31.3.21

La historia interminable: la Nada, Japón, la búsqueda de nuevos valores y la importancia de lo fantástico.

Texto: Alessandro Montosi en Ale Montosi blog
Imagen: SebastianMeschenmoser

 

El estudio sobre La historia interminable de Michael Ende (1979) continúa, después de la comparación entre el libro y el largometraje dirigido por Wolfgang Petersen en 1984, el estudio sobre el origen italiano del libro y las explicaciones sobre la representación de la Nada en la película, es el momento de conocer la visión de Ende sobre su novela, de dónde surge la importancia que le dio a la búsqueda de nuevos valores para la sociedad contemporánea, su preciado apoyo hacia las Humanidades (literatura, filosofía, arte) y las razones por las que, según él, el género fantástico tiene igual dignidad con respecto a las obras "políticamente comprometidas".

Esta profundización del pensamiento de Ende es posible gracias al libro Storie Infinite de Saverio Simonelli (Rubbettino, 2010). Este volumen recopila diversos textos firmados por Ende entre 1982 y 1994, incluyendo su discurso titulado "¿Por qué escribo para niños?" [Sobre el eterno infantil] expuesto durante la vigésima reunión anual de la Organización Internacional para el Libro Juvenil (IBBY) celebrada en Tokio en 1986 y que tuvo como tema principal la pregunta "¿Por qué escribes para niños? Durante ese discurso -de libre lectura en inglés en el archivo público del IBBY-, Ende aprovechó para reiterar públicamente lo difícil que fue para él terminar La historia interminable, una obra cuyo núcleo resumió de la siguiente manera: "Un chico encuentra un libro en dónde se encuentra él mismo, literalmente, dentro de la historia y deberá enfrentar los problemas que esto le acarrea”.
 

La historia interminable según Ende
El punto de vista expresado por Ende sobre su libro es particularmente importante, porque permite obtener una clave de lectura con la que interpretar correctamente La historia interminable, entendiendo lo que el autor quiso decir con la amenaza de la Nada:

De hecho, es la historia de un niño que, en una sola noche de crisis, una crisis vital, pierde su mundo interior, su mundo de mitos, que se disuelve en la nada y se ve obligado a arrojarse dentro de esa nada. Eso es lo que tenemos que hacer los europeos. Hemos llegado al punto cero, hemos logrado disolver todos los valores y ahora tenemos que lanzarnos, solo si tenemos el valor, a la Nada, para poder despertar las fuerzas creativas más internas y peculiares y construir una nueva Fantasia, es decir, un mundo de valores.

(Die Archäologie der Dunkelheit: Gespräche über Kunst und das Werk des Malers Edgar Ende)


Buscando nuevos valores
La importancia de la investigación y la creación de nuevos valores fue un tema muy querido, por Ende, tanto que también lo expuso en su citado discurso en la conferencia de Tokio:

Los valores no existen por sí solos, no son por así decir innatos y obvios, sino que los valores tienen que ser creados y constantemente renovados, para que existan. Toda crítica social parte de un valor común, el valor del hombre. La misión de los poetas es crear y recrear ese valor: cada uno a su manera, cada uno en su época y su cultura. Si no lo hacen, ese valor pierde rapidísimamente color y perfil, pierde realidad, y la consecuencia es el salvajismo y la brutalidad. Los escritores y artistas que se complacen en degradar y destruir cada vez más, en nombre de un muy dudoso amor a la verdad, el valor del hombre puede que tengan mucho éxito en nuestra actual civilización del puro intelectualismo, pero lo que están haciendo, en realidad, es destruir la base sobre la que ellos mismos descansan.
[Sobre el eterno infantil, Carpeta de apuntes]

El hecho de que, durante su intervención, Ende hubiera abordado temas con importantes implicaciones políticas como la falta de valores y la necesidad de crear nuevos valores en el mundo contemporáneo, asombró a sus lectores japoneses, quienes, hasta entonces, lo consideraban como un simple escritor para niños. Jingu Teruo (traductor y profesor universitario especializado en literatura infantil), en su introducción al discurso de Ende, explica que el hecho de que el escritor alemán tratara temas tan importantes es "lo que debería ser la literatura para niños; literatura con grandes temas expuestos en forma simple. Cuando miramos en la historia de la literatura infantil, encontramos que cada nación ha tenido su propio punto de inflexión. Por ejemplo, en 1960 en Japón, cuando Miyoko Matsutani público Taro, el niño dragón [inédito en Italia], fue el punto de inflexión en la literatura infantil japonesa”. Teruo continúa citando a Andersen, C.S. Lewis y Tolkien como ejemplos adicionales de autores revolucionarios, y luego agrega: “creo que el trabajo de Ende es igualmente histórico, marca un punto de inflexión y nos hace cuestionar nuevamente el papel de la literatura infantil, especialmente el género de fantasía".
 

