los ladrones del tiempo, y de la niña Momo que devuelve a los hombres el tiempo robado.
Una nueva corriente, que no se puede desconocer ni despreciar, es la relación de la literatura infantil, del libro infantil con los métodos audiovisuales. El libro de imágenes sin texto debe ser tenido en cuenta pero aquí cabría ya preguntar si no estamos ya fuera de la literatura infantil, aunque siga siendo un libro para niños. Es el mismo caso del libro-juguete, con las páginas intercambiables. El libro-disco, el libro con diapositivas, y el libro casette son novedades y marcan una nueva corriente que no se puede desconocer. Como es natural el libro de bolsillo es el rey de las publicaciones y el álbum ilustrado.
Hay que estimular todas estas tendencias de experimentación, pues realmente frente a un estancamiento tradicional, la misión del escritor y del editor es abrir nuevos caminos, probar nuevas experiencias para que la literatura infantil y juvenil se revitalice, y se logren rumbos inéditos para la literatura infantil.
Y finalmente quiero dedicar unas palabras a lo que los alemanes llaman Unterhaltung Literatur es decir la literatura de entretenimiento que está en las nuevas corrientes y tiene cierta relación con la tendencia antiautoritaria. Si las antiguas autoridades decían que el niño debería leer para formarse, para educarse, para aprender, ahora se ha llegado a la conclusión de que el niño también necesita entretenerse, divertirse, en el más alto sentido de la palabra.
Después de las tareas pedagógicas, de la didáctica utilitaria, el niño necesita libros bellos, que le distraigan y le hagan pasar un buen rato. La actividad creadora del niño se desarrolla al máximo, en el puro entretenimiento.
Esto puede aplicarse también a otras áreas del arte. Recientemente Arthur Miller ha reconocido que el teatro tiene el fin de entretener, de pura diversión.
Los padres tienen la obligación de entretener a sus hijos, proporcionándoles literatura infantil que les divierta. La lectura, entonces sería como un juego, y el niño jugará leyendo.
La imaginación, la fantasía se desarrollará espléndidamente en estas lecturas divertidas, que los antiguos llamaban lecturas recreativas. A través de los libros leídos por placer, el niño tendrá un conocimiento del mundo y de sí mismo. El niño se sentirá feliz con la hermosura de estos libros que lee con gusto. Así pues, la Unterhaltung Literatur, la literatura de entretenimiento, tiene por lema “La mejor manera de formar es entretener”.
MUY BUEN TEMA ME GUSTO MUCHISIMO
ResponderEliminarMe alegra saberlo, gracias por comentar.
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