Imagen: Roch Urbaniak
Las actitudes colectivas de sistemas específicos culturales de creencias, construyen percepciones del tiempo, de la muerte y su relación con la vida. La filosofía comparada, que explora las ideas y actitudes distintivas que diferencian los sistemas culturales de creencias, proporciona una lente para investigar el puente que construye Ende entre las creencias occidentales y las orientales del tiempo, la vida y la muerte. David Wong presenta en su artículo Comparative Philosophy: Chinese and Western para la Stanford Encyclopedia of Philosophy, los desafíos que surgen al "reunir tradiciones filosóficas que se han desarrollado relativamente aisladas unas de otras"; sin embargo, continúa sugiriendo los beneficios de la filosofía comparada, como “la forma en que fuerza la reflexión sobre las agendas y suposiciones más profundamente arraigadas y de otro modo incuestionables” y la conclusión a menudo alcanzada de que “las tradiciones [de diversas culturas] en realidad interactúan y se enriquecen mutuamente”. Al unir las diferencias entre los puntos de vista filosóficos occidentales y orientales, las dos novelas de Ende demarcan lo inestable y cuestionable de las construcciones sociales del tiempo, la vida y la muerte. Al hacerlo, aportan lo que Nancy Huse identifica como un elemento clave en fantasías contemporáneas como Momo: "la naturaleza sistemática del lenguaje como un medio para liberarnos de la prisión de nuestras percepciones"(31). Las estrategias metafóricas analizadas en este capítulo emplean el lenguaje de maneras que abren perspectivas alternativas sobre el tiempo, la vida y la muerte que están en línea con los esfuerzos contemporáneos en el campo de la filosofía comparada.
La expansión de imágenes y metáforas de Ende, refleja su preocupación por liberar la comprensión de la espiritualidad oriental de la prisión creada por las percepciones sesgadas occidentales como la suya ("Mariko Sato"), que está en consonancia con las obras del siglo XXI de filósofos comparativos como Hans-Georg Moeller con su Daoism Explained: From the Dream of the Butterfly to the Fishnet Allegory, una buena introducción al pensamiento taoísta que proporciona a los lectores occidentales reinterpretaciones de imágenes, mitos, metáforas y alegorías taoístas clásicas, no cargadas por las presuposiciones filosóficas occidentales tradicionales.
El punto central de la filosofía zen y el de las dos novelas de Ende, es la búsqueda de la iluminación espiritual. La espiritualidad zen destaca que "el proceso de descubrimiento de la sabiduría culmina en la dimensión experiencial" (Nagatomo). El fundador japonés de la escuela Soto Zen en el siglo XIII, el maestro Dögen, sostenía que la sabiduría espiritual implica "aprehender plenamente que el nacimiento y la muerte son en sí mismos nirvana" (Dögen 22), con lo que se refería a la iluminación, un estado en el que Ende estaba muy interesado en explorar. Una perspectiva zen sobre la muerte y el crecimiento espiritual implica "darse cuenta de que la vida y la muerte son una combinación de condiciones que se manifiestan ante nuestros ojos" (Dögen 88). En su artículo Momo, Dogen and the Commodification of Time, los eruditos en filosofía y literatura Linda Goodhew y David Loy discuten las "profundas resonancias entre la visión del tiempo según Ende en Momo y la perspectiva budista sobre el tiempo"(97). A diferencia del análisis de Goodhew y Loy, este capítulo enmarca a Momo y La historia interminable dentro del campo de la literatura infantil, destacando la introducción de Ende del punto de vista zen sobre la muerte y la temporalidad en la tradición occidental. Aunque algunos estudiosos de la literatura infantil han considerado las obras de Ende como cuentos de hadas educativos y de ficción fantástica contemporánea, ninguno ha abordado el elemento de la espiritualidad oriental. Este capítulo se centra en la manera en como el punto de vista filosófico de los textos de Ende desafía la percepción normativa occidental de la relación entre tiempo, vida y muerte, examinando las aventuras espirituales de los protagonistas, aventuras que aclaran las ideas acerca de las reflexiones zen sobre el tema.