Una cultura internacional, sin fronteras
Como ya se explicó en los artículos del blog anteriores relacionados con Ende y La historia interminable, el autor alemán y su obra gozaron de un fuerte aprecio por parte del público japonés, despertando también el interés de los estudiosos de la tierra del Sol Naciente. Consciente de su éxito japonés, Ende habló de ello directamente en uno de los escritos presentados en Storie Infinite, aprovechando la oportunidad para ilustrar su visión a futuro de una nueva cultura compartida por pueblos de diferentes naciones, que sustituirá a las culturas nacionales hasta ahora existentes:

Creo, sin embargo, que en el futuro todo lo que el mundo ha producido hasta ahora en forma de culturas nacionales (...) desaparecerá gradualmente. A lo largo de la historia futura de la humanidad tendrá cada vez menos peso. Aunque por cultura entendemos una serie de estilos de vida comunes, ciertamente, la cultura no puede entenderse como algo que todos se aplican a sí mismos. Una cultura es un patrimonio que muchas personas tienen en común y que se basa en algo compartido, sin embargo, en el futuro, ¿desde dónde desarrollaremos este patrimonio compartido? La idea de una comunidad primitiva basada en la sangre desaparece, de hecho, debe desaparecer. La herencia compartida se encontrará entonces en lo espiritual, en las imágenes que preceden a los conceptos. Entre toda la humanidad, estas imágenes son sorprendentemente similares.
Un traductor japonés me dijo que un libro como La historia interminable es mucho más fácil de entender que la Lección de alemán por Lenz [Siegfried Lenz], que para los japoneses es un libro exótico, tanto que tienen que dedicarse con gran compromiso y esfuerzo en su lectura para comprender todo el entorno allí descrito. Mientras que, comprenden muy bien el tema del dragón de la suerte y el Oráculo del Sur porque conocen y tienen temas similares. Una confirmación más, de que la llamada literatura fantástica o las fábulas y mitos de todos los pueblos y de todos los tiempos, son sorprendentemente similares en su estructura. Por supuesto, las historias individuales son diferentes, pero cuando tomamos un mito indio, egipcio o griego, estamos obligados a reconocer que la estructura de estos mundos es sorprendentemente similar

(Storie Infinite)



La importancia de los cuentos de hadas y lo fantástico
Los cuentos de hadas y mitos antiguos difundidos bajo diferentes formas por todo el mundo, constituyen parte del material en el que Ende se basó para la creación de La historia interminable, convirtiéndola así en una obra accesible a lectores de todos los países. El escritor alemán enfatizó la importancia real de esas obras antiguas, para superar el prejuicio académico, crítico y popular que las considera, junto con todos los relatos recientes que contienen elementos fantásticos, sólo "cosas para niños":

Antes existían los cuentos, pero éstos de ninguna manera eran «sólo para niños» (…) Los autores anónimos de los cuentos eran en realidad hombres sabios que sabían muy bien, hasta en el menor detalle, lo que decían (…) Aquel mundo era igualmente habitable para adultos y para niños, las diferencias consistían únicamente en el grado de saber y de sabiduría.
Yo me pregunto muy en serio si una historia como la Odisea -suponiendo que aún no existiera y que fuese escrita por un Homero de hoy- podría aparecer hoy en letra impresa de otro modo que provisto de la etiqueta disculpadora «libro infantil». Pues ese libro rebosa de gigantes, reyes de los vientos, hadas hechiceras y otros personajes «no-realistas». Incluso el Fausto podría ser ofrecido hoy únicamente como fábula teatral, pues todo hombre de hoy, ilustrado por la ciencia, sabe que no existe el diablo y que por consiguiente tampoco se puede hacer un pacto con él.
[Pensamientos de un indígena centroeuropeo, Carpeta de apuntes]



La literatura fantástica, política y "comprometida"
Como ya dije previamente en el blog, Ende tuvo que salir de Alemania Occidental debido al clima cultural muy hostil hacia quienes, como él, escribían obras fantásticas dirigidas a los niños. Esto le llevó a trasladarse a Italia, país donde escribió Momo (1974) y La historia interminable. A pesar de los prejuicios de los intelectuales alemanes, fueron precisamente esos dos libros firmados por Ende los más apreciados por los universitarios alemanes, quienes incluso alardearon de ellos en una manifestación pacifista que se celebró en Bonn el 10 de octubre de 1981.