En las tradiciones occidentales, el tiempo que puede ser medido suele denominarse kronos, tomando prestado el término del mito griego en el que el dios del tiempo (Kronos) devora a sus propios hijos al nacer. Este mito, que a menudo se considera como la realización de un deseo humano profundamente arraigado de escapar del tiempo, muestra una obsesión que parece incluso más fundamental que la aparente necesidad de la humanidad de regular y ordenar su tiempo de vida a través de unidades lineales medibles de segundos, minutos, horas, etc., comenzando con el nacimiento y terminando con la muerte. Como Maria Nikolajeva demuestra a lo largo de From Mythic to Linear: Time in Children's Literature, el deseo de escapar del kronos y así evitar el envejecimiento y la muerte ha sido ilustrado abundantemente en textos literarios y específicamente en la literatura infantil como lo ejemplifican (entre otros) Peter Pan, Pippi Calzaslargas y El Principito. A diferencia del kronos, el tiempo lineal y medible; el kairos denota tiempo cíclico y reversible donde incluso la muerte es transitoria. En la literatura occidental, demuestra Nikolajeva, el punto de vista normativo se enfoca en el tiempo lineal (kronos). La percepción del tiempo como cíclico a menudo se considera arcaico (Mythic 5-7). En Momo y La historia interminable, Ende sopesa las ventajas y desventajas de ambas temporalidades, pero da prioridad al tiempo cíclico, destacando la idoneidad, en términos de crecimiento espiritual, de percibir el tiempo como una fusión de vida y muerte, en la línea del maestro Dögen que habla de "ser-tiempo" (U-ji), para indicar la inseparabilidad [del espacio-tiempo]; el ser no puede estar separado del tiempo, y el tiempo no puede estar separado del ser" (Nagatomo).
Aunque pueda parecer que Momo se adhiere al patrón típico de la literatura infantil occidental -hogar-salida-hogar- análogo a la maduración del niño protagonista (Reimer 107), la perspectiva filosófica de Ende cuestiona esta estructura normativa. Momo sale del escenario inicial de la novela, un anfiteatro en ruinas que es su hogar, viaja lejos de casa para derrotar a los malvados hombres grises y finalmente, regresa al anfiteatro. Pero el viaje aventurero de Momo implica no solo este viaje físico, sino también experiencias místicas formativas. En La historia interminable, desafía la estructura normativa de una manera diferente: es una novela de metaficción que, en cierto nivel, narra las aventuras de Bastián; sin embargo, en otro nivel, la novela trata (y es) un libro misterioso y cautivador titulado "La historia interminable”, una tierra llamada Fantasia, donde una fuerza misteriosa, la Nada, amenaza la vida de su Emperatriz y de toda la población, una situación en la que Bastián se ve atraído para garantizar el bienestar de la Emperatriz y por tanto, de Fantasia. La narración de La historia interminable y "La historia interminable" refleja la búsqueda de Bastián de su propia identidad a través de la experiencia mística. Nikolajeva argumenta que, en la ficción infantil occidental tradicional, cuando el niño protagonista regresa después del viaje de aventuras todavía siendo un niño, puede entenderse como la incapacidad del protagonista para aceptar la necesidad de dejar atrás la infancia y aceptar que la muerte es inevitable, consecuencia del proceso de envejecimiento: "cuando se piensa en el tiempo como lineal... el crecimiento, el envejecimiento y la muerte pueden causar preocupación” (Growing Up 114)
En el primer libro, el amigo de Momo, Beppo, un viejo barrendero, le brinda a la niña una analogía concreta, ejemplificando que solo al adoptar una actitud de fluir en el tiempo, podrá vivir en plenitud. La ocupación de Beppo demuestra que únicamente a través de la concentración plena en los eventos y acciones que constituyen la vida, incluso el barrido mundano de un camino, se puede lograr el disfrute y la armonía con el tiempo. Conversando con Momo, Beppo opone su forma de vivir y trabajar a una actitud sobre el tiempo que hace infeliz a la gente, una actitud que no se centra en el evento en sí mismo sino en hacer que el evento transcurra en el tiempo. Comienza observando: "A veces tienes ante ti una calle larguísima. Te parece tan terriblemente larga, que nunca crees que podrás acabarla". La consecuencia es que "entonces te empiezas a dar prisa, cada vez más prisa. Cada vez que levantas la vista, ves que la calle no se hace más corta. Y te esfuerzas más todavía, empiezas a tener miedo, al final estás sin aliento. Y la calle sigue estando por delante." La alternativa que recomienda Beppo a Momo es "nunca se ha de pensar en toda la calle de una vez. Sólo hay que pensar en el paso siguiente, en la inspiración siguiente, en la siguiente barrida. Nunca nada más que en el siguiente.” (35-36) En adelante, la historia describe la forma de vida de Momo como un reflejo del consejo de Beppo, dado que Momo se enfoca totalmente en lo que hace en cada momento sin preocuparse por el tiempo que le toma o los resultados que pueda obtener.
Tanto la búsqueda de Momo como la de Bastián son espirituales en el sentido de que, para crecer espiritualmente, ambos necesitan comprender que la vida y la muerte existen en todo momento; sin embargo, mientras que Bastián es un niño que representa al lector común en una búsqueda individual de identidad que lo ayudará a salir del callejón sin salida de su vacío espiritual, Momo y su búsqueda adquieren dimensiones míticas que representan una lucha colectiva deseable contra lo que se presenta como una actitud dañina acerca del tiempo. Momo denuncia así el vacío espiritual como un problema social. La ciudad anónima donde viven Momo y sus amigos, representativa de la sociedad moderna, pasa de ser un lugar vibrante a un espacio urbano triste y sin vida como consecuencia de la creciente presencia del ejército de hombres grises y sus exigencias tiránicas que implican un lavado de cerebro para ahorrar más y más tiempo. La sombra gris que contamina la ciudad de Momo es casi idéntica a la Nada que invade el atemporal e "ilimitado reino de Fantasia." (36) en La historia interminable, una rica tierra de fantasía llena de maravillas, queda reducida a un "grano de arena" tras la invasión de la Nada; sin embargo, cuando la Emperatriz Infantil le da a Bastián ese último grano, este es capaz de transformarlo en "una semilla luminosa" que inmediatamente comienza a brotar (205) y salvar a Fantasia a través de sus poderes de imaginación, esto es una validación de la imaginación del niño común para desafiar el vacío espiritual.
El poder mágico de Momo reside en su capacidad para percibir el tiempo de manera diferente a la de los hombres grises y la consiguiente disposición a tomarse el tiempo para escuchar, comprender e interpretar lo que escucha. Debido a que Momo ha sido elegida para ver la verdad y combatir la falsedad, muchas de sus acciones son las de un personaje mesiánico con rasgos idealizados, estatus que se confirma cuando el profesor Hora, su guía espiritual, le revela la verdad sobre el tiempo y la muerte: "En cada hombre existe ese lugar, en el que acabas de estar. Pero sólo puede llegar a él quien se deja llevar por mí. Y no se puede ver con ojos corrientes." (148). Como en un cuento de hadas, el profesor Secundus Minutus Hora asume el papel de un hombre sabio cuya función es ayudar a la heroína Momo a lograr su misión de devolver el tiempo robado a la gente. El profesor Hora, un sabio eterno, personifica la iluminación espiritual que, en Momo, al igual que en la filosofía zen, se opone al deseo de controlar el tiempo y al miedo a la muerte. Hora le enseña a Momo que, cuando las personas no entienden lo que es el tiempo, se ven obsesionadas por el miedo a la muerte: "Yo se los digo con cada hora que les adjudico [el significado de la muerte]. Pero creo que no quieren escucharlo". En respuesta a la pregunta de Momo "¿Eres tú la muerte?" El profesor Hora responde: "Si los hombres supiesen lo que es la muerte ya no le tendrían miedo. Y si ya no le tuvieran miedo, nadie podría robarles, nunca más, su tiempo de vida.” (144). En ambas novelas, la facultad de percibir el tiempo fluido se celebra y se presenta como una respuesta natural de los niños, algo que la investigación en psicología infantil ha demostrado (Droit-Volet 229-30). Sin embargo, con La historia interminable, la narrativa enfatiza que mantener esta capacidad, que es la respuesta natural de un niño, es compatible con convertirse en adulto. La novela ilustra que, cuando esta forma de percibir la existencia se logra a través de la experiencia de la meditación o el viaje introspectivo, esta percepción se mantiene para toda la vida. Así, al final de La historia interminable, Bastián conserva el conocimiento profundo obtenido a través de sus aventuras en Fantasia para vivir su vida más plenamente como adulto y compartir la alegría que produce esta comprensión con otras personas (435).