Recordando esa política y esas críticas, Ende se expresó de la siguiente manera:

La idea de que un escritor o un artista deba mostrar algún elemento que tenga que ver directamente con la política. A menudo he arremetido contra esa tontería (...)
La relación entre cultura y política es percibida por nuestros pensadores como algo muy cercano [lamentablemente una mentalidad muy extendida también en Italia]. En cambio, pienso que entre estos dos territorios hay muchas otras regiones. Soy de la opinión de que, si realmente quieren cumplir una función política, el arte y la literatura deben hablar de cosas distintas a los contenidos inmediatamente políticos. El arte y la literatura deben crear formas y contenidos para las conciencias que posteriormente, a través de la acción de los hombres, también se materialicen políticamente.
No quiero decir con esto que no deba haber necesariamente nada político en el arte y la literatura (...) Pero el arte o la poesía son el todo, porque algo mucho más universal está en su centro: lo humano. Este es un concepto que queda vacío si no se reformula continuamente. El hombre debe darse una forma, porque no la posee de origen como el animal. La conciencia general de un pueblo no está dada por la naturaleza, sino que es una cuestión de desarrollo histórico, es producto de la cultura que es creada por los hombres. Esta conciencia se refleja en formas políticas y aspiraciones políticas y asume allí una conformación social, aunque ese no sea su lugar de origen” 

(Storie Infinite)



El papel de las ciencias humanísticas y la poesía
Según Ende, la literatura, la poesía y las humanidades (como la filosofía o las disciplinas artísticas) ligadas a ellas, pueden y deben jugar un papel esencial dentro de una sociedad, ya que, según la opinión personal del escritor, la degradación de las consideraciones hacia ellas (también debido a individuos que las representan de manera inadecuada) puede corresponder a una degradación igualmente social, mental y cultural de un pueblo, como en el conocido caso de la quema de libros nazi o en el de las difíciles condiciones en las que actualmente los sectores de la cultura, la escuela y la universidad de nuestro país se ven afectados por una crisis social y valorativa cada vez más evidente.

El mismo Ende, como ya se explicó, prestó mucha atención a la creación de nuevos valores que describió así:

Nosotros creemos que por eso necesitamos un nuevo género de ciencia, una ciencia que vuelva a fertilizar el desierto de la civilización, una ciencia que haga innecesaria nuestra reserva centroeuropea, que haga que los hombres vuelvan a sentir este mundo como algo suyo, que mida a los hombres con medidas humanas (…) que no supere el intelectualismo mediante la «irracionalidad», sino reflexionando sobre él hasta sus últimas consecuencias, y que -finalmente-, mediante un pensar con más contenido real, o sea, más cercano a la vida, lo vuelva a introducir en el ámbito de la experiencia humana.
La poesía es la capacidad creativa que tiene el hombre de vivirse y de reconocerse a sí mismo una y otra vez en el mundo y al mundo en sí mismo. Por eso toda poesía es, en su esencia, «antropomórfica», o dejará de ser poesía. Y justamente por ese motivo, toda poesía tiene afinidad con lo infantil. Al decir esto no nos referimos únicamente a poesías y libros, sino a formas de vida y explicaciones del mundo accesibles a la experiencia, a la vida (…) Entonces habrá también una ciencia de una naturaleza totalmente distinta, una ciencia que no sólo encuentre verdades con las que los hombres puedan vivir, sino que les ponga al descubierto su verdadero ser humano.
[Pensamientos de un indígena centroeuropeo, Carpeta de apuntes]

Estas y las anteriores declaraciones de Ende, aún brindan muchos puntos de interés y reflexión para todos nosotros, además de permitirnos conocer más profundamente el bagaje cultural e intelectual del autor de La historia interminable, un escritor aún muy infravalorado en nuestro país, quien merece un redescubrimiento por parte de las nuevas generaciones de lectores interesados en la fantasía, así como una mayor atención crítica por parte de los círculos académicos y escolares.



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