Lograr el crecimiento espiritual (y la alegría) que sigue al rechazo de una percepción del tiempo como kronos -un camino lineal donde la vida termina en la muerte- no refleja un deseo latente de permanecer joven para siempre o de vencer a la muerte. Aunque hay personajes importantes en ambos textos -la propia Momo y la Emperatriz Infantil de La historia interminable, que es la fuente de vida de Fantasia y que representa la imaginación de Bastián- encarnando al idílico eterno infantil, la madurez espiritual requiere la aceptación de la no permanencia que caracteriza la existencia, tal como sostiene la filosofía zen. Ambas novelas retratan esta idea como lo opuesto al anhelo de la eternidad. Momo entiende que la eternidad no es un estado que anhelar, que la muerte es necesaria y no se puede separar de la vida, cuando es testigo de la naturaleza no permanente de las flores del tiempo [flores horarias]. La tarea fundamental de Bastián en La historia interminable es detener "el ciclo del Eterno Retorno", los mismos eventos que se repiten una y otra vez, y así evitar que la historia sea "interminable", es decir, inmutable y permanente (195, 198). El Viejo de la Montaña Errante advierte: "Entraremos en el círculo del Eterno Retorno. Y de él no se puede escapar", pero la Emperatriz Infantil responde que "si el héroe [Bastián] viene a nosotros, una nueva vida puede nacer. Ahora la decisión es de él" (195)
Centrarse en un personaje que encarna la imagen del eterno infantil, se ve a menudo en la literatura como un reflejo de la visión nostálgica de la infancia del autor adulto o una idealización romántica de ella. Sin embargo, en Momo, la imagen del eterno infantil es subversiva, ya que Momo es un personaje alegórico y por lo tanto impersonal, que encarna la capacidad natural del niño para vivir en el presente y fluir en el tiempo. En Momo, los niños son los enemigos naturales de los villanos, los alegóricos hombres grises, que creen que "nadie resulta tan peligroso para nuestro trabajo como los niños" (106). Dado que Momo es una idealización de la capacidad de los niños para fluir en el tiempo, los hombres grises le tienen un miedo especial y necesitan hacer la guerra, otro elemento alegórico, contra ella.
En La historia interminable existe un personaje que comparte las características de Momo, la Emperatriz Infantil. Ella también es la idílica niña eterna que nunca envejece. Al no ser el personaje principal, como lo es Momo, ella no es quien lucha contra los peligros ni obtiene conocimiento a través de sus experiencias. La Emperatriz Infantil representa alegóricamente la imaginación de Bastián. Por lo tanto, a diferencia de Momo, la capacidad de fluir en el tiempo y la circularidad del tiempo que esta niña idílica representa, se externalizan en el personaje infantil principal, Bastián, un niño ordinario. El mundo interior creativo de Bastián, reflejado en la imagen de la Emperatriz Infantil, no está sujeto al tiempo lineal. La experiencia de Bastián en el encuentro con la Emperatriz Infantil y el contacto directo con la representación alegórica de su fuerza creativa interior, inspira y marca su entrada en el mundo ficticio y su comprensión del tiempo suspendido. Esta escena se describe como una experiencia mística de alegría y amor:
Todos sus miedos y congojas lo habían abandonado. Sólo los recordaba como algo que hubiera ocurrido hacía mucho tiempo. Se sentía de un humor tan alegre y ligero que hasta se reía en voz baja. No sentía ya el peso de su propio cuerpo. Tanteó con las manos a su alrededor y se dio cuenta de que flotaba. No había ya colchonetas ni suelo firme. Era una sensación maravillosa y desconocida, un sentimiento de ingravidez y de una libertad sin fronteras. Nada de lo que antes lo había oprimido y coaccionado podía afectarlo ahora. ¿Flotaba al final de alguna parte del Universo? Pero en el Universo había estrellas y Bastián no podía ver nada parecido. Sólo aquella oscuridad aterciopelada en que se sentía mejor de lo que se había sentido en su vida. ¿Estaría muerto? (203)
Los hombres grises y la Nada, enemigos de Momo y Bastián respectivamente, representan metafóricamente la muerte del espíritu, el vacío espiritual que evoluciona como un fenómeno progresivo y omnipresente. En Momo, los hombres grises son un personaje colectivo con una actitud compulsiva indiscutible sobre el tiempo. Mientras que Momo personifica la actitud zen hacia el tiempo que la novela propugna, como el 'tiempo-ser', por lo tanto, algo que no puede ser quitado de uno mismo; los hombres grises encarnan la actitud compulsiva de controlar el tiempo y atribuirle un valor material, un reflejo del miedo a la muerte: "Nadie sabía apreciar tan bien el valor de una hora, de un minuto, de un segundo de vida, incluso, como ellos.” Son expertos, no en la muerte física, sino en la depresión o falta de vitalidad y alegría. La muerte física, a su vez, no se describe como un acontecimiento dramático y repentino, sino como un desvanecimiento. Por ejemplo, cuando los hombres grises ya no tienen cigarros, simplemente se disipan, "haciéndose más y más transparentes hasta que finalmente se desvanecen." (221-22) De manera similar, en La historia interminable, el inminente deceso de la Emperatriz Infantil se describe como "sin fiebre, sin hinchazón, sin sarpullido, sin inflamación. Parece que se está desvaneciendo, nadie sabe por qué" (37).
El ÁURYN, un talismán circular formado por dos serpientes que se muerden la cola, simboliza que el tiempo es circular y no se mueve linealmente. El ÁURYN funciona como una herramienta de guía en el viaje espiritual de Bastián. Es un amuleto que a menudo se lleva en una cadena alrededor del cuello y al ser el emblema de la Emperatriz de Fantasia, protege a quien lo lleve. La cualidad interminable que representa ÁURYN también puede tomarse como un símbolo del eterno retorno (los mismos eventos que se repiten perpetuamente una y otra vez), pero la novela indica que se trata de una percepción errónea y peligrosa. Dado que la narración destaca que la no permanencia y no la perpetuidad es lo que caracteriza la existencia, Bastián debe romper el círculo del eterno retorno para permitir que la historia sea abierta y cambiante.
Dos metáforas que ilustran las experiencias místicas de Bastián y Momo se describen en términos notablemente análogos. La aventura que le permite a Momo derrotar a los malvados hombres grises y restaurar la paz inicial que la historia describe en sus primeras páginas, implica un viaje y una visita a la residencia del profesor Hora, quien reside al borde del tiempo en La Casa de Ninguna Parte, de donde "viene todo el tiempo del mundo." (142) El profesor Hora ilumina a Momo para que vea y comprenda el significado de la muerte a través de una experiencia mística. También usa su poder para abolir el tiempo y permitir que Momo derrote a los malvados hombres grises. La tortuga mágica de Hora, Casiopea, es la encargada de llevar a Momo con el profesor Hora en la primera etapa del viaje que permitirá que la niña sea consciente del significado de la muerte. Significativamente, cuando Momo pregunta cómo encontrar al profesor Hora, la tortuga escribe en su caparazón mágico: "El camino está dentro de mí" (206), un medio particularmente zen para alcanzar la iluminación.
Casiopea no solo articula, sino que también encarna, una perspectiva zen sobre la búsqueda del crecimiento espiritual y su relación con el movimiento del tiempo. Como reflejo de la comprensión de la temporalidad de Dogen, el tiempo para Casiopea no es análogo al movimiento lineal. Para Dögen, "el tiempo no se mueve en absoluto en el sentido convencional. El mundo entero se mueve, pasa, tiene lugar dentro de sí mismo, una y otra vez." (Stambough 45)
En la residencia del profesor Hora al borde del tiempo, Momo emprende otra etapa de su viaje espiritual cuando visita una magnífica cúpula donde reside el tiempo. Para que Momo experimente el significado del tiempo en relación con la vida y la muerte y para ilustrar que comprende la naturaleza de la muerte -eliminar el miedo a ella-, el profesor Hora la transporta a una cúpula que le parece "tan grande como el firmamento" con una "abertura circular por la que caía, vertical, una columna de luz sobre un estanque igualmente circular, cuya agua negra estaba lisa e inmóvil como un espejo oscuro.” Un importante ritual de renacimiento, de "despertar existencialmente desde el interior", como dice Dögen. Las dos serpientes, que forman el enorme portal ÁURYN, custodian la fuente del Agua de la Vida. Bastián salta dentro de la fuente y bebe de esta agua, experimentando "la alegría de vivir y la alegría de ser él mismo".
El énfasis zen de la experiencia y la no permanencia impregna la forma en que Momo y La historia interminable llegan a su fin. Los últimos pasajes de ambas historias privilegian la experiencia de la lectura, sobre lo estático de la historia escrita y resaltan la no permanencia al cuestionar la estabilidad. Al final de La historia interminable, varios pasajes sugieren que la historia no es estática sino cambiante y abierta a la nueva vida que cada experiencia de lectura le aporta. De forma análoga, cuando la palabra "FIN" aparece en el caparazón de Casiopea para concluir Momo, las palabras son "sólo visibles para quien ha leído esta historia." (236) Incluso después de que la palabra "FIN" ya ha aparecido en el último capítulo, un "Breve epílogo del autor" destaca la relevancia de una percepción del tiempo que subvierte el deseo recurrente de escapar del kronos (del envejecimiento y la muerte) comúnmente representado en la literatura infantil tradicional.
Este episodio tardío, relata vívidamente en primera persona, un encuentro entre el narrador y un hombre extraño cuya descripción coincide con la del profesor Hora; además, al narrador le resulta imposible determinar su edad, ya que el hombre es un anciano al momento de conocerlo y aparece muy joven al momento siguiente. ¿La reaparición física de esta figura mítica atemporal reanuda el énfasis de la historia en un estado de tiempo cíclico? donde el envejecimiento e incluso la muerte son transitorios, puesto que Hora simboliza una percepción opuesta a la representación por excelencia de la visión lineal occidental dominante del tiempo, el mito griego kronos.
Una lente filosófica comparativa demuestra cómo el trabajo de Ende aporta un punto de vista filosófico oriental a la ficción infantil occidental contemporánea, que a menudo se centra en la maduración de los personajes basada en una percepción del tiempo como lineal. La singularidad de las novelas de Ende y de este tipo de lectura es que, perfilan los elementos y experiencias místicas formativas, que facilitan el despertar espiritual de los protagonistas a través de recorridos existenciales cíclicos-místicos. La maduración no está asociada con el envejecimiento, sino con la toma de conciencia de que, solo a través de la iluminación puede la humanidad liberarse de la percepción de la vida y la muerte como antagónicas, reconocer y aceptar que el tiempo es a la vez vida y muerte en concierto.
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